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El PSdeG le dijo no a Abel Caballero

La victoria de Leiceaga impide que el alcalde vigués tome el control de un PSdeG que eligió al candidato con la imagen menos gastada, mientras Besteiro conserva un papel en la sombra

PRIMERO FUERON LOS DELEGADOS del congreso del PSdeG-PSOE los que en el 2012 le dijeron que no a Abel Caballero cuando intentó hacerse con el control del partido a través de Elena Espinosa, la candidata a la secretaría general derrotada en aquel cónclave por un entonces ya renqueante Pachi Vázquez. Y ayer [sábado] fueron los militantes socialistas gallegos los que, al elegir con su voto directo y secreto a Xaquín Fernández Leiceaga como aspirante a la presidencia de la Xunta, volvieron a rechazar el imperio del barón vigués, que amenazaba con adquirir ciertos tintes de dictadura personal, según mostró con absoluta transparencia uno de sus edecanes, Santos Héctor, a la sazón secretario provincial del PSdeG-PSOE de Pontevedra.

En la campaña de las primarias Santos Héctor reclamó la dimisión de la presidenta de la dirección provisional del PSdeG, Pilar Cancela, por, nada más y nada menos, que contradecir al alcalde de Vigo, a quien, según su ayudante, su descomunal mayoría absoluta, de 17 concejales sobre 27, le concede el monopolio de la verdad y el derecho a ser adorado por sus súbditos.

En el bastante sorprendente desenlace de las primarias pesaron varios factores, como el mejor perfil del candidato Fernández Leicega frente a la gastadísima figura de Méndez Romeu y el hecho de que tuviese dos de las tres diputaciones socialistas a su favor. Pero en la decisión de los militantes del PSdeG desempeñó un papel determinante la figura de Abel Caballero, ya que él era el verdadero candidato que tenía a Romeu como una pantalla que recordaba al rol que jugó Albor en las autonómicas de 1981 como figurante de Manuel Fraga. La diferencia está en que Albor ganó y Méndez perdió, lo que significa que Caballero no puede emular a Paco Vázquez haciéndose con el control del partido en Galicia desde su feudo.

Ninguno de los dos candidatos levantaba pasiones como se pudo constatar en los dos debates radiofónicos, de la Ser y la Radio Galega. Pero Leiceaga exhibió un perfil más atractivo, con su imagen de mayor solvencia técnica, y no cometió los errores de Romeu, quien llegó a calificar de "magníficos" los resultados del PSdeG en las municipales porque obtuvo mayores cuotas de poder, sobre todo en las diputaciones, pese a su grave descalabro en la mayoría de las ciudades, que fue confirmado con la histórica derrota del 20-D, cuando el PSdeG perdió la segunda plaza en las generales ante En Marea.

Con esa lectura complaciente, Romeu, paradójicamente, asumió el discurso del exlíder del PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro, quien, si esta semana sufrió el duro revés de ver rechazada su propagandística querella contra la jueza Pilar de Lara, ayer consiguió conservar por lo menos una cuota de influencia en el PSdeG. Besteiro sigue controlando el aparato organizativo del partido en Galicia a través de la presidenta de la gestora, Pilar Cancela, gracias a su amistad, a prueba de bombas judiciales, con el líder del PSOE, Pedro Sánchez.

Sánchez sale bien parado de las primarias gallegas, en las que afrontaba el riesgo de perder a cuatro semanas de las generales. La de Leiceaga hubiese sido una derrota del líder del PSOE por vía interpuesta, porque su candidatura y la convocatoria de las primarias se gestaron en la sede central de la madrileña calle Ferraz, en reuniones en las que participaron el propio aspirante, Besteiro, Cancela, Sánchez y su secretario de organización, César Luena.

Ahora Leiceaga puede reforzar a Cancela en la campaña de las generales, aunque el PSdeG queda facturado casi a la mitad. Y el flamante candidato a la Xunta necesita alejarse de Besteiro y sus varias imputaciones judiciales, para lo que se espera que intente crear su propia estructura de campaña.

Los socialistas evitan quedarse en vía muerta ante los pactos 

Caballero, Méndez y el maestro de ambos, Paco Vázquez, mostraron muchas veces que su coherencia es más que relativa y que pueden traicionar sus principios por cuotas de poder. Pero en principio la postura de Méndez contra pactar con En Marea dejaba al PSdeG en vía muerta y frustraba una alternativa si el PP pierde la mayoría y no suma con C’s. Con Leiceaga el acuerdo sí es posible. 

Unas primarias muy a la gallega

TRAS DOS DECENIOS anunciando que iba a celebrar unas primarias para elegir al candidato a la presidencia de la Xunta con el voto directo de sus afiliados, el PSdeG saldó ayer [sábado] una deuda que tenía pendiente con sus militantes y con la opinión pública. Hasta ahora solo había recurrido a este sistema para designar a su anterior secretario general, pero fue más bien un simulacro, debido a la falta de entidad del rival de Besteiro, el entonces alcalde de A Illa, Manel Vázquez. Ayer [sábado] sí se trató de un proceso competitivo. Los precedentes en otros partidos se hallan en el BNG, cuyos afiliados eligieron en asamblea en 2003 a Anxo Quintana como candidato contra Camilo Nogueira y a Francisco Jorquera en 2012 frente a Carlos Aymerich. En ninguno de estos casos la operación dio buenos resultados en las urnas.

Ese mismo balance es el que ofrecen recientes experiencias del propio PSdeG del ámbito municipal, como las de Santiago y Ourense, aunque también haya algún precedente muy positivo para los socialistas, como el de López Orozco en Lugo. En cualquier caso, el método de elección concede una incuestionable legitimidad a Leiceaga como cabeza de cartel socialista.

Sin embargo, los resultados de las primarias muestran que en este proceso pesan más las pautas de la política gallega tradicional que los elementos de renovación. Aunque el PSdeG no difundió oficialmente ayer [sábado] los resultados por municipios, los datos que fueron apareciendo en el escrutinio resultaban muy llamativos, con oscilaciones bruscas de un ayuntamientos a otro, que mostraban que, con frecuencia, lo determinante no era el perfil de los candidatos, sino las redes de apoyos con las que contase cada uno. Uno de los ejemplos más espectaculares lo aportó As Pontes, donde Leiceaga ganó por 100 a 2 a Méndez porque tenía el apoyo del alcalde, Valentín González Formoso. Formoso, presidente de la Diputación de A Coruña, emergió ayer [sábado] como un nuevo barón en el PSdeG gracias al apabullante triunfo de Leiceaga en esa provincia, la de mayor censo. El economista tuvo un 63%, un poco por debajo de su 64% de Lugo, donde también contaba con el respaldo de la Diputación. En cambio, en Pontevedra ganó Méndez con un 56%, aunque en ese caso lo fundamental, más que el respaldo de la Diputación, fue su arrase en Vigo, ya que perdió en Pontevedra y en Vilagarcía y en diversas localidadas, como Salceda de Caselas y Ponteareas.

La relevancia de las diputaciones en los resultados se confirma a la luz del caso de Ourense, la única provincia en la que hubo un desenlace ajustado, con un 51% para Méndez y un 47% para Leiceaga. Se trata de la única provincia en la que los socialistas no presiden la Diputación, un organismo que, como ya se vio en el muy conflictivo congreso del PP de Ourense del 2010, tienen sobre todo valor para los procesos internos de los partidos. 


En la geografía de apoyos también pesó el control de los aparatos del PSOE, pues Leiceaga ganó en A Coruña y Lugo, donde le respaldaron las direcciones provinciales, y perdió en Pontevedra y Ourense, donde las ejecutivas estaban con Méndez. Aunque hubo excepciones, como la de Foz, donde Méndez logró un amplio triunfo en una provincia del rival, fueron unas primarias a la gallega. 

* Artículo publicado en la edición impresa de El Progreso y Diario de Pontevedra el día 29/05/2016

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