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Matrioskas

ES SORPRENDENTE, o quizás directamente terrible, la manera en que la rutina se va apoderando de todo, convirtiendo en normalidad hasta aquello que ni remotamente se le parece. Poco a poco, el trabajo se ha vuelto a apoderar de mis días, también aquí adentro, a convertirlos en una sucesión insulsa de habitación-oficina-habitación-oficina-habitación.

Cada vez más, todo se mueve al ritmo del trabajo, como si nada estuviera pasando, y, a la vez, cada día parece decrecer mi interés por lo que pasa fuera. No por los míos, por mi familia, por mi gente, pero sí por el mundo. Apenas consumo ya información, o al menos no de la manera compulsiva que lo he hecho siempre; la justa para mantenerme al día de la evolución de los casos y las cosas. Como si al confinamiento obligado se le estuviera sumando otro interior, ni siquiera autoimpuesto, solo sobrevenido, en un silencioso juego de matrioskas.

También el resto del campamento parece comportarse ya con su particular normalidad, los niños a ritmo de estudios y juegos, con sus horarios asimilados.

claseingles

Hoy el trabajo me lanzó por el tema de los profesores y los deberes. Que si muchos, que si pocos, que si para qué. Ya saben, las opiniones son como el culo, todos tenemos uno y pensamos que el de los demás apesta; creo que lo oí en una peli, a Clint Eastwood o a alguno de esos. Yo también estaba preocupado, tengo dos estudiantes en casa y no sabía muy bien a qué quedarme, pero la ronda me ha dejado bastante más tranquilo. Más tranquilo por lo mío, quiero decir; mucho más preocupado por lo demás: hay chavales viviendo situaciones familiares bien jodidas por ahí adelante, así que voy a dejar de preocuparme de si los míos pierden unos meses de clases. Si junto todas las que me salté yo por la cara, aún les sale a devolver, y aquí estoy.

Irene ha tenido por la tarde clase por Zoom de la academia de inglés. Estaban seis y dice que lo ha pasado genial. No sé si habrá aprendido algo, pero a mí ya me vale. Al mayor le han enviado por la plataforma las notas de dos asignaturas de dos exámenes que hizo en el segundo trimestre: siete con ocho y ocho. Por muy mal que nos vaya, y seminuevo como está, malo será que no me den por él un buen dinero en cualquier mercado de esclavos, con meses de clase perdidos y todo. Hay futuro.

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