Pablo Alborán a rabiar

El artista no consiguió agotar el aforo en su concierto en Pontevedra, pero vendió unas 7.500 entradas y tuvo un caluroso recibimiento por parte del público pontevedrés, que hizo largas colas durante toda la tarde

más de una se decepcionó al ver que Pablo Alborán salía al escenario de manga larga, aunque sus fans confiaban en verle los brazos a medida que la noche fuese avanzando. «Querémoste a rabiar», le decían unas a través de una pancarta. «We love you more than free wifi» (te queremos más que la wifi gratuita), rezaba otro letrero que sostenían varias manos temblorosas.

La noche prometía aunque las nubes amenazasen con aguar la fiesta. Y, efectivamente, el concierto del año no empezó nada mal. El cantautor, que presentaba su álbum ‘Terral’, solo tardó una canción en declarar su amor a la ciudad. Fue en en el segundo tema, ‘La Escalera’, cuando varió la letra para decir «quédate conmigo, Pontevedra». El público comenzó a dar gritos y a aplaudir extasiado.

En las primeras filas, una joven no conseguía enjugarse las lágrimas mientras otras aprovechaban para hacerse fotografías con el escenario de fondo con algún que otro contratiempo. Y es que las medidas de seguridad obligaban a dejar algunas pertenencias en una consigna a la entrada del recinto, incluidos los palos de selfie, algo que causó algún que otro enfado.

La primera canción que sonó en el concierto fue ‘Está Permitido’. El artista saludó a la ciudad del Lérez por primera vez en medio de este tema diciendo: «¡Buenas noches, Pontevedra! Cómo estáis?». Más adelante, en medio de la actuación agradeció a todos los presentes las colas que habían hecho durante toda la tarde y anunció: «Me dejaré la piel en este concierto por vosotros». De nuevo, un alboroto de gritos ensordeció Pontevedra.

Pablo Alborán llegó a Pontevedra por la tarde, con el tiempo justo para las pruebas de sonido, y se marchará con destino a Santander esta misma mañana, por lo que tendrá poco tiempo para disfrutar de la ciudad del Lérez. Sin embargo, el artista tiene familia en la Boa Vila y en A Coruña, y ya ha confesado en más de una ocasión su amor por Galicia. Para su camerino, el cantautor «no pidió ninguna excentricidad», según el equipo de producción, y se limitó a solicitar agua, vino, bocadillos, frutos secos y fruta.

El malagueño repitió en Pontevedra después de haber dado un concierto en esta ciudad en mayo de 2012. En aquella ocasión, agotó las entradas dos meses antes de la cita y fue recibido de forma calurosa en un abarrotado auditorio en el Pazo da Cultura. Contó con 800 personas entre el público. Tres años y dos discos después, el músico llegó a Pontevedra con su fama multiplicada y una carrera que lo ha convertido en uno de los referentes de la balada española actual. Esta vez, había 8.200 entradas disponibles y se vendieron en torno a 7.500. Además, momentos antes del concierto, la cola para entrar en el recinto ocupaba toda la calle Enxeñeiro Manuel Areses.

La explanada del Recinto Feiral ya acogió con anterioridad otros conciertos, como el de Amaral en 2008, que también había sido de pago y reunió en torno a 8.000 personas. Sin embargo, la cita musical más multitudinaria en dicha explanada tuvo lugar en las fiestas de A Peregrina del año 2007, cuando el concierto de Miguel Bosé consiguió juntar a unas 20.000 personas.

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