Blog | Permanezcan borrachos

Quién es perfecto

EN 1958 RAYMOND Chandler se citó en un hotel de Nápoles con Lucky Luciano. Fue el peculiar encuentro de un escritor que retrató como nadie el mundo del hampa con uno de los más relevantes villanos del siglo XX. Me acordé de Luciano al pensar en Vladimir Putin como el primer gran villano de este siglo. Cada época tiene el suyo, alguien dispuesto a todo, sin miedo a pagar un precio, quizá porque cree que no va a pagar precio alguno.

Putin Vertical

A los dieciocho años Luciano ya tenía su propia banda, y en 1930 se autoproclamó capo di tutti i capi. Estaba en la cima del crimen organizado. Siguió gobernando el hampa desde prisión, y más tarde desde Italia, a donde fue deportado en 1948. Instalado en Nápoles, con el tiempo se volvió una atracción para turísticas y marineros estadounidenses. No hay villano que no deje de serlo, convirtiéndose en una sombra insignificante en la pared, en un accidente de la historia.

En 1958 Chandler estaba en Inglaterra en el inicio de unas vacaciones. Aprovechó para verse con Ian Fleming, que le sugirió que viajase a Capri y se detuviese en Nápoles a entrevistar a Luciano para el Sunday Times. Aquel mafioso desterrado, solo y en decadencia enterneció al novelista. La idea, de hecho, le pareció de lo más atractiva: el escritor de novela policíaca más famoso de América ante el gánster más célebre, aunque ya en su ocaso. Por otra parte, las mejores novelas de Chandler hacía tiempo que habían quedado atrás.

El 21 de marzo Chandler le escribió un telegrama: "Caro Signor Lucania: Soy un escritor estadounidense, no relacionado con ningún diario. Estaré dentro de poco en Nápoles y le agradecería mucho el favor de que me concediera una entrevista, y el objetivo de esa entrevista sería únicamente el intento de un hombre de comprender a otro, y de ningún modo y bajo ninguna circunstancia difamarlo. Supongo que los dos somos pecadores a los ojos del Señor, y es muy posible que usted no haya sido presentado al público de mi país como realmente es". Chandler le confesaba que él mismo se exponía a serios peligros haciendo la entrevista, pero estaba dispuesto a correr ese riesgo.

La respuesta de Luciano Lucania tardó solo tres días en llegar: "No tengo nada que decir. No se moleste en venir". La negativa no disuadió a Chandler, que decidió viajar de todos modos, en compañía de Helga Greene, su representante. Llegaron a finales de abril. En base a las instrucciones recibidas por el Sunday Times, el novelista dejó un mensaje para Lucky Luciano en el restaurante California. El mensaje llegó a su destinatario, que en contra de lo que había advertido en el telegrama, accedió a un encuentro en el Hotel Royal. Hablaron un buen rato y se cayeron bien. Más tarde, Luciano se referiría al escritor como "un tipo estupendo", según Frank MacShare, biógrafo de Chandler.

En palabras de Helga Greene, que estuvo presente, no dejaron de beber "vodka italiano que sabía a gasolina" durante toda la conversación. Extrañamente, les sentó bien. Chandler no tomó notas. En el Sunday Times se prepararon para lo peor. Cuando el novelista les hizo llegar el artículo, titulado "Mi amigo Luco", el diario londinense renunció a su publicación, en parte por temor a represalias legales, y en parte porque Chandler se identificaba demasiado con el personaje. Solo años después el texto se recogió en un libro.

Llegó a destacar que durante su estancia en Nápoles no había conocido a nadie que hablara mal de Luciano. "Se supone que es un hombre muy malo, multimillonario cabecilla de una mafia mundial de drogas. No creo que sea nada de eso […] Tiene la voz suave, un rostro triste y paciente, y es extremadamente cortés". Todo ese podría ser una fachada, pero no creo que sea tan fácil engañarme. Un hombre implicado en crímenes brutales conserva alguna marca. Luciano me pareció un hombre solitario, que había sido infinitamente atormentado y aun así no guarda rencor. Me gustó, y no encontré motivo para que no me gustara. Probablemente no es perfecto, pero yo tampoco lo soy", escribió. En fin, nadie lo es, probablemente. Ni Putin.

Comentarios