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Alcoa, a pesar de todo

La multinacional americana y Liberty llevan al límite las negociaciones por San Cibrao
Cartel a la entrada de Alcoa San Cibrao dando la bienvenida al posible comprador, Liberty House. J. Mª ALVEZ
photo_camera Cartel a la entrada de Alcoa San Cibrao dando la bienvenida al posible comprador, Liberty House. J. Mª ALVEZ

DICEN que toda negociación comienza siempre con un amable ‘no’. Porque se suele pedir más de lo que realmente se pretende conseguir y, al mismo tiempo, se ofrece menos de lo que en el fondo una de las partes está dispuesta a dar. Dentro de esta particular diplomacia cabe de todo, para bien o para mal. Y en esa mesa de negociación, a ojos del profano propia de un alborotado mercado persa, se mueve la venta de la planta de aluminio de Alcoa en San Cibrao.

Conocidos los extremos, la multinacional norteamericana y Liberty House (GFG) están llevando al límite las negociaciones, incluso este mismo viernes se mantenían, sin que nadie quiera hablar explícitamente de ruptura. En eso todos se cuidan mucho, indicio que en absoluto se debería pasar por alto. Lo hacen en previsión de que la otra parte ceda in extremis, cuando las posturas se mantienen aparentemente tan alejadas que cualquier lego en la materia podría sentir vértigo. Sobre todo, al ver a más de medio millar de empleados y sus familias al borde de la taquicardia. La cabeza y el corazón están puestos en este domingo.

Con todo abierto, y aplicado a la venta de Aluminio Español, el elemental principio aristotélico advierte que en el punto medio estará la virtud de la negociación si de verdad las partes están dispuestas a ceder. O simplemente a vender, en el caso de Alcoa, algo que los sindicatos ponen en seria duda. Y sus razones tienen. Convocar a los trabajadores para el lunes en Madrid, con el fin de abordar un Erte si no hay acuerdo, frente al despido colectivo planteado inicialmente, y aludir a la parada de las cubas electrolíticas, un anatema, suena a penúltimo mensaje, casi definitivo. Esto también da idea de lo alejadas que se mantienen las posturas.

Más allá de los términos económicos (traspaso de Aluminio Español por un euro, un depósito o fondo de garantía para la transición, costes de separación de la planta de aluminio de la de alúmina), el elemento crítico se encuentra en Alúmina Española. Descartada su venta por parte de Alcoa, ni tan siquiera mediante una opción de compra planteada por Liberty House, es el contrato de suministro, y sobre todo su duración, lo que separa a las partes. Veinte años piden unos y cinco ofrecen otros.

Si se materializa la venta, Alcoa, con su alúmina, se convertiría en proveedor casi exclusivo de los nuevos propietarios de la fábrica de aluminio. Y ese contrato es la vida para los intereses del comprador, en cierta medida cliente cautivo de la multinacional norteamericana. Por eso es tan importante este aspecto. Y la duración del contrato. Como hay mediaciones en todo esto, también desde un plano discreto, sobre la mesa está un contrato de suministro que vaya más allá de los cinco años que plantea Alcoa, sin pasar de los diez, y que fije a la vez en sus cláusulas una prórroga si se cumplen determinados requisitos. De nuevo el término medio. Y de nuevo un factor ambiente que esta vez sí ayuda a la venta. Y es la unidad de acción de los actores secundarios.

Pasadas las autonómicas, Gobierno central y Xunta arropan a los trabajadores y empujan en la misma dirección, algo que hace solo un mes parecía imposible. Y más allá de Industria, es el Ministerio para la Transición Ecológica el actor que comienza a plantear alternativas de viabilidad para San Cibrao. Todo esto debería hacer muy difícil que finalmente no hubiera acuerdo. Sin embargo, soberanas las empresas, comprador y vendedor, todo sigue en el aire, sin que nadie tenga en mente ahora mismo una prórroga.

Es de tal complejidad la estructura de la operación, tanto financiera como industrial, que el equilibrio parece imposible. Echando la vista atrás, cuando se produce la malograda subasta de las plantas de A Coruña y Avilés, una vez adjudicadas las fábricas a Parter Capital, las garantías exigidas parecieron hacer fracasar en el último momento el traspaso, con plazos también al límite. Y algo que nunca ha contado el grupo norteamericano: las filiales que controlaban las fábricas, cuando se produce la venta, se encontraban en situación de desequilibrio patrimonial, es decir, en quiebra técnica. ¿Movimiento de Alcoa? Su recapitalización previa: traspaso de millonarios derechos de crédito al grupo y reducciones de capital. ¿Sucederá también ahora?

Que el último euro lo gane el otro. Esa regla de oro de toda negociación debería ser sagrada para Alcoa y Liberty House.

Carmen Lence ► Leche Río avanza en los cambios y crece en ventas

ES otro lenguaje, porque también son otros tiempos. Una estructura sencilla, ágil y flexible para tomar decisiones, y una clara profesionalización de la gestión. Son palabras de Carmen Lence para explicar los cambios en el primer grupo lácteo gallego. Leche Río aprobó los números de 2019 en junta general de accionistas. Y sobresale esa velocidad de crucero que aportan las ventas, con un crecimiento del 6%, hasta los 143 millones. Y un Ebitda (beneficio bruto de explotación sin contar intereses, amortizaciones e impuestos) por encima de los 2,3 millones. Fue precisamente el deterioro que tuvo que anotar en el balance por la venta de su participación en Dia lo que llevó a Leche Río a las pérdidas: unos 13 millones.

Manuel Fdez. de Sousa ► Respiro para la familia en la crisis de Pescanova

REPRESENTA por méritos propios el lado oscuro de la saga. Es Manuel Fernández de Sousa-Faro, expresidente y todavía accionista de Pescanova, la nueva, y rostro de una crisis empresarial sin precedentes en la historia económica de Galicia. Repasar el análisis forensic que en su día el propio Fernández de Sousa encargó para aplacar la ira de algunos de sus consejeros es como zambullirse en un océano de mala praxis. El libro de cabecera de la ingeniería contable. Ahora, muy lejos de Pescanova, su mujer e hijos acaban de ser absueltos de delitos de blanqueo y contra la Hacienda pública. En juego, unos cuantos millones depositados en Andorra cuyo origen la propia Audiencia Nacional no logra acreditar. Continuará.

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