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Leña y sufrimiento

El presidente de la Reserva Federal anunció el viernes el final del "último verano"

SEÑOR DIRECTOR:

Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal (Fed), anunció el pasado viernes "algo de dolor para los hogares y los negocios" en el camino de aplicación de medidas monetarias para controlar los precios: bajar la inflación hasta el 2%. No le habrá sorprendido el anuncio a quien haya observado la extraordinaria acumulación de leña partida que hay este verano al lado de las casas de pueblos y aldeas en Galicia. Intentaré explicarle en un momento la relación entre acumulación de leña cortada en muchos hogares gallegos y el "dolor" que anuncia el presidente de la Reserva Federal. Si alguien, creo que fue Edgar Morin, leía los ciclos de la economía por la moda de las faldas, largas o mini, o por la tendencia en la preferencia del volumen de los pechos —grandes o pequeños— en las ‘star’ del cine, qué problema puede haber para que la leña que juntan las familias en verano equivalga a un fiable indicador de por dónde van a ir las cosas. Cuando menos, supone una muestra del estado de opinión dominante o, si usted lo prefiere, un índice de la (falta de) confianza de la ciudadanía.

Blog de Lois Caeiro
Mx.

La noticia del viernes representa el repique de despedida del "último verano", que algunos vieron al inicio del mismo, cuando contemplaron la despreocupación del personal que llenaba las terminales de los aeropuertos y tomaba rumbo a la playa . Estos meses nos hemos movido entre la fiesta —que no nos "roben el verano", propuso ya en mayo José María Álvarez, el líder de UGT, en lo que más que una proclama revolucionaria se correspondía a pan y circo para narcotizar a la ciudadanía— y los sintomáticos trabajos de acopio de leña, entre otros, que practicó mucha gente ante un otoño-invierno que quienes no tienen calendario electoral ni correa de transmisión partidista pronostican como frío, y no solo por la falta de calefacción.

En el discurso del pasado viernes, Jerome Powell dejó caer un mensaje que aquí han venido negando, incluso con malas formas. Si alguien decía en España algo parecido era tildado de desestabilizador y antigubernamental. O más grave todavía, se le acusaba en el debate político de desear que la situación vaya a peor. El objetivo de controlar los precios supondrá un "bajo crecimiento", dijo el señor de la Red de forma elegante para hablar de paralización o incluso marcha atrás. Los pronósticos—consignas— de regreso a corto plazo a la alegría perdieron credibilidad, si tenían alguna. Le hablo de esas declaraciones que trimestre tras trimestre anunciaban que el cambio de tendencia se produciría en el próximo. Un momento que ni llegó ni se le espera próximo.

Usted entenderá el malestar y la falta de confianza que producen quienes juegan —mienten— con las cosas de comer por el interés del despacho oficial y la alabanza al líder. Pueden ser rentables electoralmente. La cosecha de los votos no siempre va ligada a la ética y la responsabilidad política De cuando en cuando es bueno hacer memoria del debate entre Solbes y Pizarro, en febrero de 2008, elecciones generales en las que Zapatero incrementó los votos. El ministro Solbes, que era el menos negacionista del gobierno de Zapatero, calificó de "demagogo y catastrofista" a Pizarro por los argumentos que exponía y que evidenciaban la profundidad de la crisis que estallaba ya y sufrimos larga y profundamente.

Algún analista ha calificado el discurso de Powell como de halcón político. Nunca hubo acuerdo, como usted sabe, si para que un enfermo grave tome en serio el tratamiento que le pueda curar es mejor decirle o no toda la verdad e incluso acentuarle la gravedad. En lo que sí se coincide es en que no se debe ocultar el diagnóstico al paciente. Negárselo supone una irresponsabilidad y si se hace por interés del responsable de curar es auténtica perversidad. Lo cierto es, y vuelvo a las cosas de comer, que cuando el presidente de la Reserva Federal anunció "dolor y bajo crecimiento", inmediatamente los indicadores bursátiles se pintaron de rojo. Es de suponer que al escuchar el jarro de agua fría con que Powell despide el verano, quienes preparaban las maletas o iniciaban el camino del regreso mirasen con melancolía hacia la fiesta que se acaba.

La subida de intereses que Powell anunció para los EE.UU. tendrá su traducción en Europa. No oiremos en España el discurso de halcón o de realismo con los malos augurios de lo que nos espera, por la sencilla razón de que el regreso aquí —la ‘rentrée’— tiene color electoral. Tampoco, y regresamos a este final de agosto, nada se ha avanzado, sino todo lo contrario, en la necesidad de construir puentes sólidos de entendimiento entre los dos grandes partidos, como exigiría una situación que viene mal dada. Parece ser, a pesar de los negacionistas, que esta es una de ellas.

Como le decía, sospecho que nunca habrá visto usted tanta leña partida en las inmediaciones de las casas o en grandes montones en fincas como la que se ve este verano en pueblos y aldeas del país. Lo interpreto, y así se lo transmito a usted, como la respuesta anticipada para alimentar cocinas, chimeneas, estufas, lareiras o todo artefacto que la admitan para el próximo invierno calentar la casa, alimentar la calefacción o el agua de la ducha. Es la alternativa posible ante los precios y las escaseces que se pronostican. Lo que en principio fue una impresión me la constataron dos personas con conocimiento directo, se dedican a partir leña por las casas con un artilugio específico para tal tarea. Y en la conversación lanzaron una pregunta: a quién le interesa que dependamos de la electricidad y el gas absolutamente en todo para la vida cotidiana de una casa. Leo estos días, por si encuentro respuesta, ‘El mundo está en venta’, de dos periodistas de Bloomberg. The Economist y Financial Times lo calificaron como libro del año.

De usted, s.s.s.

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