El caso del llamado Rambo de O Saviñao

El hombre desaparecido en Ferreira de Pantón hace ocho días se presenta a la Guardia Civil desnutrido

Alejandro Carballude pasó todo este tiempo en el monte comiendo fruta y durmiendo en casas abandonadas ►Su familia esperaba lo peor, ya que había dejado varias notas de despedida en las que pedía perdón a todos
Zona del monte de Guítara en la que estuvo escondido Alejandro Carballude
photo_camera Zona del monte de Guítara en la que estuvo escondido Alejandro Carballude

El hombre del que no se sabía su paradero desde hacía ocho días en Pantón, Alejandro Carballude Martínez, apareció en la mañana de este miércoles sano y salvo. Se presentó en el cuartel de la Guardia Civil de Ferreira tras hablar a través de su teléfono móvil con los agentes de este puesto, quienes lo convencieron de que ello era lo mejor para él y su familia. Presentaba síntomas de desnutrición y una profunda depresión psicológica, según confirmaron dos de sus familiares con los que contactó este diario.

Carballude llegó llorando a las dependencias de la Guardia Civil, desde donde se requirió una ambulancia del 061, que lo trasladó al hospital de Monforte para luego evacuarlo al Hula de Lugo, donde fuese atendido en el servicio de Psiquiatría.

Este hombre, de 37 años de edad, vivió todo este tiempo en los montes situados entre las parroquias de Guítara y Eiré, en Pantón, alimentándose de la fruta que encontraba en los árboles y de las uvas de los viñedos que hay en la zona. Por las noches, se refugiaba en casas abandonadas situadas en el entorno de Eiré, que conoce bien ya que su pareja y su hija de seis años viven en esta parte del municipio pantonés, en concreto en el lugar de Casaxide.

La Guardia Civil había desplegado un amplio dispositivo de búsqueda desde el pasado día 20, cuando se encontraron varias cartas manuscritas por Alejandro Carballude, dos de ellas dejadas en sendos bares de Ferreira de Pantón, en las que decía adiós a sus familiares y pedía perdón por el posible mal que hubiese podido causar a todos, Por ello, se pensó en lo peor, en concreto que hubiese decidido quitarse la vida.

RASTREOS. Hubo rastreos por amplias zonas del municipio e incluso se intentó triangular la señal de su teléfono móvil para dar con su paradero, pero sin que ninguna de las acciones llevadas a cabo tuviesen éxito.

Pasaron los días y hubo quien dijo verlo deambular por Ferreira e incluso por Monforte, pero la Guardia Civil, tras seguir tales pistas aportadas por diversos vecinos, fue incapaz de encontrarlo, determinando que no eran indicios fiables.

El hombre, de 37 años de edad, fue trasladado del hospital comarcal al área de Psiquiatría del Hula en la tarde de este miércoles

El desenlance llegó este miércoles, cuando Alejandro Carballude, un hombre natural de Ponte Caldelas (Pontevedra) que residía desde hacía cuatro años en Pantón, decidió encender su teléfono móvil y ponerse en contacto con la Guardia Civil.

Según parece, dijo que no aguantaba más y los agentes le convencieron de que se entregase. No quiso que lo fuesen a buscar. Prefirió ir andando hasta el cuartel, donde contó su peripecia, propiciada por posibles desencuentros con su pareja. Tras convencerlo de que tanto ella como su hija preguntaban todos los días por su paradero y que ambas estaban desoladas decidió entregarse.

SATISFACCIÓN. La familia se mostró este miércoles muy contenta con el desenlace, aunque no supo precisar en qué estado se encontraba Alejandro Carballude, ya que tras contactar este diario con uno de sus hermanos, este dijo que se dirigían hacia Lugo para encontrarse con él en el centro hospitalario .

Sus allegados se limitaron a decir que se encontraba "aparentemente bien", sin dar más detalles.

Declararon que tienen que ver cómo evoluciona, sobre todo en cuanto a esos problemas psicológicos que sufre y que le llevaron a alarmar a todos hasta el extremo de pensar que había podido quitarse la vida, máxime por esas notas escritas de su puño y letra y por, al parecer, mensajes que en el mismo sentido había mandado a través de la red de mensajería WhastApp.

La noticia de la aparición de este hombre, que vivía solo en un barrio cercano a la villa de Ferreira de Pantón y que trabajaba esporádicamente en tareas agrícolas, como la recogida de patatas y en la vendimia, fue acogida con alivio y a la vez alegría por los vecinos del municipio.

Y es que la mayoría pensaba en lo peor, sobre todo, indicaron algunas de las fuentes consultadas, al no ser la primera vez que amenazaba con desaparecer.

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