El Obispado de Lugo reorganiza el arciprestazgo de A Ulloa

La crisis demográfica y la elevada edad de los párrocos harán que las misas dominicales se trasladen paulatinamente a Antas y Monterroso

Alfonso Carrasco Rouco. AEP
photo_camera Alfonso Carrasco Rouco. AEP

Obligado por la crisis demográfica y la avanzada edad de muchos de los curas que se encargan de atender las parroquias rurales, el Obispado de Lugo ha comenzado a informar a los vecinos de Monterroso sobre la reorganización pastoral que plantea para el arciprestazgo de A Ulloa, en el que también se incluyen los municipios de Palas y Antas.

El arcipreste de esta zona, José Góméz, señaló que en el caso de Palas ya se informó a los vecinos el pasado año, mientras que después de Semana Santa está previsto que el obispo de Lugo, Alfonso Carrasco Rouco, se desplace a Antas de Ulla para explicar a los feligreses de este ayuntamiento la reorganización de sus parroquias.

Gómez señala que los cambios no son inmediatos, pero que lo que se pretende con estas visitas del obispo y el reparto de trípticos informativos a los vecinos, es irlos concienciando sobre el hecho de que las misas dominicales se irán dejando de celebrar en los templos rurales para acabar concentrándose en las iglesias de las capitales municipales.

"Estamos hablando en algunos casos de sacerdotes octogenarios que los domingos deben realizar desplazamientos en coche de más de 30 kilómetros para celebrar oficios en distintas parroquias, en las que a lo sumo acuden cuatro o cinco personas a misa", explica.

"Si a día de hoy, mantener la celebración de las misas dominicales en estas parroquias resulta complicado, aún lo será más a medida que estos sacerdotes se vayan jubilando", argumenta José Gómez, quien reconoce que la falta de vocaciones sacerdotales "también dificulta el reemplazo de estos curas que se van jubilando, por lo que en el futuro no resultará factible que un solo religioso se pueda hacer cargo de todas esas parroquias".

Desde el Obispado también se piensa que al concentrar todas las misas en un solo templo, el trastorno que esto pueda suponer para los feligreses se compensará con el hecho de que se formará una comunidad eclesiástica "más fuerte, gracias a que se crearán más lazos de unión entre los fieles".

Monterroso está atendido por el sacerdote Manuel Otero y cuenta con otros cuatro curas adscritos que acuden a las parroquias de Arada, Balboa, Bispo, Cumbraos, Esporiz, Fente, Frameán, Fufín, Lavandelo, Leborei, Novelúa, Pedraza, Penas, Pol, Salgueiros, Satrexas, San Breixo, Sirgal, Sucastro, Vidouredo y Viloíde.

La iglesia de Antas está atendida, por su parte, por Javier Diéguez y cuenta con otros tres religiosos adscritos que acuden a Agüela, Alvidrón, San Fiz de Amarante, San Martiño de Amarante, Amoexa, Arbol-Reboredo, Arcos, Areas, Barreiro, Cada de Naia, Castro de Amarante, Cervela, Cibreiro, Dorra, Facha, Olveda, Peibás, Rial, Senande, Terrachá, Vilanuñe y Villapoupre.

Los templos no cerrarán
El arcipreste de A Ulloa explica que la reorganización de los oficios dominicales no significa ni que los templos de las parroquias rurales se vayan a cerrar ni que se dejen de celebrar en ellos otro tipo de oficios religiosos, como bautizos, comuniones, funerales o aniversarios. El problema, insiste, es que no resulta posible que un único sacerdote atienda los domingos varias iglesias para celebrar misa, "pero los demás oficios se seguirán realizando como en la actualidad", asegura José Gomez.

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