''Tuvimos un paciente que fumaba 120 cigarros y dormía 4 horas al día''

La inhalación activa o pasiva del tabaco mata anualmente a más personas que los accidentes de tráfico, las sobredosis o los suicidios. En Galicia mueren cada día nueve personas a causa de enfermedades relacionadas con el consumo del tabaco.

Un 15% de todos los fallecimientos registrados se achacan a esta droga legal. Además se calcula que las industrias tabacaleras facturan en España un total de 12 mil millones de euros anuales. Estos son algunos de los datos que maneja la Unidade de Tabaquismo de la Universidade de Santiago de Compostela (USC).

Sobre todas las cosas
El tabaco incide en todo: en el control del estado de ánimo, en las probabilidades de embarazo, en el apetito, puede provocar bronquitis crónica, cardiopatía, problemas circulatorios, varices, migrañas, colesterol alto, depresión, ansiedad...

"Los periodistas fuman mucho, debido a las condiciones de estrés en las que trabajan", afirma Elisardo Becoña Iglesias, catedrático de Psicología Clínica de la USC, y responsable de la Unidade de Tabaquismo. La preocupación de este profesor por la cantidad de muertes que causa el tabaco lo llevó a crear en 1984 un programa para ayudar a los fumadores a dejar su adicción. "El 25% de las personas que fuman morirán por una enfermedad relacionada con el tabaco". Así de categórico se muestra Becoña.

En sus 26 años de vida el programa para Deixar de Fumar que ofrece la facultad compostelana de Psicología ha tratado unos 10.000 casos. "Primero intentamos eliminar la dependencia física de la nicotina, y luego aplicamos terapias psicológicas para ayudar al fumador a enfrentar determinadas situaciones".

Cursos intensivos
Mediante sesiones individuales y colectivas el profesor Becoña y su equipo preparan a sus pacientes para evitar el consumo de cigarrillos en periodos de ansiedad, estrés o depresión. Intentan liberar al fumador de su adicción tanto física como psicológica, por ello también se aplican terapias farmacológicas cuando es necesario.

Una vez finalizados los cursos intensivos, que suelen durar unos seis días, se realiza un seguimiento durante un año, para evitar recaídas. "Por vía electrónica y telefónica intentamos mantener la abstinencia", afirma Elisardo Becoña, algo que no siempre es fácil. En su larga trayectoria al frente de la Unidade de Tabaquismo el profesor se ha encontrado con casos extremos. "Tuvimos un paciente que fumaba 120 cigarros y dormía cuatro horas al día".

El perfil de los asistentes a este tipo de tratamientos suele ser el de personas de entre 30 y 50 años, con problemas físicos y enfermedades derivadas del consumo del tabaco, que realmente necesitan y quieren dejar de fumar, "es que ademas ya habían probado otros métodos", dice Becoña. No obstante, en los últimos años han empezado a acudir pacientes que necesitan dejar de fumar por causas económicas.

"La subida de los precios, las restricciones legislativas y la falta de dinero ha animado a mucha gente a asistir al programa", añade el profesor. Además, muchos acuden "asustados", ya que algún familiar o amigo sufre "de cáncer de pulmón o han tenido un infarto derivado de la inhalación de tabaco".

Legislación

Los jóvenes comienzan a fumar debido a la presión social, a la publicidad, al consumismo y por probar algo nuevo. Además a estos factores debemos sumarle el grado de aceptación y consentimiento social existente en la sociedad actual. Según apunta el profesor Becoña, la ley española antitabaco del 2006 provocó una reducción en el consumo. "Ahora no se puede fumar en el trabajo, ni en instalaciones públicas". No obstante opina que la ley es demasiado blanda y se incumple, "por la noche se fuma en discotecas y restaurantes y los sistemas de inspección no son eficaces".

Según su opinión, España va en el carril lento en la promulgación de leyes antitabaco. "Sólo tenemos una ley de este tipo cuando otros países vecinos ya van por la décima". En la actualidad en el Parlamento se debate una nueva ley para prohibir fumar en establecimientos hosteleros, pero para el catedrático, el Gobierno no ha sido lo suficientemente "valiente" para acelerar el proceso debido a la presión de las industrias tabacaleras.

Manipulación
En esta línea se mantienen asociaciones como el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), que, en un informe de febrero del 2010, afirma que la industria del tabaco "financia, manipula y utiliza" a determinadas organizaciones hosteleras, en su propio beneficio. "Intentan manipular a los propietarios para que propongan la adquisición de costosos sistemas de ventilación y eludir las normas reguladoras", dice el documento.

Al parecer, este comité en defensa de los no fumadores, tuvo acceso a ficheros internos de la compañía tabacalera Philipp Morris en donde se indicaban estas estrategias de 'manipulación': "hay que convencer a los propietarios de bares y restaurantes que las medidas de espacios libres de humo son un veneno. Entonces será fácil venderles que los sistemas de ventilación son el antídoto".

Por un lado "el tabaco es un producto cancerígeno y la población no es consciente de que cuando se expone al humo se expone a algo nocivo", mantiene Becoña, pero por el otro, las compañías tabacaleras tienen un gran interés en que no se perciba este riesgo, ni se promulgue una legislación que afecte de forma negativa a sus ventas. "Convencen a los fumadores de que están atacando su derecho a fumar".

Futuro

Aunque no existe fecha oficial, es muy posible que antes de que finalice este año se promulgue un real decreto del Ministerio de Sanidad que contemple la introducción en las cajetillas de fotografías de tumores pulmonares y otras enfermedades, con el fin de disuadir al ciudadano del consumo y la compra de tabaco.

Para el profesor Elisardo Becoña, es un paso más en un camino con una meta inevitable. El catedrático considera que, más tarde o más temprano, se alcanzarán legislaciones de países como Inglaterra o Irlanda, en donde sólo se puede fumar en la vivienda particular o en la calle.

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