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Galicia, de tumba a bastión de Pedro

PEDRO SÁNCHEZ, pero su gesto del 27 de abril en Viveiro adquiere una elevada significación en la doble operación de venganza y de resurrección en la que está embarcado en las inciertas elecciones primarias de este domingo. En el restaurante O Val do Naseiro el madrileño rubricó su aval como candidato a la secretaría general del PSOE.

No hay noticias de que Sánchez escenificase ese ritual de firmar por sí mismo en otras latitudes, como los cantantes oportunistas que adaptan sus letras para incluir a la localidad en la que actúan. Sus críticos, como su antiguo mentor Pepe Blanco o Abel Caballero, dirían que ese ardid le pega bastante a este político que el año pasado, en la solemne sesión de investidura, proclamó que en Cataluña hay un problema de convivencia, como sostiene Rivera, y que este domingo defiende la existencia de la nación catalana, como Iglesias.


El miedo al caos, la fuerza del aparato y el aval de la vieja guardia y de los poderes fácticos juegan a favor de Susana


Con Gonzalo Caballero II como estilete en los debates en los medios públicos y la diputada Rocío de Frutos como mudo recuerdo del no a Rajoy, los partidarios gallegos de Pedro aseguran que su líder encarna la coherencia, porque la mantuvo en el instante decisivo, al renunciar a su escaño para ni tener que abstenerse ante Rajoy, ni saltarse la disciplina interna que él mismo aplicaba hasta que fue derribado en el comité federal socialista de los cuchillos largos. De la relevancia que se le dé a ese hecho depende el resultado de este domingo.

En el debate del lunes en la sede de Ferraz Susana Díaz intentó soslayarlo, sin ni siquiera justificar la posición del PSOE en la investidura, más allá de decir que fue por el bien España. En cambio, Sánchez incidió machaconamente en la abstención, porque esa es la energía que alimenta su intento de resurrección, pese a su probada poca consistencia. Si la gestora le hubiese impuesto al PP la designación de otro candidato, como hizo la CUP con Mas y la izquierda lucense con Orozco, este domingo Sánchez no tendría opciones.

Era una maniobra muy difícil, porque Rajoy se iba a resistir, pero la dirección socialista ni la intentó. Primó el cálculo de no querer hacerle al PP su renovación interna, sin reparar en que así asumían un coste enorme, el que les hizo perder a los populares 3 millones de votos entre 2011 y 2016 y que se resume en que en una democracia consolidada Rajoy habría dimitido el 31 de enero de 2013, cuando El País publicó los papeles de la contabilidad de Bárcenas.

El miedo al caos, la fuerza del aparato y el aval de la vieja guardia y de los poderes fácticos juegan a favor de Susana. La rabia frente el PP de Rajoy y el status es la gran baza de Sánchez, incrementada durante la campaña interna por la operación Lezo, un nuevo escándalo de corrupción que sacudió a los populares y que contó con el potente amplificador de producirse en Madrid. En Galicia hay un factor añadido, que lastra a Díaz e impulsa a Sánchez. El alcalde de Vigo apoya a la andaluza, lo que en el PSdeG garantiza la derrota, según se vio en los procesos internos del último lustro y se comprobó en la recogida de avales, cuando los de Abel no ganaron ni en la provincia de Pontevedra.

En Vigo arrasan, pero su imperio acaba en Rande. Las dos candidaturas principales dan por hecho que Sánchez vencerá este domingo en Galicia, quizá con mayor margen que en los avales. El desenlace gallego parece tan claro como incierto es el resultado en España. La clave reside en la amplitud de la victoria de Susana en Andalucía, en si compensa derrotas como la gallega. Galicia ha pasado de ser la tumba electoral de Pedro y el trampolín que impulsó a Rajoy hacia la investidura a convertirse en uno de los reductos ‘sanchistas’ en las primarias, por más que su peso en el PSOE sea escaso. Por todo ello resulta significativo que Sánchez firmase su aval en Viveiro.

Cancela, Formoso, Abel y Blanco en el vacío de PSdeG
La amplitud previsible del triunfo de este domingo de Pedro Sánchez en Galicia va a depender en buena medida de cómo funcione la dinámica de voto útil en torno a la candidatura del exsecretario general y en detrimento del tercero en liza, el exlehendakari Patxi López. Como era de esperar el vasco se confirmó como el menos malo en el debate del lunes, que supuso un gran espectáculo televisivo por la intensidad de los ataques que se cruzaron los tres aspirantes a dirigir el partido fundado por el ferrolano Pablo Iglesias Posse.

Pero Patxi también alimentó, sin quererlo, ese trasvase hacia Sánchez cuando se alineó con él en la cuestión esencial, la de la investidura de Rajoy. Patxi cuenta en Galicia con el apoyo de antiguos partidarios de Sánchez, como el senador Modesto Pose, mientras el sector del exsecretario general del PSdeG, Gómez Besteiro, también se acercó al inicio del proceso al candidato vasco.


El PSOE gallego lleva más de un año de interinidad tras la caída de Besteiro


Este movimiento enervó a Sánchez que presume de haber apoyado a su amigo Besteiro hasta el final, pese a las imputaciones judiciales que le acabaron derribando y le mantienen apartado de la escena política, aunque su influencia se siga notando entre bastidores. Todo indica que ya se reconstituyó la alianza entre Besteiro y Sánchez, de quien se espera venza con claridad en Lugo y también en la provincia de mayor censo, A Coruña, mientras en las circunscripciones más favorables para Díaz, Ourense y Pontevedra, los pronósticos señalan que habrá más equilibrio. En clave gallega no parece que a Díaz le hayan ayudado sus constantes referencias en el debate del lunes a Abel Caballero.

En lo que respecta al alcalde de Vigo la gran cuestión a partir de ahora reside en si los resultados de este domingo en Galicia, sumados a sus derrotas en las primarias del 2016 y en el congreso de 2012, le van a animar a desistir de su proyecto de hacerse con el control del PSdeG, a través de su persona de máxima confianza, Carmela Silva. En ese supuesto podría apoyar a un candidato de fuera de Vigo, posibilidad para la que no se vislumbran más opciones que la de José Blanco, aunque el exministro siempre haya asegurado que no pretende dirigir el PSdeG.

Sin embargo, en este momento el dirigente en mejores condiciones para ser elegido líder del PSdeG en el congreso que debe celebrarse en unos meses es el alcalde de As Pontes y presidente de la Diputación, Valentín González Formoso. En público se ha mantenido neutral, aunque el aparato de la provincia, que controla junto con el alcalde de Culledero, Julio Sacristán, apoya claramente a Sánchez.

Esas cautelas de Formoso pueden interpretarse como un intento de no quemarse por si Susana Díaz gana este domingo, si bien para él lo mejor sería un triunfo de Sánchez. La victoria de Díaz volvería a poner sobre la mesa el cambio de la gestora gallega, que dirige Pilar Cancela, albacea de Besteiro y afín a Sánchez. Los partidarios de Susana, que tienen su núcleo duro en el Vigo de Abel y el Ourense de Pachi, quieren que alguien de su órbita lidere el PSdeG hasta el congreso.

El PSOE gallego lleva más de un año de interinidad tras la caída de Besteiro. No parece importar mucho, lo que confirma que el PSdeG ya no existe como tal y lo que hay es cuatro sucursales provinciales.

*Este texto fue publicado en la edición en papel de El Progreso el 21/05/2017

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