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Ma ma

EN DOS escenas fundamentales, Julio Medem sitúa el rostro de Magda, cubierto con un velo blanco, en el centro del plano. Medem fotografía a Penélope Cruz como Carl Theodor Dreyer a Maria Falconetti en su 'Juana de Arco', con una mirada consciente de que va a morir pero la determinación de dejar un legado. No sé si la intención de Medem era santificar a su heroína, pero lo parece. La única película que ven juntos el novio (Luis Tosar) y el hijo de la protagonista, entre tanto partido del Real Madrid, es 'El Cid', precisamente la escena en la que, una vez muerto, es subido a lomos de su caballo para simular que sigue vivo y gane batallas.

'Ma ma' es un melodrama que no oculta sus intenciones. Es un homenaje a pecho descubierto a la mujer, como símbolo de lucha por la unidad familiar, y de entrega total en su capacidad de dar vida. A Magda se le diagnostica un cáncer y el médico le da seis meses de vida. Pese a ello, nuestra heroína se enamora y queda embarazada. En ningún momento se plantea un debate moral sobre el tema. Magda va sobre raíles y dirige a los espectadores hacia una santificación sin ambigüedades ni dobles lecturas.

Julio Medem hace su película más fantasiosa cuando en las entrevistas reclama su postura más realista. 'Ma ma' recae sobre los hombros y la mirada de Penélope Cruz, también productora. Es el centro de la historia y su única valedora. El resto de los personajes son caricaturas, a veces ridículas como la del ginecólogo, que no amplían el foco sino que lo reducen. Un ejemplo: el catolicismo de Arturo (Tosar) solo sirve para expresar la tolerancia religiosa de Magda, atea; nunca para generar conflictos en torno al embarazo de una mujer a punto de morir.

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