Un Camino de cuatro estrellas

Torres da Hermida, en Monterroso, es el único hotel de lujo en las últimas etapas de la ruta
Torres da Hermida. XESÚS PONTE
photo_camera Torres da Hermida. XESÚS PONTE

"En los últimos 100 kilómetros del Camino, entre Sarria y Santiago, no hay ningún otro alojamiento de cuatro estrellas", con esa rotundidad habla la argentina Ayelen Mayer, directora de Torres da Hermida. Se trata de un hotel-boutique que combina el refinamiento de unas instalaciones cuidadas hasta en el último detalle con un servicio personalizado y un entorno de inmejorable belleza y tranquilidad en pleno corazón de A Ulloa.

El hotel, de once confortables habitaciones, se habilitó en una antigua construcción, que después de décadas de abandono, fue adquirida y cuidadosamente rehabilitada por un empresario catalán con vínculos familiares en la comarca.

Ayelen Mayer. XESÚS PONTEEsa costosa obra, que se prolongó durante cuatro años, dio lugar a este exclusivo hotel en el que "cada una de las habitaciones es diferente, tiene su propia personalidad y su propio nombre", según explica su directora. Pero además de la cuidada decoración, Ayelen Mayer destaca la estratégica situación de la construcción, "muy cerca del Camino".

Afirma, por ello, que un perfil de clientela es la de un peregrino que busca algo más exclusivo y, por eso, entre los servicios que se les ofrece es un "transfer" que lo puede llevar y recoger a la salida y final de cada etapa, "con el fin de que tengan aquí su base, de modo que cada día puede regresar aquí para descansar y pasar la noche".

Pero al huésped de Torres da Hermida también se le ofrecen otros muchos servicios que van desde el alquiler de bicicletas eléctricas y quads para poder moverse por la zona hasta excursiones a otros lugares de la provincia, como la Ribeira Sacra, que el cliente puede hacer tanto por su cuenta como con un guía.

Para el máximo relax del cliente también hay una zona húmeda, de uso individual, en la que se puede hacer ejercicio, bañarse en un jacuzzi o tomar una sauna, entre otros cuidados.

RESTAURACIÓN. El restaurante, abierto al público en general, es otro de los valores de este establecimiento. "Hacemos una cocina tradicional con toques modernos, pero apostando siempre por los productos de temporada y de cercanía", asegura Meyer.

La directora de Torres da Hermida está, de momento, muy satisfecha de la acogida recibida. "Abrimos el pasado mes de mayo y, a pesar de la incertidumbre que genera la pandemia, en agosto estuvimos prácticamente llenos todos los días. Además, nuestro restaurante ya fue elegido por muchas personas para festejar sus celebraciones familiares. Pero lo mejor de todo es que todas las críticas han sido muy favorables y muchos clientes ya nos dicen que regresarán", afirma orgullosa.

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