Los nueve internos de la unidad terapéutica de la prisión de Monterroso han aprendido a coser para confeccionar mascarillas y ya llevan 1.200 hasta la fecha.
La iniciativa surgió después de que dos de ellos preguntasen cómo podían colaborar en la contención de la pandemia, han indicado funcionarios del centro y pronto se les sumaron los demás.
Los residentes tomaron unas lecciones de una de las trabajadoras sabía costura y los jefes de estamentos más elevados también se implicaron para hacer llegar telas, gomas y filtros al módulo.
Además, al no haber comunicaciones por el estado de alarma, la producción se ha disparado, al dedicar los internos la mayor parte de su tiempo a la manofactura de estos complementos de seguridad.