
Arrancar una postilla
"No te arranques la postilla", le dije, y abrió los ojos todo lo que pudo para mirarme. "¿Por qué?", preguntó, y por unas décimas de segundo me vi al otro lado de los interrogantes, cuando era yo el que no entendía por qué estaba prohibido extirpar las heridas de guerra. Hay una parte de la infancia de la que más que recuerdos quedan sensaciones. No tengo en la memoria...