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Sin luz en el horizonte de otoño

La urgencia económica no soportaría aplazamientos por razones electorales
El rey emérito Juan Carlos I. ISMAEL HERRERO (EFE)
photo_camera El rey emérito Juan Carlos I. ISMAEL HERRERO (EFE)

SEÑOR DIRECTOR:

En la aproximación al otoño o la ‘rentrée’, para decirlo a la francesa, dominan las incertidumbres. En la economía, con España en recesión profunda según Bloomberg, se pronostica un repunte plano y lento. En la pandemia, que ha regresado con fuerza, y sin ruedas de prensa presidenciales, no se ve una respuesta de gestión que genere una cierta seguridad en la ciudadanía, mientras esperamos la aparición de tratamientos efectivos y una vacuna. Y, finalmente, incertidumbre también en el escenario político que en una situación extraordinaria debería mostrar voluntad de dar respuestas extraordinarias. No parece que vaya a ser así, un motivo más para la incertidumbre.

Usted habrá observado que en la apertura de los informativos de este mes de agosto el interés del país parecía estar únicamente en conocer el paradero del Rey emérito tras su abandono de España. Era el gran tema, diría que la gran distracción, sin que ello implique restar la más mínima gravedad a lo presuntos "comportamientos económicos y fiscales inadecuados" de Juan Carlos I.

Podría parecer incluso que la urgencia política de España está en plantear el cambio en el modelo de Estado: república frente a monarquía parlamentaria.

Tampoco estos planteamientos contribuyen a proyectar luz, estabilidad, sobre el complicado horizonte inmediato.

De mansión a palacio

Resulta difícil de entender, incluya usted la política de apertura de los telediarios, que sean prioridades reales para el momento esas cuestiones sobre la monarquía. La atención informativa de la plataforma económica Bloomberg sobre España miraba esta semana críticamente a la economía, "de rodillas" y en "recesión profunda", o a la gestión de la pandemia, como ya hicieron The Economist y otros. Bloomberg cargaba hacia las vacaciones presidenciales en La Mareta (Lanzarote), precisamente regalo de Hussein al ‘exiliado’ rey Juan Carlos, y en el palacio de las Marismillas, en Doñana.

Pero usted sabe que nos califican de provincianos cuando prestamos atención a las críticas de destacados medios extranjeros sobe la política española y esos mismos medios son dogma de fe para un telediario o para unas declaraciones de un ministro español cuando alaban o aprueban sus políticas.

Voy a tomar un par de citas internas, aunque parezca reincidente, para apuntar a las incertidumbres en el horizonte de este país. Xavier Vidal-Folch veía esta semana en El País ese panorama incierto como dominante; en cuanto a la pandemia, el famoso doctor Simón, tan moderado él, nos advirtió estos días que la situación va mal; así lo dicen los datos: España es el país con mayor número de contagios por millón de habitantes. Se acabaron las ruedas de prensa presidenciales y autonomías y Gobierno central buscan todas las fórmulas para no aparecer como responsables de la gestión.

La salida de la marquesa de Casa Fuerte no sella la reconversión a la moderación del PP de Casado

Cada cual a lo suyo

¿Está despejada la incertidumbre de la política para el otoño? La respuesta a la situación de la economía y el emcarta abierta al director pleo, y la gestión de la pandemia, exigirían en lógica elemental un comportamiento político extraordinario, acorde al estado de gravedad: unos ciertos acuerdos o consenso nacional. Sospecho que no va a ser. Hagamos una mínima disección para ver los ingredientes que lo impiden.

El cambio de doña Cayetana en la portavocía del PP no es la consecuencia de una conversión a la moderación y a la disposición para la negociación y al acuerdo como una responsabilidad de Estado ante una situación grave. La destitución no responde a un giro hacia el centro y la moderación por parte de Casado para hacer posible acuerdos con el Gobierno. El cese es el desenlace de batallas de poder dentro del equipo de Casado y un lavado de imagen de cara a un objetivo electoral que los populares quieren en el próximo año. No se ganan elecciones desde los extremos. Tampoco es que fuesen más "fuertes", más radicales o fuera de tono las intervenciones de la portavoz que las de Casado frente a Sánchez.

Casado no cayó del caballo por los malos datos de la economía, el empleo, la deuda, los contagios o los muertos. No hay variación de posición en el PP. El navegador por el que se guía Pablo Casado en la nave popular apunta al objetivo de elecciones en 2021, para lo que es tarea obligada acentuar la inestabilidad de un Sánchez con problemas en sus socios de Gobierno —Podemos en los juzgados— y en los apoyos parlamentarios. En Esquerra se impone el interés electoral en Cataluña, sin fecha por parte de Torra.

Carmen del Riego, una periodista solvente en políticas de la capital, contaba en La Vanguardia esta semana, tras el cese de la marquesa de Casa Fuerte en la portavocía popular, que el objetivo del líder del PP es el de elecciones anticipadas. Quedó claro en la junta directiva popular: "El PP no será muleta de Sánchez". Y, lo que parece un cierre de cualquier compromiso para la aprobación de los Presupuestos, se apoya en la vocación de gobierno de su partido. Pero no se contrapone ese objetivo de gobierno, todo lo contrario, al ejercicio de la responsabilidad ante situaciones extraordinarias como las actuales.

Por parte del PP, por tanto, pactos y acuerdos con el Gobierno, los justos. No se contemplan los Presupuestos. Tampoco mandó señales Sánchez. No se ha molestado en construir un mínimo puente con el PP. No hay responsabilidad sin dos dueños. En este caso es una evidencia.

Entienden quienes quieren ver elecciones anticipadas que es inviable una fórmula para los Presupuestos que cuente con el apoyo de Podemos y Ciudadanos. Si no hay Presupuestos, la única salida es anticipación electoral. Las cuentas de Montoro y Rajoy no se pueden prorrogar indefinidamente.

Los lectores de la cartografía política en el PP no deberían olvidar ciertos detalles, como la capacidad de resistencia de Sánchez frente a toda adversidad y toda lógica política. Su objetivo es mantenerse en el poder. Ni deberían olvidar tampoco que no va a haber dimisiones en Podemos ni ruptura de pactos por los problemas en los juzgados.

El poder tiene sus encantos. Y no deberían olvidar en la observación de esa cartografía que en los apoyos parlamentarios a Sánchez, desde posiciones e intereses diferentes, hay mucho de contribución a un dique que impide el acceso de Casado o el PP a la Moncloa.

Con solo el cese de doña Cayetana Álvarez de Toledo no se resuelven los temores a una posición recentralizadora y de derechización del PP que los discursos de Casado y los suyos alimentaron con el menú que suministraba la Faes de Aznar.

Muchos de los que hasta ayer aplaudían la línea dura, firme o inflexible de doña Cayetana ahora celebran como un gran cambio hacia el centro y la moderación la destitución de la marquesa de Casa Fuerte. Casado tendrá que mostrar de forma creíble, con algo más que gestos, esa ruta a la moderación. Y Sánchez, a la vuelta de las vacaciones, si realmente desea que el PP arrime el hombro, ha de abandonar la trinchera ideológica y electoralista como líneas maestras de gobierno. La situación no soportaría las estrategias y la parálisis por razones electorales. Pero no nos hagamos ilusiones.

De usted, s.s.s

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