Es alabado por los críticos de fuste pero desconocido por el público mayoritario, si bien su tema Sólo pienso en ti ha cosechado mucho éxito en las voces de Miguel Bosé o Amistades Peligrosas. ¿Cómo asume esa dicotomía un artista pop?
Con resignación. Ya estoy familiarizado con el hecho de que va, por un sitio, la opinión de unos, y, por otro, la aceptación de otros. Pero no es algo que no se pueda asumir sin gravedad. Las críticas, cuando las hubo -que fueron generalmente buenas-, se deben a trabajos realizados casi siempre hace bastante tiempo.
"Parece que mis excompañeros, Cánovas, Adolfo y Guzmán, no tienen nada nuevo ni mejor que ofrecer, por eso repiten lo ya resuelto en sus conciertos"
Tras la aparición de su último álbum, V. Curiosas fijaciones en la vocación irremediable y otros conflictos (2013), el prestigioso crítico Diego A. Manrique habló, en El País, de «canciones de lujo para una España sorda».
Le agradezco muchísimo aquella columna tan positiva. Manrique es de esos críticos que me han ido siguiendo -con las dificultades inherentes al paso del tiempo- y que continúan en la brecha. Aunque ya residuales, son los más preparados. Los críticos de ahora no conectan conmigo ni conocen mis antecedentes ni nada.
Su tema Señora azul, que grabó con CRAG (Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán) en el 74, es una metáfora de los malos críticos...
Sí. Y el mensaje sigue vigente, porque hay un montón de gente indocumentada por todos lados.
Hoy sería difícil que alguna multinacional acogiese, como ocurrió en los 70 y los 80, proyectos tan refinados como los de CRAG o Solera, influyentes grupos que fundó. No en vano, se ha visto obligado a autoeditar sus últimos trabajos.
¡Sería absolutamente imposible! Primero, porque los estilos han degenerado. Segundo, porque la gente que está al mando de los equipos de decisión es musicalmente inculta e insensible. Barajan las cartas con unos métodos en los cuales nunca podríamos incluir las cosas que yo he hecho. No sólo no entienden de música, sino que, ufanos, creyendo que entienden, no quieren aprender. Son un caso perdido, como hablar contra un muro.
Además de editar sus propios discos, en las letras rinde tributo al universo femenino. Imposible ser más romántico en estos tiempos.
Si la palabra romántico se enfoca con limpieza, no pensando en la cursilería -como habitualmente se hace-, me acogería a ella.
Claro, me refiero a la pureza, o sea, a la independencia y al cariz soñador. Sus letras no son nada cursis.
Gracias. En cierto modo, mis letras tienen un punto atrevido...
Frente a otros cantautores, no antepone el mensaje a la música.
Lo que corresponde en una canción es que tengan interés los dos elementos. Y que, además, encajen bien -con los acentos fonéticos, el metro y la rima en el sitio que deben ir-, no de cualquiera manera, como hace otra gente.
Mientras permanece retirado de los escenarios, sus socios por antonomasia -ahora reciclados en Cánovas, Adolfo y Guzmán- siguen ofreciendo conciertos basados en el repertorio tradicional de CRAG. Dijo en su blog: «Puede que repetir lo ya resuelto sea la escapatoria cuando no tienes nada nuevo ni mejor que ofrecer».
Si hay algo nuevo mejor que lo anterior -parece que no-, debería ser estrenado de urgencia. Cánovas, Adolfo y Guzmán, en sus actuaciones, inevitablemente recurren a temas míos, porque aporté un montón: además de Sólo pienso en ti o Señora azul -los más emblemáticos de CRAG-, interpretan María y Amaranta, Nuestro problema, De piel trigueña, Queridos compañeros... Creo que deberían decir por lo menos el nombre del autor aunque esté ausente. Cánovas, Adolfo y Guzmán son grandes cantores; escucharlos entonar a la vez el Blackbird de los Beatles es algo asombroso. Reconocimientos de este tipo son los que procede hacer.
Su expareja Karina -para quien compuso y en cuya banda tocó-cuenta, en su biografía, que ella fue la fuente de inspiración de Sólo pienso en ti, algo que usted, decepcionado, desmintió en su blog.
Es una falacia. Sólo pienso en ti fue compuesta un año y pico antes -o dos- de que Karina y yo comenzásemos el noviazgo. La letra es absolutamente imaginada; yo no tenía delante a la modelo (una Venus) protagonista. Karina, en su libro, dijo como una docena de cosas referidas a mí o a nuestra relación que no sucedieron en absoluto. Me sorprende que una señora con la que conviví tres años largos se vaya por los cerros de Úbeda. Habrá perdido la cabeza...
Es la segunda vez que viene a Lugo. ¿Qué impresiones se lleva de su reencuentro con esta ciudad?
La primera vez -hace más de 40 años- apenas me dio tiempo a verla; vine acompañando a Juan Pardo en una gira. Lugo es una ciudad encantadora. ¡La muralla te deja estupefacto! ¡Y la catedral! Como en toda Galicia, aquí la gente tiene un trato afable; el tono de voz creo que ya lo da. Galicia está presente en la canción Mientras quede Ribeiro, de mi último CD.
