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La isla de Zozulya

SI TECLEAS en Google ‘Roman Zozulya’ y clickas en el resultado que te lleva a la Wikipedia, encontrarás una desactualizada estampa del jugador ucraniano del Albacete, vistiendo con orgullo la zamarra de la selección de su país y luciendo unas melenas que lo asemejan más al muñeco de Iron Maiden que a la estampa real y actual del punta.

Y es que los años pasan y la alopecia no se apiada de nadie, señores, no tiene corazón. Da igual que tuvieras el triunfador afro-look de Carlos Valderrama,
la llamativa cabellera de Alexi Lalas, o el aspecto vikingo de Asgeir Börkur Asgeirsson (busquen) que si apunta hacia ti la gélida mirada de la pelonía, no hay loción capaz de revertir esos infames resultados.

Lo que sí es cierto es que hay que tener carisma para lucir una calva con orgullo. Óscar Dertycia tenía ese carisma. También Roberto Carlos, quien incluso llegó a declarar que se untaba la calva con vaselina para que patinase mejor el balón (luego de anotar un inexplicable gol de cabeza). Zozulya también tiene carisma, pero no tiene la modalidad de carisma tipo como la de los jugadores antes mencionados. Zozulya no gusta. Tiene esa rudeza, esa aspereza, esa cara de comer carne cruda sin adobar que no acaba de dar confianza a la gente. Tiene todo eso y, a mayores, una isla de pelo en la alta frente.

Carisma y bemoles. Me da lo mismo que, ¡oh, caprichos del karma!, un mechón de pelo se mantenga solo, imperturbable, en medio de la frente mientras una extensión de cartón se erija arrogante por la parte alta del cráneo y el rodapiés apoye —desde su posición de detrás de las orejas— a la férrea aldea gala que el ucraniano luce en la parte delantera de su cabeza. ¿Afeitarse? Los outsiders ucranianos que pasan de modas no se afeitan la cabeza. Escuchan el ‘Lip up fatty’ de Bad Manners; el ‘A Message to Rudy’ de The Specials (pero la versión en directo de The Poges) y el ‘Antihéroe’ de M Clan.

Roman Zozulya me cae mal a pesar de todo. Mi ucraniano favorito es Kravets, paisano de palillo en boca.
 

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