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Rivera y el síndrome de UPyD

La ausencia del líder de C’s anuncia que, aunque logre diputados, le puede pasar como a Rosa Díez, para quien Galicia fue un territorio poco propicio

Ciudadanos innovó en su insólito acto central, en el que no habló ningún candidato por las provincias gallegas

En Galicia resulta muy difícil todo, afirmó ayer por dos veces Marta Rivera de la Cruz en el acto central de la campaña gallega de Ciudadanos. La periodista y escritora lucense, número tres de la lista de Madrid, hacía mención a las peculiaridades del escenario político autóctono, aunque no aclaró si se refería, por ejemplo, a las complicaciones derivadas de la dispersión territorial, a la mayor fortaleza relativa del PP o a la existencia de un nacionalismo mucho más difuso que en Cataluña, lo que no abona el terreno para discursos centralistas como el de C’s.

Rivera de la Cruz sí aludió a las condiciones meteorológicas como un factor determinante de la participación electoral en una Galicia con “muy malas comunicaciones”, un diagnóstico que no confirman los datos, a no ser que se refiriera a la década de 1930 o a las de 1970 y 1980. Fue un tópico más, como el de reivindicar el porco celta, la rubia gallega y los paisajes de grandes potencialidades cinematográficas, un adanismo que se acrecentó cuando proclamó que el conflicto de las cuotas pesqueras se soluciona negociando en una mesa. Acertó más cuando reivindicó las cercanías ferroviarias.

Ciudadanos había anunciado un mitin de Albert Rivera en el Obradoiro, un escenario inmenso al que nadie se atreve a ir y que requiere de una capacidad organizativa de la que carecen los naranjas. Después se dijo que estaría en A Coruña y se haría una foto en la Torre de Hércules. Al final la líder catalana de C’s, Inés Arrimadas, protagonizó ayer por la mañana un modesto acto en A Coruña, con unas 300 personas. Albert Rivera se disculpó en un vídeo, en el que explicó que iba camino del funeral por los policías muertos en Afganistán.

Si Ciudadanos representa la nueva política, el acto de ayer supuso toda una innovación, ya que no hay memoria de un mitin en unas generales en el que no hablase alguno de los candidatos por las cuatro provincias gallegas. Se trata de una muestra de la confianza de la dirección de C’s en la valía de sus cabezas de lista, alguno ya famoso, como el de A Coruña, por huir de la prensa para no meter la pata. Aun así, las encuestas anuncian un resultado espectacular para el partido naranja en Galicia, con dos diputados, tantos como tiene ahora el BNG y como los que alcanzó el CDS en su mejor momento.

Sin embargo, en la encuesta del CIS se observa que Galicia sería la tercera comunidad en la que C’s lograría su porcentaje de diputados más bajo, tras el País Vasco y Navarra, donde no obtendría ninguno. Se reproduciría así, aunque a mayor escala y con un partido de origen catalán, el fenómeno de UPyD, la fuerza liderada por la vasca Rosa Díez, que presentaba sus peores registros en Cataluña y Galicia. Ya era así antes de que Díez utilizase la palabra gallego como un insulto contra Rajoy, lo que en el fondo expresaba su frustración por los fracasos electorales.

Desde que vino en febrero de 2014 a presentar su proyecto para toda España, Albert Rivera ha dejado huérfanas a sus huestes gallegas. Será que en Galicia es más difícil todo, como sostiene Marta Rivera.

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