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El menú largo de Yolanda Díaz

Un frente amplio por la izquierda, con un Sánchez centrado, amenaza las esperanzas de Casado

SEÑOR DIRECTOR:
En el tablero político español hay una pieza de procedencia gallega a la que en este momento parece aconsejable prestar atención. Es uno de los activos más valorados del Gobierno bipartito. Pudiera reconfigurar la oferta electoral para la izquierda y los progresistas. De plasmarse ante las urnas, repercutiría en las opciones de formar gobierno por Sánchez o Casado. La iniciativa no es indiferente para la derecha.

La vicepresidenta Yolanda Díaz anuncia la estrategia de un frente amplio —sí, suena a Latinoamérica y alternativa al sistema— que agrupe a la izquierda que se sitúa más allá del PSOE. Y, como sugiere Manuela Carmena, que integre a personas sin militancia partidista. "Los partidos son herramientas, lo importante son las personas", declaraba en un entrevista radiofónica Yolanda Díaz.

Ilustración para el blog de Lois Caeiro. MARUXA2Podría decirse, sobre todo con la historia reciente de la política gallega con mareas y alternativas, que no hay grandes novedades. Un viejo periodista que sigue la política española desde antes de la Transición me recordaba, ante mis preguntas sobre esta operación, que al final y sin tardar las aguas electorales vuelven al cauce de los partidos clásicos y esos globos que aparecen en tiempos de crisis se desinflan desde su propio interior. En cualquier caso, no sería un servidor quien le aconseje a usted perder de vista esta iniciativa. Le daré algunas razones, además de la alerta inmediata dentro de la parte socialista del Gobierno.

Recuerde, seguramente ya lo habrá hecho, el diagnóstico de los estudiosos de la demoscopia política ante las desafecciones, crisis y cuestionamientos del actual sistema representativo partidario. Iremos ahí. No olvidemos los riesgos que representan las respuestas mágicas, históricamente trágicas para las libertades, que se anuncian siempre como superadoras de los males de la partitocracia. El proyecto de Yolanda Díaz no decreta la obsolescencia de los partidos políticos en un sistema democrático, como alguien ha sugerido. "Los partidos son importantes, tienen que estar, pero no pueden ser los protagonistas", afirmaba en la entrevista radiofónica que le decía.

Una propuesta así como la que apunta Yolanda Díaz, que no presenta rasgos populistas ("arrinconar el odio", pidió en la fiesta del PCE que reunió gente después de muchos años), daría respuesta a una demanda que existe en el mercado político, por utilizar un símil de Jaime Miquel, uno de experimentados expertos demoscópicos en España. En política hay que dar respuesta a las demandas existentes, a las preferencias ciudadanas, en lugar de lanzar originalidades a cuestiones que no están en la agenda y urgencia de la ciudadanía. Es la publicidad comercial o la propaganda en política, consumistas ambas, las que crean una necesidad que la audiencia no tiene para colocar un producto. En uno y otro caso, son formas de alienación con la política o la economía consumista. El mercado está saturado de productos así, con etiquetas muy atractivas e intocables salvo que uno quiera ser excomulgado.

Resistencias
El proyecto tendrá que superar la resistencia de los egos y de los aparatos de partido a reunirse en el frente amplio de la izquierda. Tendrá que superar la gran prueba de la elaboración de las listas electorales. A ver quién decide qué ingredientes sí y cuáles no entran a formar parte del plato que se presenta para que deguste el electorado. Ese será el momento en el que la presión de la olla alcance el punto máximo. En un proceso parecido, fue cuando Beiras dijo "foi a primeira persoa que a min me traizoou". Y hablaba de Yolanda Díaz. Cuál sería la marca —no partido ni coalición de partidos, se supone por lo que apunta la promotora— que con este proyecto que anuncia la política gallega pida el voto en unas elecciones. Y otra cuestión más, ¿puede sumar este proyecto en territorios como Cataluña, Euskadi o Galicia a las fuerzas nacionalistas de izquierda?

La experiencia política en Galicia en alternativas y mareas, y en problemas de personalismos y candidatura, supondrán una guía para Yolanda Díaz en una ruta sin duda plagada de minas. El frente amplio afecta a Errejón y su construcción de Más País. Ahora que le ha dado perfiles definidores, con el ecologismo como marca, no le ha gustado el proyecto de Yolanda Díaz. Le desvía. Cuando llegue la hora electoral —listas y marca— afectará a las cuadernas de Unidas Podemos, ya sin el liderazgo de Pablo Iglesias. Abandonó. En realidad le tocaba dar un paso atrás, dejar un barco que se hundía cuando él curiosamente alcanzó el puente de mando en el gobierno de España. Le afecta a la Izquierda Unida que Yolanda Díaz dejó. Sigue con la militancia del PCE. Y alcanza al socio de gobierno, al PSOE, que a la hora de presentar el género ante el electorado preferirá, sin duda, siglas y propuestas muy fragmentadas por la izquierda para tocar a rebato a frenar a la derecha con el voto útil a Sánchez. Le escribo a usted en presente, afecta, en lugar de un potencial afectaría, porque algunas reacciones se activaron inmediatamente.

Distancia
La fría foto de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz para visualizar el acuerdo sobre Presupuestos es un aviso. Sentados distantes, ante una mesa limpia, en un espacio vacío, sin contenidos y en lo que parecía y era únicamente una pose fría —un "poneros ahí para una foto" que ordenase alguien—, se ha visto como un freno por parte socialista al protagonismo de la vicepresidenta. Comparto esa interpretación de la imagen de encuentro de mandatarios en la guerra fría: un freno al protagonismo de Yolanda Díaz.

Las encuestas y las valoraciones de los líderes a veces las carga el diablo y no solo el CIS. Sánchez se apresuró a anunciar un bono cultural para los jóvenes —con una absurda polémica sobre las entradas a los toros— y la parte socialista del Gobierno se apuntó al protagonismo del anuncio de una futura ley de la vivienda que exigió Podemos. Por cierto, el anuncio de recurso ante el Constitucional antes de conocerse el contenido de la ley, será una estrategia que entienden únicamente Pablo Casado y sus asesores.

La parte socialista del Gobierno se ha activado para que las políticas sociales no lleven únicamente el sello de Podemos y de Yolanda Díaz, aunque sea la que las impulsa.

Yolanda Díaz supera en valoración al presidente del Gobierno y es con Nadia Calviño, vicepresidenta económica, y Margarita Robles, ministra de Defensa y la voz centrada en la parte socialista del Gobierno, la trinidad que merece el aprobado de los electores en el equipo de gobierno. Yolanda Díaz, negociadora y pactista, no es en la opinión pública ni para importantes agentes sociales el radical-rupturista Pablo Iglesias, al que superó en puntuación de las encuestas cuando aquel estaba en el Gobierno y lideraba Podemos. Yolanda Díaz en la vicepresidencia del Gobierno cambia la percepción que había de Podemos con Pablo Iglesias. De ahí que sus socios de Gobierno vean la necesidad de frenarla. De ahí los riesgos de la operación que solo apuntó.
De usted, s.s.s.

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