
De la monotonía que provocó el encierro durante la pandemia en 2020, surgió una idea en la mente de Belén Casal. Esta artista melidá, enamorada de la pintura desde los seis años, comenzó a plasmar sus dibujos y diseños sobre tote bags que después compartía a través de Instagram bajo el nombre @Bepunto_.
Pronto, las personas se vieron cautivadas por la originalidad y el encanto de sus creaciones. La sorpresa fue tan dulce como inesperada: los encargos empezaron a fluir desde Melide y sus alrededores. Con humildad, Belén recuerda aquellos primeros pasos. "No lo esperaba en absoluto. Lo hice como un experimento, solo para sentir cómo era dibujar sobre tela", comparte con una sonrisa de gratitud.
Los encargos comenzaron a multiplicarse, tejiendo un tapiz diverso de solicitudes. Aunque su base principal de operaciones reside en el entorno local, sus bolsas viajaron hasta rincones como Santander o Barcelona gracias a las redes sociales. Sus obras, en un rango de precios entre diez y veinte euros, resultan bastante asequibles. A pesar de las voces que le aconsejaron elevar el valor de sus creaciones, Belén abraza su proyecto con el corazón, no como un negocio, sino como un refugio para su pasión. "Es algo que me encanta", admite.
Mascotas que se eternizan en un lienzo de tela, toxos que rozan lo mágico, personajes animados que cobran vida en sus trazos, el mar y hasta intrépidos astronautas explorando el infinito. Cualquier destello de la realidad, cualquier sueño, puede hallar su hogar en una de las bolsas de Belén. Entre los pedidos más curiosos, la melidá recuerda entre risas cuando un chico le pidió una recreación de un "selfie con su vaca, con el nombre de esta en grande".
Últimamente ha recibido muchos pedidos de fotos silueteadas a línea, algo que "está muy de moda", también en el mundo del tatuaje, y que disfruta especialmente. Además, esta vecina de Melide también ofrece la opción de personalizar camisetas, aunque la gestión es algo más complicada, ya que las tallas varían más y no puede hacer grandes pedidos.
Belén Casal comenzó a ir a clases de pintura cuando tenía seis años y, después, acabaría estudiando Bellas Artes en Pontevedra
En sus paseos por las calles de su municipio, Belén no puede evitar sentir una oleada de alegría al cruzarse con vecinos que portan sus obras. "Me hace mucha ilusión", confiesa esta graduada en Bellas Artes, carrera que estudió por la UVigo en Pontevedra.
Actualmente imparte clases de Plástica en el colegio Peleteiro de Santiago de Compostela. Ella, a sus 26 años, tiene claro que quiere dedicarse a la enseñanza, dejando este proyecto artístico como una afición que le permita seguir ligada a una de sus grandes pasiones, la pintura.
Casal no contempla llegar a transformar Bepunto en una empresa, ya que eso implicaría una inversión sustancial, como la adquisición de una máquina de serigrafía que, en cambio, simplificaría su labor. Su enfoque persiste en mantener esta travesía como un pasatiempo en el que, al fin y al cabo, su espíritu creativo fluya sin ataduras.