Cuando el arte se borda y se hila

El Museo da Terra de Melide expone hasta el próximo día 15 un conjunto de piezas diseñadas y elaboradas en ganchillo o encaje de bolillos por integrantes de la Asociación de Mulleres Catasol
Integrantes de la asociación Catasol que colaboraron en montar la muestra y algunas de las piezas expuestas. EP
photo_camera Integrantes de la asociación Catasol que colaboraron en montar la muestra y algunas de las piezas expuestas. EP

El croché o el encaje de bolillos son formas de arte capaz de transformar el hilo en todo tipo de formas y objetos que conjugan creatividad, diseño, belleza y, sobre todo, ese cariño tan especial que solo las artistas anónimas saben poner en cada una de sus creaciones.

Estas piezas elaboradas con hilo y muchísimo mimo son, precisamente, las protagonistas de la muestra que acoge hasta el próximo 15 de junio el Museo da Terra de Melide. Abanicos, bolsos, monederos, tapetes, sábanas bordadas, pulseras y hasta vestidos de bebés para bautizos son algunas de las creaciones, todas ellas elaboradas por integrantes de la Asociación de Mulleres Catasol, que se pueden contemplar en esta exposición.

"É o segundo ano que o museo acolle esta mostra de pezas que estas mulleres da asociación Catasol elaboran ao longo do curso", explica Cristina Vázquez, una de las técnicas del museo melidao, quien asegura que en esta instalación "teñen cabida todo tipo de actividades que teñan que ver coas artes e cos saberes, como sucede neste caso".

Para María del Carmen Vázquez, presidenta de la asociación Catasol, las instalaciones del museo "son o mellor escenario onde poder mostrar estas creacións", que utilizan por segundo año consecutivo, "animadas pola excelente acollida que tivo a exposición que xa fixemos o pasado ano".

"Entre as actividades que organizamos desde a asociación ao longo do ano, o curso de croché e bolillos é un dos que máis éxito ten e no que participa un maior número de persoas. As pezas que mostramos estes días no museo son un exemplo das que se elaboran ao longo do curso, que empezou en setembro e que agora acaba de finalizar", explica la presidenta de Catasol, colectivo que suma cerca de 400 socios.

A lo largo de los meses que duran las clases, estas artistas del bordado y el hilo se reúnen una tarde a la semana para dar rienda suelta a su creatividad y elaborar unas piezas que, en función de su dificultad, puede llevar realizarlas desde unas pocas horas a varias semanas.

"Habitualmente ás clases acoden entre 30 ou 40 persoas, que non só traballan ese día no que se imparte o curso, senón que adoitan tamén facelo nas súas casas", para ir dando forma a piezas de lo más variopinto.

Entre las que se muestran este año, María del Carmen Vázquez cree que los vestidos de bautizo "son as máis singulares", aunque también llaman la atención del público otras piezas como los broches, los bolsos o los abanicos.

Pero además de por la buena acogida que está teniendo esta exposición, la presidenta de la Asociación de Mulleres Catasol se muestra también muy satisfecha por el hecho de poder ir recuperando la actividad de este colectivo, después del obligado parón causado por la pandemia. "Xa nos últimos meses puidemos celebrar a cea de confraternidade ou retomar as charlas, cursos e excursións que habitualmente realizamos ao longo do ano", explica.

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