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La hora de resetear Galicia

SI SOMOS periferia de la periferia, si tenemos dificultades para captar inversiones, si no atraemos inmigrantes pero producimos emigrantes, no podemos esperar más. Hay que salir fuera. A la argumentada baza de la internacionalización se suma una mirada retrospectiva que indica que Galicia viene perdiendo tejido productivo no solo por la crisis económica, sino por un lento proceso de deslocalizaciones al que hay que poner freno. No es un discurso alternativo, ni mucho menos. Pero sí, quizá, un relato en paralelo en el que conviene detenerse. El Foro Económico de Galicia sienta las bases de lo que denonima agenda de reposicionamiento. Y lo hace desde un anuario en el que no solo toman parte destacados economistas, sino también políticos, desde PP y PSdeG-PSOE a Age y BNG, con Pedro Puy, José Luis Méndez Romeu, Yolanda Díaz y Xavier Vence. 

Para empezar, un matiz sustancial. La crónica de la economía gallega parte de una premisa macro muy reveladora. Los responsables del foro, con los catedráticos Fernando González Laxe y Santiago Lago a la cabeza, se quedan con los datos de crecimiento del PIB gallego del 2015 que aporta el Instituto Galego de Estatística (Ige), que fijó el crecimiento en el 2,1%, frente al 3,2%, igual que la medida española, que ofreció con posterioridad el Instituto Nacional de Estadística (Ine). La diferencia no es baladí, más de un punto, y eso que el Ine se nutre de datos del propio instituto gallego, que remite a Europa. Como en las encuestas, ¿habrá mucha cocina también en esto? 

Con ese 2,1% con el que se quedan los autores del anuario, coordinado por el catedrático Jorge González Gurriarán y el periodista José Luis Gómez, llega el momento del diagnóstico. Una acertada pincelada apunta a que el punto de partida no es bueno, la demografía no ayuda, hay escasa innovación, insuficiente capacidad exportadora, la industralización es parcial y, como vector resultante de todo ello, es escaso el valor añadido asociado a la industria, la energía y la construcción. Hay un problema, mantiene este relato, en el sector privado, lo que denota que la estrategia económica del país no es la acertada, por mucho que se puedan poner en valor los mejores datos de déficit público. Menos mal que están las pensiones de los mayores, concluyen, que resultan decisivas para mantener la renta disponible por habitante y para amortiguar el impacto del desempleo. 

El análisis general apela a un optimismo moderado. Y es de agradecer que los claros también asomen entre las sombras, aunque destacan dos sonoros matices: el dinamismo mostrado por la economía gallega no es capaz de frenar la fuerte caída de la población activa, sobre todo entre los menores de 34 años, y tampoco logra mejorar su productividad, por debajo de la media estatal. Al contrario de lo sucedido en las últimas décadas, Galicia inició en el 2009 una senda divergente frente a España y Europa, que los años han agravado. ¿Y los desafíos de Galicia? ¿Qué nos espera y qué debemos modificar en nuestro modelo? 

Para superar, por lo alto, las perspectivas de crecimiento de la economía gallega, autores como González Laxe y Lago Peñas consideran que es la hora de revisar la inversión para maximizar la rentabilidad social en el caso del gasto público, así como promover sinergias entre diferentes sectores. A su Juicio, hay grandes olvidados entre nuestros sectores productivos: la alimentación, el forestal, el lácteo... Y, como actuación transversal desde el lado del sector público, piden una mayor atención a la crisis demográfica que golpea en silencio a Galicia. 

La falta de estrategia queda definida en el repaso a las actuaciones públicas en infraestructuras, por ejemplo, donde autores como Laxe advierten que, a día de hoy, nos encontramos con inversiones que no resisten ni un análisis entre coste y beneficio. Galicia sufre por ser España excesivamente radial (hacia Madrid), cuando la salida está, según el profesor Albino Prada, en ser simultáneamente atlántica (A Coruña-Oporto). 

También la clase política se moja en el anuario del Foro Económico, aunque cada uno a su manera. Donde Pedro Puy, portavoz del PP, glosa las bondades de los presupuestos de la Xunta, Yolanda Díaz (Age) exige una dotación extra de al menos 2.000 millones. Su diagnóstico ("a economía galega saíu da recesión pero a sociedade segue a vivir en crise", dice) es compartido por Xavier Vence (BNG), que advierte que la apuesta española por volver a un modelo asentado sobre el turismo y la construcción resulta "especialmente nociva" para Galicia. Y una coincidencia de principio a fin: como si fuera un viejo ordenador con el disco duro dañado, es hora de resetear Galicia.

 

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