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Conquistar el mundo

EL CAMBIO DE hora aún tiene menos sentido aquí encerrados. Ya no lo entendía antes, pero es que hoy ni le hemos prestado atención, así que llevamos todo el día viviendo como ricos de veraneo en Marbella: hemos acabado de desayunar cerca de la una, todavía estaba haciendo la comida a las cuatro de la tarde y me he puesto a escribir rozando el cierre de las esquelas. Un sindiós.

Elías llevaba un par de días diciendo que quería raparse el pelo, parece que se animó con la última prórroga del confinamiento. Se ve que varios colegas aprovecharon para hacerlo y no me parece mala idea, es más cómodo para estar en casa y de ahora a que salga le da tiempo de sobra a crecer. Mi amigo Javi también lo hizo, pero al cero; Javi es así de radical en todo y el encierro se le está haciendo largo, él es un ser social que no ha sido diseñado para estar solo. Creo que acabará multado; me conformo con que no acabe detenido.

Cuando el chaval se ha visto en el baño con su madre blandiendo unas tijeras y yo armado con la maquinilla, lo de raparse no le ha parecido tan buena idea y ha rebajado sus pretensiones. Al final yo me he trabajado la coronilla y los laterales y su madre el resto.

Daba penita ver cómo nos miraba, se retemblaba todo. Esto lo tengo yo visto un montón de veces, de algo tienen que servir tantos años de trabajo en los juzgados: quedan suficientes días para que le crezca el pelo y es nuestra palabra contra la suya; somos marido y mujer, no estamos obligados a declarar el uno contra el otro y sin nuestro testimonio Fiscalía no tiene caso.

guerra

Irene ha tratado de maquillar una mandarina, por algo que vio en internet. Era la única fruta que tenía a mano. Por lo que dice, ha sido otro fracaso, al parecer tiene la piel demasiado áspera. "Como tú, papá", aclara por si no había quedado claro. Para la próxima vez que haya que salir a comprar, pide una manzana, que son mucho más adecuadas para la práctica cosmética.

Para completar un día de actividades racionales, hemos jugado al Risk: conquistar el mundo justo cuando el planeta está confinado. Como no había ejércitos del coronavirus, me he pedido el rojo. Me he hecho fuerte en Europa del Norte: Pedro Sánchez, aprovecha para mover lo de los coronabonos ahora que te puedo echar una mano, no sé cuánto podré resistir.

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