La parroquia de Furelos, en Melide, celebró este fin de semana la sexta edición de su Mercado de Época. Furelos no 1900. La cita contó con la implicación de más de medio centenar de vecinos, que se caracterizaron para representar diferentes oficios propios de los primeros años del siglo XX, como cesteros, lavanderas, barberos y, este año, como novedad, un convento con cinco dicharacheras monjas -sor Lara, sor Pilar, sor Flor, sor Marisol y sor Mariana- que llamaban la atención de los numerosos peregrinos que nada más atravesar el puente que da acceso al poblado vivían en carne propia la sensación de haber realizado un viaje en el tiempo.
Y es que nada más adentrarse en la aldea, el caminante se veía inmerso en una calle llena de puestos de cestería, artesanía de madera y productos gastronómicos, con mercaderes cuidadosamente caracterizados e, incluso, una pareja de guardias civiles de época -con sus inseparables tricornios- velando para que todo saliese bien.
Durante la jornada del domingo, la última de una cita que arrancó el viernes y que tuvo el sábado su día grande, la música tradicional también tuvo un especial protagonismo, con actuaciones de Herba Grileira, tanto al mediodía como a última hora de la tarde.
Entre los distintos puestos, llamaba la atención la cuidada barbería que atendía Benigno Valiño Ferreiro, un jubilado natural de Furelos pero emigrado a Bilbao, donde reside junto a su mujer prácticamente la mitad de año. "Aínda que en realidade son carpinteiro, desde que empezou este mercado de época sempre participo, así que xa representei case todos os oficios, como cando o ano pasado fixen de afiador", reconocía el hombre.
Los más pequeños también se sorprendían al subirse a las dos únicas atracciones disponibles, una noria y un tiovivo, ambas con sencillos mecanismos y realizadas totalmente en madera.
Tanto a los pequeños como a los mayores también les llamaba la atención la recreación de la vieja escuela, habilitada en una de las casas de la aldea. "Os nenos sorpréndense porque na era da dixitalización non se imaxinan que os pupitres e os encerados eran así, mentres que os maiores volven aos anos da súa nenez e explícanche como eran aqueles tempos, a súa infancia e os seus profesores, o que resulta moi satisfactorio", explicaba la eventual maestra, Eva Dapena, que ya espera a por el próximo año para repetir experiencia.