Un empresario gallego acusado de inducir un doble crimen declara su inocencia en el caso

El empresario compostelano Isauro López, acusado del asesinato de su ex y de un amigo de ésta, ha roto su silencio para confesar su inocencia ante el juicio que desde este viernes se celebra en la sección primera de la Audiencia Provincial de Castellón. Esta vista oral, con jurado popular, se produce diez años después de aquel crimen ocurrido en Cálig, cuyas víctimas fueron Yalennis Valero y Juan Manuel Mata, e Isauro López ha concedido su única entrevista hasta la fecha a El Correo Gallego y en ella declara que no sabe por qué es señalado como instigador -"lo ignoro", subraya- pero confía en la Justicia.

Encara esta causa "con la confianza de que saldrá bien", porque no es culpable, manifiesta, y también "con el miedo al daño personal, familiar y profesional de los juicios paralelos". Admite que tuvo una relación con la mujer, de amantes "viviendo cada uno su día a día"; que la ayudó, que fue para ella como una "tabla de salvación", en muchas ocasiones, pero que esa historia se acabó, y, en un momento dado, ella se empezó a ver con un hombre problemático, por cuestiones de drogas, y él le aconsejó que velase por sus compañías.

Sostiene Isauro López que quizás por ello Yalennis Valero pudo escribir una carta a una hermana suya en la que le ponía que si algo malo le ocurría, la culpa sería de este empresario, puesto que pudo confundir "consejos con celos infundados" cuando le hizo la citada recomendación. No obstante, Isauro López niega haberla acosado, matado y rechaza, asimismo, todo tipo de contacto con el único condenado por estas muertes violentas, Emilio Pérez, castigado en 2008 a 44 años de prisión y que dijo no conocer en absoluto al emprendedor gallego.

El empresario que ahora se sentará en el banquillo subraya que se sintió "atacado" al ver casi desde un inicio el foco sobre él sin motivo alguno y confiesa que tuvo que crearse una especie de coraza. Los cuerpos sin vida fueron encontrados en el chalé donde residía ella, atados de pies y manos y con sendos disparos en la cabeza.