Santiago consolida a Cineuropa como una cita que satisface el ''hambre de cine''

El director de 'Pagafantas' Borja Cobeaga, coguionista de 'Ocho apellidos vascos', posa antes de la presentación de su película 'Negociador' que se estrena en el festival (EFE/ Lavandeira Jr)
photo_camera El director de 'Pagafantas' Borja Cobeaga, coguionista de 'Ocho apellidos vascos', posa antes de la presentación de su película 'Negociador' que se estrena en el festival (EFE/ Lavandeira Jr)

La capital gallega celebra Cineuropa, cita dirigida por José Luis Losa que busca satisfacer el ''hambre de cine" durante todo el mes de noviembre pasa revista a lo mejor de la temporada, desde los premios de Cannes, Berlín, Venecia y San Sebastián, hasta la vertiente alternativa, y algunos estrenos.

Que una iniciativa cultural esté a punto de cumplir treinta años de historia es una muy buena noticia, pero en el caso de uno de los festivales cinematográficos gallegos por excelencia, Cineuropa, se demuestra que la apuesta por un modelo de cine diferente, el que "da realidad a lo que parece virtual", realmente funciona.

Buena parte de ese mérito es obra del artífice de esta convocatoria, José Luis Losa, que recuerda los inicios, cuando "aún no había caído el Muro de Berlín", recuerda en una entrevista con Efe, y celebra que se hayan cumplido ya veintiocho flamantes ediciones.

Este referente del séptimo arte en estado puro pasa revista a lo mejor de la temporada, dando cabida a los premiados en los mejores festivales internacionales y nacionales -como Cannes, Berlín, Venecia, Locarno o San Sebastián-, que constituyen su buque insignia, y al pequeño cine alternativo, reuniendo así a los grandes nombres y a los nuevos realizadores.

Por ejemplo, la joven promesa canadiense Xavier Dolan, un clásico en esta cita y un artista que tiene solo 24 años, presenta su quinta película bajo el título Mommy, donde juega con la proporción de la pantalla y con su estilo visual.

En la programación también se puede encontrar al formidable filme Saint Laurent, dirigido por el francés Bertrand Bonello, que dedica su foco de atención a la figura del diseñador; la turca Winter Sleep, de Nuri Bilge Ceylan, merecedora de la palma de oro; o la rusa Leviathan, de Zvyagintsev, ganadora del premio al mejor guión en el mismo certamen por una trama que profundiza en las relaciones de poder y la sumisión de la Rusia más profunda.

A pigeon sat on a branch reflecting on existence, Love streams, Miss Julie
o la polémica La Trattiva, que muestra el diálogo del estado italiano con la mafia en los años en los que volaron los jueces que investigan esa situación y de la que salen salpicados Berlusconi o el presidente de la república Giorgio Napolitano son otros títulos imprescindibles.

En este maratón, la oferta es completa, con hasta 227 opciones que conforman un programa que mantienen al espectador amarrado a la butaca durante más de veinte días.

Losa explica que durante estos 28 años, Cineuropa ha ido venciendo tabúes, tales como el hecho de que se trata de un cine "muy complicado o muy aburrido", donde solo se ve "crecer la hierba".

"Año a año hemos conseguido un perfil de público mucho más abierto. La gente sabe que en realidad se cuentan cosas mucho más referidas a la vida que los súperheroes o los dibujos animados", abunda.

Así, Losa indica que no es un cine ni para "frikis" ni para "divinos", y reivindica que los poderes públicos tomen conciencia de una "necesidad" cultural que no está cubierta, y máxime en una ciudad como Santiago, donde "el poso cultural" es muy significativo y donde existe "una pulsión" en la calle que grita que tiene "hambre de cine".

"No es normal que no haya una oferta cinematográfica durante todo el año. Es como si no hubiera libros. Es aberrante", lamenta Losa, quien además critica que no exista, en la praxis, un mercado libre, sino que se obedezca a dictámenes comerciales.

Por ello, y para que nadie se quede sin disfrutar de un cine "para adultos", este año el festival ha tirado la casa por la ventana y ha decidido ofertar más del setenta por ciento de su programación de forma gratuita, una postura radical y máxime en la situación de crisis económica actual.

"No conozco otro festival con ese índice de gratuidad. Son muchas películas y aunque los precios sean muy financiados -entre 3 y cuatro euros por filme- es un intento para que nadie se quede sin ver cine por una cuestión económica, porque ya hay once meses de tristeza", añade el directivo.

Losa ha criticado la falta "de sensibilidad" del Ministerio de Cultura con este ámbito, con un IVA "escandaloso" que evidencia que hay "una mala intención política" y una "falta de simpatía".

A pesar de todo, cada año aumentan los espectadores de Cineuropa, -que ostenta actualmente una media de 35.000 por año-, y aunque Losa afirma que no vive los números "como una obsesión", porque no son una "caja recaudadora", lo cierto es que este año el festival no ha podido comenzar con mejor pie y todo apunta a que se batirán récords.

"Me gusta más llevarme por las impresiones, que a la gente le esté gustando lo que hay y que haya un buen ambiente, con comunicación entre espectadores y artistas".

Son la participación y la interlocución otros de los aspectos diferenciadores de este certamen, con charlas con directores, guionistas y actores que imprimen un sello propio a un certamen que se afianza y consolida con y en el tiempo.

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