Gato, el mito del eterno retorno como ejemplo de resiliencia

Será el candidato del PSOE a la alcaldía de Monterroso
Antonio Gato. VICTORIA RODRÍGUEZ (ARCHIVO)
photo_camera Antonio Gato. VICTORIA RODRÍGUEZ (ARCHIVO)

Antonio Gato Soengas siempre vuelve. Muchos creían que ya vivía su epílogo político al perder la alcaldía de Monterroso en 2015. La polémica generada en torno al Plan Especial del Casco Histórico, promovida por un movimiento vecinal impulsado por el exsocialista Jesús Otero, lo apartó del sillón y lo empujó a renunciar como concejal.

A esta situación se añadió su decisión de abandonar el PSOE en 2018, tras 43 años de militancia, a raíz de una crisis interna. El entonces secretario provincial de los socialistas, Álvaro Santos, incorporó afiliados a la agrupación local con el fin de cerrarle el paso como cabeza de lista. Gato, que era presidente de la misma, dimitió y marchó. No era su primer choque con la dirección del PSOE lucense, se produjo cuando Gómez Besteiro lo relevó en 2011 como portavoz en la Diputación y lo sustituyó como diputado por A Ulloa por Pilar García Porto, que ayer bendijo con su presencia en su presentación como candidato el regreso a la casa de la que nunca debió salir.

Aunque estaba solo ante el abismo, Antonio Gato preparó en silencio su resurrección política como alcaldable de Independentes por Monterroso (IxM). Y logró su objetivo.

Su vuelta a la alcaldía en 2019 dio paso a un año de continuos vaivenes. Los tres ediles de su grupo retiraron su apoyo al regidor cuando no había pasado un mes tras la constitución de la corporación. Tuvo que gobernar en solitario, a través de decretos y amparado en una medida cautelar que suspendió su expulsión de IxM y evitaba una moción de censura. En octubre formalizó un pacto insólito con el PSOE, con tres concejales, y con la CXG, con uno. En marzo rompió con los socialistas y quedó de nuevo en franca minoría. Finalmente dimitió un 8 de julio, después de que el juzgado diese el visto bueno a que lo echasen de la candidatura que impulsó, lo que permitía a sus excompañeros y al PP interponer la moción de censura. Cuando esta era inminente renunció antes de que lo echasen.

Ahora todos le atribuían un papel residual en la política monterrosina como independiente, pero Gato vuelve en plan triunfal al frente de la candidatura del PSOE. Su trayectoria en los últimos siete años lo sitúan como ejemplo de resiliencia que hace realidad el mito del eterno retorno.

Detrás de esas convulsas experiencias se encuentra un histórico político socialista, a punto de cumplir medio siglo de militancia desde que se incorporó al PSP de Tierno Galván en 1973. En su largo periplo, fue diputado provincial y autonómico, así como alcalde durante 17 años, Pocos igualan su cartilla de servicios en el PSOE.

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