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Se fue un héroe

El campamento ha sufrido hoy una baja irreparable. Probablemente nada en este confinamiento volverá a ser igual, ni siquiera este diario. Hoy ha dado su última gota de vida el brick de cinco litros de vermú a granel que Vero y Curro nos habían traído de Córdoba, de una cooperativa de Montilla.

2020032621082949000Ha cumplido como un grande. El militar ese con medallas que sale por las mañanas en la tele estaría orgulloso de él. María y yo hemos estado pensando en darle una despedida con honores, prenderle fuego en la galería en plan funeral vikingo, pero entre que no sabemos exactamente cómo arderá un brick y que los niños ahora parecen todos Greta Thunberg y no íbamos a saber cómo explicárselo a Elías y a Irene, nos hemos resignado al reciclaje. Su recuerdo quedará para siempre en el panteón de los héroes de la familia.

Andamos todos los padres con hijos en edad escolar alborotados con lo de los estudios. No es para menos. Y eso que últimamente en casa hemos tenido muy buenas noticias: a Irene le acaban de llegar por la plataforma las notas del segundo trimestre y se ha pasado todas la pantallas muy sobrada. 

A mí esto del curso me preocupaba más al principio que ahora, que ya he aprendido a asumir muchas cosas. Entre otras, que lo que tenga que ser, será, pero a su debido tiempo. Ahora me preocupa que las tareas sigan llegando para los dos a través de las plataformas de sus centros, pero más como una manera de que ellos sigan manteniendo una apariencia de contacto con la realidad, un hilo que los siga uniendo a la normalidad y que estén ocupados durante unas horas que por lo que puedan suponer para el futuro del curso.

Por si acaso, y porque me apetece porque hace días que no nos miramos, llamo a Amparo, maestra a la que todo esto le pilla a punto de cruzar su línea de meta. Tiene perspectiva y es adorable. A Amparo, además, la cuarentena le cuenta doble, porque la está pasando con Emilio, que cuando no sale se pone inaguantable y cuando sale, también. Los primeros guasaps que recibo cada mañana suelen ser de Emilio, señal de que no se aguanta ni él. El Coletas debería abrir una línea de ayudas para compensar este tipo de situaciones.

Amparo sigue encantadora y  Emilio, inaguantable, lo cual me tranquiliza. Y el curso, pues a su debido tiempo.

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