Los jabalíes llegan a la puerta de casa en Burela

Vecinos de varios barrios de Burela constatan la presencia de los animales muy cerca de sus viviendas, lo que genera alarma. La falta de comida en el monte los acerca al pueblo en busca de alimento y arrasan, sobre todo, fincas de maíz
Rosario Souto mostrando los daños en la finca y una huella reciente de jabalí (arriba) y mazorca comida en Os Castros, Obdulia García y daños en el Castelo (abajo).
photo_camera Rosario Souto mostrando los daños en la finca y una huella reciente de jabalí (arriba) y mazorca comida en Os Castros, Obdulia García y daños en el Castelo (abajo).

La presencia de jabalíes se está convirtiendo en algo habitual en una localidad como Burela, donde la existencia de estos animales se ceñía hasta hace bien poco a las zonas altas, pero la falta de alimento parece ser la causa de que se acerquen hasta la misma puerta de las casas, lo que está generando alarma y preocupación entre los vecinos, y hay quien incluso asegura que los han visto cerca de la playa.

El barrio de Vila do Medio es uno de las más afectados y los vecinos no recuerdan un hecho similar. «Nós xa o tivemos hai uns anos, pero non tan seguido como agora», lamenta Rosario Souto González, una vecina que ha sufrido sus ataques en dos fincas que posee en la zona plantadas de maíz.

En una de ellas, a solo unos metros de su vivienda, aún son visibles las huellas del animal. «Son fresquiñas, de onte mesmo», recordaba la vecina mientras mostraba los daños en la finca, que en esta ocasión fueron menores que otras veces. «Debeu parar pouco porque xa viña de abaixo», asevera esta mujer, que reclama más batidas para evitar los destrozos, que en su caso, además, afectan a su modo de vida, ya que el maíz que cultiva le sirve de alimento a las vacas que cría «e danado polo xabarín non mo queren, porque está pisado e úlelles», cuenta, mientras recuerda que hace solo unos días recogió del campo cuatro sacos con las espigas dañadas que destrozó el jabalí, que ha estropeado también el que tenía para siembra, por lo que para volver a plantar necesitará comprar nuevas semillas.

«É moi listo, porque só lle vale o grande, xa que as espigas pequenas apenas as toca», afirma. Un animal al que ha visto de cerca, en medio de unas berzas en otra de sus fincas y que su marido, al que todos en la zona conocen por Abadín, trató de espantar en varias ocasiones, «aínda que a min dáme medo, porque é grande e con fortes colmillos e temo que se poida volver a el», dice.

Los afectados piden más batidas de los cazadores para impedir que los animales se acerquen y dañen sus cosechas

Plantas pisadas y mazorcas comidas es el balance del paso del jabalí en otra de sus fincas, junto a la casa de Alfredo López, al que el animal le entró en el jardín, para lo que tuvo incluso que romper parte de la verja que rodea la vivienda, daños a los que hubo que sumar los agujeros del césped, que fueron tapando como pudieron.

MIEDO. Los vecinos hablan de una situación excepcional que no se ha dado antes y que a algunos les ha generado cierto temor a salir de noche. «A mín dame medo saír como o facía antes e se veño en coche vou pendente de non atopalo», cuenta Dolores Santos, también vecina del barrio.

El paso del jabalí es visible en otras zonas de la localidad, como es el caso de las fincas situadas entre la carretera general y el puerto, por debajo de la vía del tren, donde son varias las familias que siguen manteniendo sus huertos.

Una de ellas es Obdulia García, testigo presencial de cómo el jabalí se comía el maíz de una finca próxima. «Foi aló en setembro, cando xa me ía para casa e un veciño que estaba na vía do tren chamoume para avisarme da presencia do cocho. Eu fun mirar, porque penso que a un non se revolve, e terminou co que tiña plantado o veciño», explica en su finca, donde los pimientos y las calabazas se dan muy bien. «Gústame, pero necesita moito traballo e os anos van enriba», dice, mientras afirma que es raro que se acerquen tanto los jabalís, que tienen guaridas en el monte Castelo.

OS CASTROS. También los han visto en Os Castros, en una zona plagada de viviendas, y es que parece que la presencia humana que ya no intimida al animal, que se mueve con una aparente naturalidad, como sucedió en verano cuando un vecino sorprendió a unos de ellos caminando por la carretera general, un vídeo que deja a las claras que la presencia del jabalí ya no es excepcional en el centro de Burela.

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