El caso de una japonesa encerrada por sus padres recuerda al de Virtudes, la 'niña pájaro' de Cospeito

Ambas eran discapacitadas y fueron confinadas en un pequeño espacio durante años. En el caso de Japón, la mujer acabó falleciendo de frío

Virtudes
photo_camera Una imagen de archivo de Virtudes, la joven lucense. AEP

Una mujer japonesa en la treintena ha muerto congelada tras pasar más de 15 años encerrada por sus padres en una pequeña habitación de su domicilio en el oeste del país asiático. Airi Kakimoto, de 33 años, falleció por el frío en su casa de la ciudad de Neyagawa, en la prefectura de Osaka, según reveló su autopsia recogida por la cadena estatal NHK, en la que también se determinó que la mujer se encontraba en un estado de malnutrición extrema, con apenas 19 kilos de peso para sus 1,45 metros de altura.

La mujer, cuyo cadáver fue hallado por las autoridades tras ser advertidas por sus progenitores el sábado, había estado confinada en una habitación de unos 3 metros cuadrados sin calefacción desde que tenía unos 16 o 17 años, según admitió su padre, Yasutaka Kakimoto.

Kakimoto, de 55 años, y su esposa, de 53, encerraron a su hija porque "padecía una enfermedad mental que le hacía ser violenta" y la habrían alimentado sólo una vez al día desde entonces, revelaron fuentes cercanas a la investigación a la agencia japonesa Kyodo.

VIRTUDES. El caso de la joven recuerda poderosamente al que se registraba en los años 60 y 70 en Guntín y Castro de Riberas de Lea, cuando se dio a conocer que un matrimonio encerró a su hija discapacitada durante nueve años en una arqueta. Al igual que en el caso conocido ahora en Japón, a Virtudes también la alimentaban una sola vez al día. Los padres de la lucense, según relatan las crónicas de la época, decidieron esconderla porque consideraban que era "un castigo divino" y porque el comportamiento de la joven era problemático para sus progenitores.

Virtudes, al salir su caso a la luz pública, fue recluida en un psiquiátrico en el que durante una crisis se arrancó los ojos. Durante años la llamaron la niña pájaro, porque debido a su enfermedad y a su reclusión desarrolló comportamientos similares a los de estos animales.

AIRI. Regresando a la historia de la pequeña japonesa, la habitación en la que Airi permaneció confinada más de una década y media fue construida por su padre, según habría reconocido, y contaba con un inodoro improvisado y un tubo conectado a un tanque de agua instalado en el exterior para que pudiera beber.

El habitáculo tenía una puerta doble que sólo podía abrirse desde el exterior y una cámara de vigilancia, detallaron los medios.

Los padres de la mujer -quien se cree que falleció en torno al 18 de diciembre pese al reciente hallazgo- fueron detenidos el fin de semana por el abandono del cadáver de su hija, un cargo que presentan habitualmente las autoridades japonesas mientras reúnen pruebas suficientes para iniciar una acusación por homicidio. 

Comentarios