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Silencio rentable en Alcoa

Las subastas de energía vuelven a ser el foco para un grupo de fía todo a nuevos negocios

A FINALES de los ochenta, una obra sacudió la cultura empresarial imperante en medio mundo, sirvió para abrir las ventanas a años de penumbra y tuvo una influencia que llega a nuestros días. Su autor, Herbert Schmertz, vicepresidente de asuntos públicos y consejero de la petrolera norteamericana Mobil, tituló el trabajo El silencio no es rentable: el empresario frente a los medios de comunicación. Pronto se convertiría en un manual de consulta obligada, y contribuyó de forma determinante a modificar rutinas y hábitos enquistados en las empresas. Aquel cambio cultural en las estructuras empresariales tardó mucho en llegar a Galicia. Y hoy en día todavía hay quien se empeña en llevar la contraria a esa filosofía de la transparencia. El ejemplo más contundente es el de Alcoa, para quien el silencio parece estar resultando muy rentable en estos momentos. El mutismo y la desinformación ante la eventual venta o entrada de un socio en las plantas de San Cribrao, A Coruña y Avilés apunta en esa dirección. Y son los trabajadores y sus familias los primeros en sufrirlo. A las grandes empresas gallegas les cuesta abrirse. Amancio Ortega en Inditex, los Freire en Megasa, los herederos de García Cambón en Finsa, los Jove, los Tojeiro, los Silveira... Poco a poco va calando esa cultura que predicó Schmertz y que, como vemos, de nueva no tiene nada. Sin embargo, en el caso de Alcoa, de capital norteamericano, hay sensibles diferencias. Y es imprescindible manejar una variable para entender su posición actual y que, de esa forma,la ecuación de la rentabilidad de su silencio salga: es una calculada estrategia. O eso parece. Otra más. ¿Será solo puntual? Esta misma semana, en pleno desconcierto en A Mariña y en A Coruña, por ese callar y otorgar al admitir de nuevo los directivos de Alcoa que "todo está abierto", nos encontramos con un nuevo elemento. Lo desliza la empresa en Avilés, y lo sugiere en Santiago el propio conselleiro de Economía, que difícil mediación tiene en este asunto. Francisco Conde alude directamente a la presión que desde Galicia se puede hacer para mejorar el modelo de subasta de energía que tan vital resulta para los grandes consumidores. La Xunta incide "na necesidade dun contexto de maior certidume no ámbito da poxa eléctrica", cuya convocatoria está sin fecha en la agenda de los responsables Industria. ¿Es ahora la energía, y concretamente el modelo de subastas, el gran problema de Alcoa? ¿Otra vez?

Si el escenario es ese, algo habremos avanzado, porque lo cierto es que desde la multinacional se han lanzado mensajes (de las amenazas al chantaje hay un corto trecho) durante los dos últimos años, y siempre en los meses previos a la celebración de la subasta de interrumpibilidad. Por tanto, no solo el problema, sino su causa subyacente y el objetivo a alcanzar, estarían ya centrados. Bajo el foco. La energía. ¿Misma letra con distinta música? 

Tiene Alcoa sus razones, y de peso. Sus propios datos indican que el 80% de la producción mundial de aluminio dispone de un precio de la energía inferior al que usan San Cibrao, A Coruña y Avilés. La competitividad pasa desde hace años por la eficiencia en la producción, los costes. En Europa, solamente Alemania y Holanda disponen de precios superiores a España. Esto no es nuevo. La cuestión es que ahora la prédica de la multinacional cae en el desierto de la presunta ingobernabilidad de este país, casi en plena campaña electoral y con un ministro en funciones, el de Economía, que ha tenido que asumir la cartera de su excolega José Manuel Soria, precisamente Industria y Energía. ¿Le preocupará mucho a Luis de Guindos la subasta de interrumpibilidad? 

En todo este culebrón de desinformación faltan datos y sobra contexto. Y preocupa. Alcoa, como grupo, está inmersa en una espiral de pérdidas desde los más de 120 millones de dólares de números rojos al cierre de 2015. Fue mal el último trimestre del año y ha ido peor el primero del 2016. Los planes que se trazan en Pittsburgh están muy lejos del aluminio primario. Esa es otra negra realidad. Con la caída de precios de las materias primas, el gigante norteamericano está en pleno proceso de separación de sus dos grandes líneas de negocio, el aluminio tradicional y los materiales de alto crecimiento, centrados en el sector aeroespacial, segmento con contratos que multiplicaron su valor el último año. Alcoa mima a Arconic, como ha bautizado esa nueva división que tantas expectativas crea entre los ejecutivos de Pensilvania. 

Muy lejos queda Galicia para el grupo. Cada vez más. Y esa es una verdad que está muy por encima de las subastas de energía y de ese silencio que sale tan rentable.

Feijóo, su viaje a Cuba y la empresa gallega

TODO viaje institucional, sobre todo si tiene un cariz económico, requiere obligado balance. Y esa evaluación de resultados, hablando de América Latina, es todavía más necesaria si nos encontramos a unos meses de unas autonómicas. Aunque todo proceso de apertura de mercados requiere maduración, los tiempos en política son distintos, marcados por el reloj del corto plazo.

Viene a cuento todo esto del reciente viaje institucional de Núñez Feijóo a Cuba, una economía que afronta una apertura al ritmo que marcan las relaciones de los Castro con Obama, el presidente norteamericano, condicionado a su vez por la política doméstica, interna. En unos meses, con las presidenciales en EE UU, también sabremos si esos aires de apertura se quedan en mero soplo.

Pero lo cierto es que para valorar un periplo de estas características, o al menos para aproximarnos, resulta útil conocer los compañeros de viaje de la delegación de la Xunta que desembarcaron en la isla caribeña. A Abanca, muy interesada en entrar de la mano de Banesco en ese mercado y pendiente de la adjudicación de una pequeña entidad, se sumaron otros grupos de cierto fuste para la economía gallega.

Se trata, sin ir más lejos, de empresas como Copasa, la constructora más internacionalizada; Copo, que ha viajado mucho de la mano de Citroën, para la que fabrica componentes, y Norvento, la empresa lucense que se ha convertido en la mayor energética de capital autóctono. Solo estas tres empresas, y su interés mostrado por Cuba, sirven de termómetro para ponderar el nivel de esos compañeros de viaje de Feijóo. Ahora queda el balance de la expedición.

Antonio Diéter Moure, presidente de Confederación de Empresarios de Galicia (CEG)
El momento más difícil para la patronal gallega

EN una maniobra que suena a desesperada, la patronal gallega ha dado esta semana un pequeñito paso dentro de un intinerario largo y tortuoso. Diéter Moure, el presidente, ha puesto el contador a cero aprobando las cuentas de 2014 y 2015, las de su antecesor, Fernández Alvariño. Sin embargo, el plan de viabilidad y las cuentas de este ejercicio deberán esperar. Anda atribulado Diéter, y más después de haber leído los escritos de los líderes patronales de Lugo y Pontevedra, que le recomiendan, negro sobre blanco, presentar el preconcurso de acreedores si el plan no logra salir adelante finalmente. Todo gravita sobre la negociación con la banca acreedora para ampliar la hipoteca de la sede compostelana en nada menos que 1,5 millones. Fino tendrá que estar el presidente a la hora de sentarse con Abanca, BBVA, Santander y Pastor, que son las entidades que tienen la llave de esa novación. Es el peor momento de Diéter Moure.

Manuel Varela López, presidente de Caixa Rural Galega
Nuevos tiempos en Caixa Rural Galega, paradigma bancario

POCO o nada tiene que ver con un banco, pero es un paradigma financiero en plena tormenta perfecta, la de un sector enfrentado de nuevo a vientos huracanados. Es la Caixa Rural Galega, integrada en ese grupo de unas sesenta cooperativas de crédito españolas que han demostrado que otra banca es posible. Estrena la caja nuevo presidente, tras el fallecimiento del histórico José María Pardo Montero. Manuel Varela López ya venía desempeñando la presidencia en funciones, desde la vicepresidencia que ocupaba. Conocedor del sector lácteo y del mundo cooperativo, Varela tiene por delante la tarea de la consolidación, después de que Caixa Rural Galega lograse demostrar con el ejemplo que, lejos del ladrillo, se vive mejor. Y que una entidad, desde Galicia, por pequeña que sea, puede resistir sin un euro de ayudas públicas. Será por no cometer excesos.

* Artículo publicado en la edición impresa de El Progreso y Diario de Pontevedra el día 04/06/2016

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