El riesgo de apresurarse a aplicar el NutriScore en España

Supermercado. PIXABAY

El gobierno español se apresura al anunciar la adopción voluntaria del sistema de etiquetado nutricional francés, NutriScore. Estas son las palabras que resonaron en el Congreso de los Diputados semanas atrás cuando la Comisión de Sanidad y Consumo respaldó la proposición de no ley de Ciudadanos para que los sistemas de etiquetado se adapten a la dieta mediterránea. Durante la sesión, la parlamentaria María Muñoz denunció que el NutriScore tiene “efectos negativos que impiden informar bien al consumidor”. Muñoz insistió en que los consumidores deben “contar con información veraz, completa y accesible” para poder elegir “con conocimiento de causa”. Una idea similar a la expresada por la diputada del Partido Popular, Carmen Riolobos, quien aseguró que el NutriScore “confunde a los consumidores, califica muy mal a los productos españoles y va encontra de la dieta mediterránea”. 

La oposición a la adopción del etiquetado NutriScore en España es cada vez más fuerte. Muchos opinan que el modelo de etiquetado defendido por el Ministro de Consumo, Alberto Garzón, no es el más adecuado para la dieta de los españoles. Después de todo, el sistema fue diseñado en Francia, para una dieta diferente a la mediterránea. Lo que explica por qué los franceses no están preocupados por la mala clasificación que obtienen productos como el aceite de oliva, el queso manchego o el jamón ibérico, bajo este sistema.

Por el contrario, sí debería preocuparles las ventajas que obtienen productos considerados “no saludables” como los cereales azucarados de desayuno de Nestlé. Estos fueron uno de los primeros productos de la empresa en contar con el etiquetado NutriScore. Lo que le sirvió a la compañía para hacer una campaña de marketing en torno a la buena clasificación de los famosos Chocapic Bio, que consiguen una clasificación B en NutriScore. La publicidad llamó la atención de especialistas y nutricionistas como el doctor en tecnología de los alimentos y divulgador, Miguel Ángel Lurueña quien abrió la caja de pandora al demostrar cómo el NutriScore le otorga buenas clasificaciones a productos insanos.

Al preguntarse por qué los Chocapic obtienen un NutriScore B a pesar de tener un 25% de azúcar, Lurueña reveló lo que otros expertos ya habían advertido: que el sistema permite “enmascarar” los efectos negativos de un producto. ¿Cómo? Según Lurueña, la proporción de proteínas y fibras “engaña” al NutriScore y compensa la clasificación. Tal como lo ha explicado la experta en nutrición, Beatriz Robles, algunas empresas se han dado cuenta de este “truco” que se basa en reformular productos, pero sin mejorar su calidad, para obtener una mejor clasificación en Nutri-Score.

El impacto de los tweets publicados por Lurueña obligó al ideólogo del NutriScore, el epidemiólogo francés Serge Hercberg, a dar explicaciones. Aunque por el momento, lo único que ha asegurado es que “los cereales de desayuno son una de las laguna que hemos identificado”. Pero no se ha especificado si reverá el algoritmo del sistema y sus fallas. 

Estas fallas y otras más, son las que llevaron a las autoridades italianas a plantar cara al NutriScore y desarrollar su propio sistema de etiquetado. El Nutrinform Battery es la alternativa italiana al sistema francés. Su objetivo principal es defender los productos clave de la dieta mediterránea. Un concepto que debería interesarle a España.

El sistema de etiquetado Nutrinform se basa en un símbolo de pila o batería que representa gráficamente el porcentaje de energía o nutrientes contenidos en una sola porción. Es decir, destaca el porcentaje de calorías y grasas, azúcares y sal por porción individual. El nivel de carga de la batería permite identificar visualmente la contribución nutricional de cada alimento en relación con las necesidades diarias y con un correcto estilo de alimentación, en comparación con la cantidad recomendada por la Unión Europea. Un punto sumamente importante, porque tal y como explican desde Cooperativas Agro-alimentarias de España, el consumo se produce en porciones y su tamaño varía de una categoría a otra. Además, a diferencia del NutriScore, el Nutrinform no penaliza, ni determina si un producto es bueno o malo. 
Como su nombre indica, el Nutrinform busca informar a los consumidores al proporcionarles información clara y concisa para ayudarlos a elegir alimentos más saludables. Sin embargo, por el momento, las autoridades españolas parecen desconocer que existen alternativas al NutriScore. Es por ello que muchos insisten en la necesidad de frenar la implementación voluntaria del sistema francés y analizar las alternativas disponibles.

En esa línea se ha manifestado el presidente del Comité de Asuntos Jurídicos del Parlamento Europeo, Adrián Vázquez Lázara. “Necesitamos un sistema de etiquetado armonizado a nivel europeo, no lanzarnos a lo primero que se le ocurre al Ministro Garzón”, ha denunciado a través de Twitter. El eurodiputado de Ciudadanos también manifestó durante una entrevista televisiva, su desconcierto con respecto a la decisión de las autoridades de “intentar empujar un sistema que afecta negativamente a productos fundamentales de la dieta mediterránea”. Es por ello que le pide al gobierno español que “no intente imponer un etiquetado” como el NutriScore y que espere a que haya una propuesta europea para armonizar el etiquetado.

La Comisión Europea anunciará a finales de 2022 su propuesta de etiquetado nutricional obligatorio armonizado. Esto, como parte de la Estrategia “De la Granja a la Mesa” entre cuyos objetivos se encuentra fomentar la alimentación saludable. Tal como lo ha recordado la Comisión días atrás al responder a una inquietud del eurodiputado español, Hermann Tertsch, la CE no participa en el sistema NutriScore. A su vez, la comisaria europea de Salud y Política de los Consumidores de la UE, Stella Kyriakides, destacó que “la Estrategia no recomienda ningún tipo específico de sistema de etiquetado nutricional en la parte frontal de los envases y, de momento, no se ha tomado ninguna decisión al respecto”.

Teniendo en cuenta que la Comisión aún no ha decidido cuál será el etiquetado que se implemente a nivel europeo, desde el Grupo Popular consideran que “carece de sentido implementar un nuevo sistema como el Nutri=Score, mientras la UE discute un nuevo etiquetado común”. Lo que sí tiene sentido, es analizar las alternativas disponibles y esperar a que la Comisión concluya su evaluación de impacto. De esta manera, se podrá tomar una decisión informada para establecer el etiquetado que mejor se adecue a la dieta de los españoles.