La familia de Robin Williams, completamente destrozada tras la muerte del actor el pasado verano, se unió entonces para superar la noticia. Hoy, sin embargo, esa unión parece haberse esfumado por completo y la herencia divide a la viuda y los hijos del actor en lo que parece una lucha irreconciliable.
La diseñadora gráfica Susan Schneider, mujer del actor, que se quitó la vida con 63 años, ha denunciado a sus tres hijos, Zak, Zelda y Cody, porque, según ella, se llevaron sus pertenencias ''de manera unilateral'' de la residencia del norte de California.
Por su parte, los vástagos aseguran que no han estado en dicha casa dado que se les ha negado la entrada. Alegan que tienen el corazón roto porque la mujer de su padre está ''actuando en contra de sus deseos, desafiando los planes que tan cuidadosamente hizo para su herencia''. Según los documentos aportados al juzgado, Williams legó a sus hijos todos los recuerdos y premios a lo largo de su carrera, así como otros objetos personales.
