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La casta sindical tampoco gusta

NO SON TIEMPOS de castas y esta semana volvió a quedar demostrado en el Concello. Las elecciones sindicales auparon para representar a los funcionarios a una candidatura independiente, formada por trabajadores sin afiliación ni experiencia sindical, que en unas semanas y sin el apoyo de ninguna central consiguieron hacerse con el voto mayoritario de los funcionarios. La votación fue reñida. Solo lograron seis votos más que el segundo, CSIF, y once más que el tercero, CC.OO., pero hay que tener en cuenta que estos son sindicatos con muchos años de rodaje, con estructura y con poder en el Concello. Aunque a lo mejor alguna de estas circunstancias son las que han favorecido que todos los sindicatos clásicos, con la excepción de CC.OO., perdieran apoyos.

Entre los agraviados son significativas las bajadas de CSIF, Afi-Uso, UGT y CIG. CSIF es, con diferencia, el sindicato con más afiliados en el Concello y ni siquiera todos le han votado. En el comité de empresa (órgano del personal laboral) perdió el representante que tenía y en la junta de personal (funcionarios) bajó un delegado. Una de las críticas que siempre recibió este sindicato es que defendía únicamente a un colectivo profesional, el de la Policía Local, hasta el punto de que tradicionalmente fue quien realmente ‘gobernó’ el cuerpo. Pero de un tiempo a esta parte, el descontento es patente incluso entre muchos policías afiliados. Sienten que el único interés del sindicato es hacerse con la escala de mandos y que no pelean por el resto del personal.

A Afi-Uso (dos delegados menos) el castigo parece haberle venido por la falta de renovación en la candidatura, aunque esa continuidad la hubo también en otros sindicatos, como la propia CSIF. A eso se une que las personas que figuraban en los primeros puestos de la lista perdieron simpatía en los últimos años. Hay gente que les achaca que se mueven solo por interés personal, dado que dos de ellos mejoraron sus condiciones laborales.

Una candidatura de trabajadores sin afiliación irrumpió en el Concello con el respaldo mayoritario de los funcionarios

La CIG perdió tres representantes y UGT, dos. Los dos sindicatos vivieron tiempos convulsos en el Concello. La central nacionalista no confirmó candidatura hasta ultimísima hora. Presentó una lista bastante renovada, después de que su principal representante durante los últimos años se retirara en medio de un cierto descontento propio y también de afiliados, sobre todo en la Policía, donde ejerce. UGT también vive desde hace años momentos bajos y de enfrentamiento con el gobierno local, al que no ayudó nada la huelga de la basura que sufrió la ciudad el verano pasado.

Así las cosas, los únicos sindicatos que salvaron la papeleta fueron la Candidatura Independiente, que mantiene el representante que tenía, y CC.OO.. que en conjunto mejoró su posición. Perdió un representante en la junta de personal, pero ganó dos en el comité de empresa. El resultado tiene su mérito en un contexto de caída de apoyo a las centrales clásicas, de aparición de nuevas candidaturas y de descenso de representantes sindicales por la reducción de la plantilla. El Concello tiene 123 trabajadores laborales, que mantienen nueve delegados, pero el número de funcionarios ha bajado a 473 y sus representantes, de 17 a 13.

CC.OO. concurrió con una lista parcialmente renovada. José Expósito, presidente de la junta de personal en los últimos ocho años, cambió el sindicalismo por la política, integrándose en Ciudadanos. CC.OO. fue el único sindicato que consiguió presentar candidatura en las tres mesas electorales (funcionarios, técnicos y administrativos y especialistas no cualificados). El bombero Tino Vila, que encabezaba la lista de funcionarios, cree que el apoyo que CC.OO. recibió en su conjunto se debió a que el personal municipal apreció que en los últimos años el sindicato trabajó por atender sus reivindicaciones. Aunque al final no hubiera muchos resultados. O ninguno. Los sindicatos consideran perdidos estos cuatro últimos años y lo atribuyen en gran parte a la desgana del gobierno local. Hay que decir, no obstante, que tampoco ayudó el enfrentamiento que patronal y sindicatos mantienen desde hace años, en los que la judicialización de los asuntos laborales fue constante.

Tiempo perdido. La judicialización de los asuntos laborales y la falta de impulso político dificultaron avances en los últimos años

El caso es que en el mandato recién terminado fue imposible sacar adelante asuntos que preocupan a los trabajadores desde hace mucho tiempo, como la aprobación de una relación de puestos de trabajo (RPT), documento básico para la organización laboral de cualquier administración; la actualización del desfasadísimo reglamento de personal; y el proceso de funcionarización del personal laboral. Este último lo impulsó el propio gobierno hace un par de años y logró su aprobación en pleno por unanimidad, pero por razones que no se llegaron a explicar -sí a insinuar, y esa judicialización parecía tener mucho que ver- no se dio ningún paso para ponerlo en marcha. Sobre la RPT cabe recordar que el gobierno de Orozco pagó unos 120.000 euros a una empresa por la elaboración de un documento que permanece en el cajón. Y en tiempos del PP ya se gastaran 12.000 euros en lo mismo.

Es en este contexto donde surgieron dos nuevas candidaturas a las elecciones sindicales. La de USTG, liderada por un afiliado desencantado de la CIG, que consiguió dos representantes, y la de Agora, una lista encabezada por el jefe de contratación del Concello, Manuel Louzao, e integrada por técnicos de distintos servicios. Son nuevos en el sindicalismo, pero creen que eso precisamente puede ser un valor porque llegan sin lastres y con aires nuevos. Entre los muchos retos de Agora hay uno que quizás sobresale sobre los demás: sacar adelante la RPT para lograr un adecuado dimensionamiento de los servicios. Agora no tiene inconveniente en admitir que en el Concello hay servicios con el personal suficiente -el de Contratación, citan como ejemplo-, pero sostiene que hay otros en una situación muy precaria. Aguas, Informática, Personal y Servicios Eléctricos son algunos. «A cidade cada vez ten máis edificios e máis instalacións eléctricas e o servizo, cada vez menos persoal», explican como ejemplo desde Ágora, que cree que el gobierno local debe exprimir al máximo las posibilidades de contratar que da la ley. Agora decidió dar el paso porque veía un déficit de interlocución entre trabajadores y patronal y su irrupción incluso es bien recibida por algunos sindicatos. Confían en que su presencia pueda ayudar a relajar y a normalizar las relaciones con la patronal. El tiempo dirá si lo consigue.

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