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El descontento lleva al poder a una "nueva izquierda"

El cambio en Chile y Colombia, con otros recientes gobiernos alternativos, marca una etapa diferente en América Latina
América Latina. MARUXA
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SEÑOR DIRECTOR: El pasado domingo, 7 de agosto, Gustavo Petro tomaba posesión como presidente de Colombia; en marzo de este mismo año Gabriel Boric (36 años) se puso al frente de Chile, y el 2 de octubre se celebran elecciones presidenciales en Brasil. Luiz Inácio Lula da Silva podría regresar al poder. América Latina asiste a un tiempo de cambio. La izquierda que llega es diferente a la ola rosa del paso de milenio, con Chávez, Evo Morales o Kirchner. Hay coincidencia además en valorar la izquierda que llega en Colombia y en Chile como diferente de sus vecinos.

Se habla de una "nueva izquierda". Lo hacía Le Monde en un gran despliegue el fin de semana del cambio en Colombia. Estamos ante una situación inédita con la presencia en el poder de líderes que pintan de rojo el mapa del centro y sur de América: Chile, Perú, Bolivia y Honduras eligieron gobiernos alternativos el año pasado. A la lista hay que añadir México. Estaríamos ahora, más que ante la victoria de la izquierda, ante el triunfo de la oposición a las políticas de radicalidad neoliberal, del descontento con el poder, en opinión de la directora del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la universidad de Columbia. La crisis sanitaria acentuó las desigualdades sociales y el malestar social, como mostraron las revueltas de meses atrás.

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América Latina. MARUXA

En octubre habrá elecciones en Brasil. Pudieran suponer, según los sondeos, el desalojo de Jair Bolsonaro, excéntrico político radical de la ultraderecha populista. Algún analista aseguraba esta misma semana ante la cita de octubre -véalo, señor Director, solo como un apunte- que la democracia puede estar en peligro en Brasil. Los afanes de Trump por permanecer en la presidencia a cualquier precio, el alimento de los temores y las tensiones dentro de la sociedad —sucedió en Colombia en la última campaña, con participación de algunos medios informativo—, así como el debilitamiento de las instituciones democráticas, como el poder judicial, pueden ser modelos que se copien y se exporten.

Se califica de "Nueva" a esta izquierda, por lo que estudiosos y analistas ven de cambio en el propio proceso, en la concepción del ejercicio del poder o en las reivindicaciones feministas e indígenas que habían sido ignoradas por la ola rosa.

"Ya no podemos prometer lo que no se puede cumplir» le decía en Chile a los suyos Gabriel Boric después de ganar la primera vuelta. El programa de Gustavo Petro apunta a «la democratización de la propiedad de la tierra, el cambio de un modelo económico centrado en la extracción del petróleo y carbón a uno centrado en el fortalecimiento de la productividad agrícola e industrial y la lucha contra el cambio climático". Da por fracasada la política contra el narcotráfico: "Los fusiles no son el arma contra la droga". En el nuevo gobierno chileno destaca la presencia mayoritaria de mujeres en el equipo, las propuestas de progresivas reformas fiscales —en Colombia fue la primera medida presentada por el nuevo gobierno—, pensiones y gasto social pueden representar el cambio. A nuevas realidades hay que dar nuevas respuestas. Cuando los hechos cambian, se tituló una recopilación de artículos inéditos en castellano de Tony Judt, las soluciones a aplicar han de cambiar consecuentemente, si pretenden ser eficientes. En los casos de Chile y Colombia el gran test será la capacidad de diálogo, de generar consensos y construir mayorías parlamentarias para las políticas que pretenden aplicar los nuevos gobiernos.

El póster del Che queda para la crónica sentimental de la guerra fría. Y para inmorales silencios de complicidad ante los atropellos a las libertades y a los derechos humanos queda, al menos para El cambio en Chile y Colombia, con otros recientes gobiernos alternativos, marca una etapa diferente en América Latina Europa, la necesidad de vacunarse frente al maniqueísmo político. En el pasado pudo ser a veces la ingenuidad ante la propaganda antiimperialista, que situó la verdad y la justicia solo de un lado. Ya no son modelos la Cuba de Fidel, el Chile de Allende, la Nicaragua del sandinismo, ni siquiera el chavismo venezolano y sus exportaciones bolivarianas.

Y será nueva también, y fundamentalmente si sus programas se ejecutan desde el respeto a las reglas democráticas y al pluralismo, que en Colombia, como le decía, exigirá un sobre esfuerzo de diálogo para construir mayorías. Si la actual posición de no injerencia de EE.UU. ante el cambio en Colombia o Chile —se puede volver a ver Missing, por ejemplo— sería inimaginable hace unas décadas, a esta nueva izquierda le corresponde dejar sin pretextos para desestabilizar tanto a quienes les temen desde dentro, como en Colombia con una sociedad conservadora y unos centros de poder asustados, como ante quienes les observan desde el exterior.

En este contexto, señor Director, la polémica sobre el comportamiento del Rey de España ante la (presunta) espada de Simón Bolívar en la toma de posesión de Petro, distrae: da primacía a la política interna española en las estrategias rupturistas con la Constitución del 77. Y desvía la atención que exige, por novedoso y por lo que afecte a las relaciones e intereses españoles, el cambio en Colombia y otros países americanos. La Civiltá Cattolica, la revista internacional de los jesuitas, dedicaba semanas atrás un amplísimo trabajo al cambio de rumbo para Colombia, "que vale la pena analizar no sólo por su impacto nacional sino por las repercusiones que tendrá en el contexto latinoamericana". Permítame usted que le añada el interés por las posiciones que adopten para la región las grandes potencias como EE.UU., China o Rusia. El contexto no es el de la guerra fría sino el de las incertidumbres, con las tensiones y conflictos que origina la configuración de una polaridad diferente en el mundo.

Las conclusiones del trabajo que le citaba de Civiltá Cattolica se resumen en percepción positiva del contexto actual de Colombia, oportunidad para que la izquierda demuestre con hechos concretos que asume los grandes desafíos del país, a la altura de lo que la sociedad espera y, finalmente, la ocasión representa la oportunidad para que esta nueva izquierda envíe un mensaje claro de respeto por las instituciones y las reglas democráticas.

De usted, s.s.s.

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