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El PSdeG le da oxígeno a Feijóo

Setenta y cuatro diputados autonómicos nombraron senador a Manuel Fraga el 2 de febrero de 2006 en una votación secreta en la que hubo uno que no quiso darle su voto al león de Vilalba. La urna que se emplea en este tipo de designaciones constituye casi la única vía de escape al férreo dominio de los aparatos de los partidos que impera en el Parlamento gallego. En ocasiones se produce alguna fuga al amparo del anonimato. Pero el pasado lunes no hubo una escapada individual, sino una gran evasión. Hasta ocho diputados, socialistas en su gran mayoría o incluso en su totalidad, desobedecieron las directrices en la elección de la valedora do pobo y de los nuevos miembros del Consello de Contas y del futuro consejo de administración de la TVG.

Fue la expresión de un sentimiento de rechazo al acuerdo entre PP y PSOE, exacerbado por el malestar con el líder socialista, José Ramón Gómez Besteiro, y su entorno, pues la mayor desviación se produjo en el caso del nombramiento de su antigua jefa de prensa como consejera de la TVG, ya que no le dieron su apoyo ocho diputados. En el PSOE niegan que la mayoría sean suyos, pero más allá de las risas de los parlamentarios socialistas al término de la votación, hay dos elementos que indican que las fugas se produjeron en sus filas. Primero se eligió a la valedora do pobo, Milagros Otero, una persona que ha proclamado en público su plena afinidad con el partido de la gaviota. Recibió 53 votos, pese a que los populares y socialistas sumaban 58. Nada indica que en el PP quisiesen castigar a quien consideran una compañera.

Pero además sucede que en las últimas semanas ningún diputado del PP criticó en público o en privado unos acuerdos con el PSOE que resultan muy favorables para su partido, pues le dan el control de estos tres relevantes organismos autonómicos para la próxima legislatura, pese a que a día de hoy no tendría la mayoría absoluta. En cambio, en las dos reuniones del grupo socialista para tratar los pactos sí hubo críticas, tras aceptar que el PP vetase el acceso de Besteiro al Senado y del exdiputado Xaquín Fernández Leiceaga al Consello de Contas, además de hacer una extemporánea renovación de la TVG, cuyo nuevo consejo no tomará posesión hasta enero. Así que, aunque pudo haber alguna fuga individual en el PP, el grueso de los diputados que se saltaron la disciplina está en el PSOE, en las filas de los numerosos críticos con Besteiro.

Esta ruptura de la disciplina sin precedentes por su magnitud podría resultar saludable si fuese el producto de una cuestión de conciencia, pero quedó en un estéril pataleo ya que quienes se oponían a los pactos fueron incapaces de plantarles cara políticamente para anularlos. Es un síntoma del vacío en el que está sumido el PSdeG desde hace tiempo.

El mismo lunes, momentos antes de las polémicas votaciones, Feijóo les dio a sus diputados un mensaje de esperanza que contrasta con su abatimiento tras la hecatombe de las municipales. Les dijo que cree que empiezan a recuperar parte de los apoyos perdidos, aunque de un modo demasiado lento en su opinión. Y constató que les benefician las calamidades de sus rivales, en evidente alusión al desastre de los socialistas, que le entregaron a los populares la Diputación de Lugo y vieron después cómo su líder, Gómez Besteiro, era imputado.

Feijóo deja ver así su deseo de presentarse a las próximas autonómicas, aunque, como ya ha reconocido en público, sólo lo hará si piensa que tiene posibilidades de vencer. Ahora disfruta del oxígeno que le da el PSdeG. Sin embargo, su problema es el propio PP en el que, por más que intente disimular con gestos, no ha cambiado nada importante desde las municipales.

La defensa de Besteiro y la credibilidad de la jueza

El jueves Besteiro por fin mostró y entregó en el juzgado la documentación que según él prueba que no existe ninguna irregularidad en la compra y posterior reforma de su piso. Sigue sin entenderse el retraso, pero en cualquier caso ahora le toca mover ficha a la jueza cuya credibilidad también está en juego en este caso que afecta a un político de gran relevancia que insiste en denunciar su arbitrariedad.

Los enigmas de las generales en Galicia

Según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) el nuevo alcalde de Santiago iba a ser el socialista Francisco Reyes, quien acabó hundido en la tercera plaza, con el peor resultado de su partido desde 1979. El CIS puede aducir que hizo su encuesta con mucha antelación, cuando empezaba a emerger Compostela Aberta. Pero los errores de este organismo gubernamental son tan reiterados que resulta difícil tomarse en serio su barómetro sobre las elecciones generales conocido esta semana, en el que se consolida el escenario de cuatro partidos relevantes, aunque con una tendencia a la baja de Ciudadanos y, en menor medida, de Podemos, y con una recuperación del PP mayor que la del PSOE.

En Galicia el PP dispone de unos datos, también controvertidos, que señalan una fuerte caída de los populares desde el 52% del 2011, aunque manteniéndose algo por encima del 35% que obtuvieron en las europeas y las municipales, mientras el PSOE retrocedería bastante menos desde su 28% de hace cuatro años y Podemos y Ciudadanos también irrumpirían en Galicia con alrededor del 10%, en un escenario en el que el BNG y Age no tendrían opciones de obtener escaños por su cuenta.

La mejor encuesta sigue siendo la de las europeas de 2014, pues son las elecciones que más se parecen a las generales y allí ya se empezó a dibujar el nuevo panorama. Sin embargo, entonces Ciudadanos apenas empezaba a levantar el vuelo y aún ocupaba su espacio una UPyD que apenas tenía predicamento en Galicia. C’s fracasó en las municipales en las ciudades gallegas, aunque entrase en Lugo, Ferrol y Pontevedra, porque sus expectativas eran muy altas. Parece difícil que logre algún escaño en las generales en las provincias gallegas, aunque puede entrar en la pelea si está tan alto en el conjunto de España como sostiene el CIS y si las catalanas de septiembre le sirven para catapultarse todavía más.

Pero la gran duda reside en cómo se articula el espacio de las mareas. Según los datos de las europeas, una alianza que incluyese a AGE, Podemos, las mareas municipales y el BNG superaría al PSOE en A Coruña y Pontevedra, peleando incluso con el PP por la victoria, y empataría con los socialistas en Lugo. Pero esa entente parece muy complicada. Sin el Bloque, una marea de Podemos y Beiras estaría al nivel del PSOE en las provincias atlánticas, aunque sería difícil que obtuviese diputados en Lugo y Ourense. Para el BNG sería muy complejo conservar en solitario sus escaños de A Coruña y Pontevedra.

El reparto del 2011 fue de 15 diputados para el PP, 6 para el PSdeG y 2 para el BNG. El PP tiene cinco amenazados, uno por provincia y dos en A Coruña; el BNG, dos y el PSdeG, otros tantos, aunque en menor medida. Estarían en el aire 9 de los 23 escaños gallegos del Congreso. Lo que resulta imposible es saber es para quién serían, porque se desconoce cómo se presentarán Podemos y las mareas y si Ciudadanos seguirá sin pintar casi nada en Galicia, una cuestión crucial para las próximas autonómicas, pues en todas las otras comunidades en las que el PP gobierna ahora lo hace gracias a los de Rivera.

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