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El espejismo de As Pontes

La reactivación de la térmica es una anécdota: Endesa también dejará los ciclos combinados
Central térmica de As Pontes. EP
photo_camera Central térmica de As Pontes. EP

El lago de As Pontes se ha convertido en el espejo de una realidad deformada. Es la proyección de poco más que un instante, el de las chimeneas de la central térmica de nuevo humeando. Pero no se trata de un efecto óptico. Es fruto de decisiones, en este caso empresariales. Porque la reactivación de la central para volver a quemar carbón de aquí a fin de año es cosa de su propietaria, Endesa. Y la decisión de adelantar el cierre de la propia central también llevó en su día la firma de la filial de la principal eléctrica italiana.

Comencemos por el primer error: atribuir al Gobierno de Pedro Sánchez el cierre de las centrales térmicas y, en consecuencia, asignarle toda la responsabilidad de una transición energética atropellada cuando debería ser ordenada y justa. El viento de Europa sopla con fuerza a favor de la descarbonización, y el Ejecutivo, con la vicepresidenta Teresa Ribera aplaudiendo en primera fila, aprovecha el rumbo marcado y coge impulso. Podrá haber cometido muchos errores o aciertos la responsable de Transición Ecológica, según se mire, pero no precisamente el de firmar el cierre de las térmicas. De hecho, las autorizaciones y permisos para clausurar As Pontes todavía se están tramitando.

Tanto Endesa en un caso como Naturgy (Meirama), en otro, recurrieron a un mismo argumento: "La profunda modificación de las condiciones de mercado por el incremento en el precio de los derechos de CO2 y la caída significativa del precio del gas han llevado a que estas centrales hayan sufrido una importante falta de competitividad en la cobertura de la demanda de mercado, sin perspectiva de mejora". Fin de la cita, que corresponde a Endesa y data de diciembre de 2019, cuando presentó la solicitud de cierre al Gobierno. Evidentemente, uno de los dos argumentos se ha caído por su propio peso. La escalada del gas, tal y como está concebido en España el sistema de fijación de precios, lo condiciona todo. ¿Quiere esto decir que Endesa se lo puede llegar a pensar con el carbón ante este nuevo paradigma? Sería otro espejismo más sobre el mismo lago de As Pontes. Y es que la compañía abraza las renovables al tiempo que también dirá adiós al ciclo combinado. Esta misma semana lo ha anunciado dentro de un ambicioso plan estratégico que acompañará de buenos dividendos para el accionista. Enel, el grupo público propietario de la eléctrica española, abandonará el carbón en 2027 y el gas en 2040, lo que conllevará el cierre o la venta de sus centrales de ciclo combinado, la de As Pontes incluida. Lo hará diez años antes de lo que marca la estrategia de la Unión Europea. Endesa abandonará la producción y los clientes de gas, convencida como está de que el futuro es solo verde y sostenible. Lo hace enterrando la nueva vida que supuestamente iban a tener las centrales de ciclo combinado en un entorno de renovables, como energía de respaldo a la eólica, por ejemplo, y olvidando incluso las recomendaciones de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). El regulador lo dejó bien claro con el cierre de la térmica de Litoral, también de Endesa, al proponer la reconversión de uno de los grupos de la central en lo que se denomina un compensador síncrono, que básicamente contribuye al control de tensiones en un área de generación ante un escenario de creciente integración de fuentes de energías renovables, como sucederá en As Pontes. Ni con esas.

Lo cierto es que el camino emprendido por Endesa en la comarca pontesa marca un recorrido inevitable, antes o después. Por muchos trompicones y pese a que la coyuntura dicte que en un momento determinado que sea más rentable generar electricidad a partir de carbón que con gas natural, como sucede ahora.

Para el sector energético, siempre nos quedará As Pontes. Endesa, Reganosa y EDP, Greenalia y hasta Iberdrola tienen muy en mente la comarca coruñesa ¿Por qué? La razón es sencilla y se encuentra en las líneas de evacuación a la meseta de lo que son dos auténticas autopistas eléctricas, caso de As Pontes y Meirama. El fin de las térmicas libera hasta 2.000 megavatios, que serán los que se podrán conectar a la red. Serán renovables. Aunque inicialmente iban a salir a concurso, esos derechos de acceso se otorgarán en función de los proyectos renovables a presentar y su impacto en el empleo. Ahí, en ese momento, será cuando salga ganando la comarca de As Pontes.

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