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OPINIÓN. La Diputación de Rajoy, en el aire

PUNTOS DE LUZ . Así se titulan las cinco páginas dedicadas a la Diputación de Pontevedra en el libro autobiográfico de Mariano Rajoy. «Fue un período particularmente satisfactorio. Inauguré la luz eléctrica en algunas parroquias», explica. Como se vio en uno de los debates televisivos de hace cuatro años contra Pérez Rubalcaba los puntos de luz y los teléfonos rurales son para Rajoy los frutos del momento fundacional del marianismo, el de su primera experiencia al frente de una institución pública, entre 1983 y 1986, justo antes de su acceso la vicepresidencia de la Xunta. Tenía 28 años y fue una etapa que le marcó tanto que le quedó para siempre un aire de decimonónico presidente de Diputación provincial.

El domingo en un mitin en Burgos Rajoy reivindicó que presidió «una Diputación con 62 municipios» y calificó de «cosas peregrinas» las sensatas propuestas para eliminar las vetustas y carentes de sentido instituciones provinciales. El público burgalés no lo sabe, pero seguramente corrió el riesgo de que con su memoria de opositor Rajoy les recitase de carrerilla los nombres de los ayuntamientos pontevedreses, de Agolada a Vilanova de Arousa. El viernes estuvo en Marín, Vigo y Pontevedra y le informaron de la situación en su territorio, que, a la luz de las últimas encuestas, es preocupante para el PP.

La alarma roja se ha encendido en las filas populares porque, como en el 2007, la presidencia de la Diputación de Pontevedra está en el aire. Entonces la salvaron gracias a un puñado de votos en Cerdedo. Feijóo no compareció ante la prensa hasta que acabó el recuento de Cerdedo, a medianoche. En el PP creen que si la hubiesen perdido, habría sido mucho más complicada, sino imposible, su victoria en las autonómicas del 2009, por la desmoralización que habría supuesto la salida del fortín pontevedrés en el que el barón popular, Rafael Louzán, dio refugio a los principales colaboradores de Feijóo en su travesía del desierto.

Tras la subida del 2011, el PP tiene en Pontevedra 17 de los 27 escaños de la Diputación, que se reparten a partir de los resultados de las municipales en cada partido judicial. Los populares pueden ceder tres y conservar la mayoría absoluta. Y tres son precisamente los que perderían según las últimas encuestas, dos en la comarca viguesa, a favor del PSOE y la Marea, y otro en la pontevedresa, en beneficio del BNG, aunque en este caso los de Feijóo tendrían más opciones de poder salvarlo.

Los populares acusan el batacazo de su débil candidata de la ciudad de Vigo, la exconselleira Elena Muñoz, en una ciudad en la que el alcalde ha conseguido canalizar contra la Xunta de Galicia buena parte de la ira de la crisis económica.

Este panorama convierte en decisivo al partido judicial de Tui, pues es donde el PP puede bajar otro escaño, lo que le daría el poder al PSOE si pacta con el BNG y la Marea de Vigo, en caso de que entrase en la Diputación. Abel Caballero redondearía así la victoria que le auguran las encuestas en Vigo y podría situar en el palacio provincial de Pontevedra a un colaborador, como Carmela Silva u otro. Imputado por un negocio privado, Louzán ya se ha buscado la salida de la presidencia de la Federación Galega de Fútbol, quizá con la vista puesta en dar el salto a la española. Pero lucha por salvar la Diputación, concentrando esfuerzos en el Baixo Miño.

En Lugo Besteiro se juega su consolidación en el PSdeG y en Ourense Baltar II busca legitimar la sucesión dinástica


En el resto de Galicia sólo está cantada la victoria de Baltar II en la Diputación de Ourense, pese a no contar con su padre, condenado por prevaricar para dejarle el feudo al hijo. Baltar II busca legitimar la sucesión dinástica del 2012. En Lugo el socialista Besteiro no se presenta pero necesita salvar la Diputación para no quedar muy tocado como líder del PSdeG. Hace unos meses el PP ya vendía la piel del oso del palacio de San Marcos, pero ahora ha chocado con la realidad de una misión muy difícil. Y en A Coruña el PP parece estar en mejor posición para mantener la Diputación que en Pontevedra. Le favorece el hecho de que las mareas no se organizasen por partidos judiciales, lo que puede ser determinante en la comarca de Santiago.


Pero la clave está en la Diputación de Pontevedra. Parece difícil que el PP no tenga la mayoría, pues pesa el precedente del 2007. Pero si la pierde, será el resultado más importante que se dé en Galicia para el conjunto de España, pues supondría un golpe demoledor para Mariano Rajoy, quizá uno de los pocos que pueden contribuir a quebrar su numantina vocación de resistencia.

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