El océano Atlántico, la barrera anticontaminación que 'salva' a Galicia

A Coruña superó el nivel de partículas la semana pasada, pero estudios recientes apuntan a las sales procedentes del mar como causante

Cabo Ortegal, punto donde se juntan las aguas del Atlántico y el Cantábrico. AEP
photo_camera Cabo Ortegal, punto donde se juntan las aguas del Atlántico y el Cantábrico. AEP

Menos vehículos, pero también la proximidad del océano Atlántico son los factores clave para que Galicia esquive episodios de contaminación atmosférica como los que afectan a Madrid y Valladolid, que están restringiendo la circulación y el estacionamiento para reducir las emisiones. 

En un escenario de anticiclón prolongado, en el que las lluvias y el viento de los últimos días se han vuelto noticia en pleno otoño y en una región como la gallega, el Atlántico juega un papel determinante en la calidad del aire de esta comunidad, según expertos consultados por Europa Press. 

El profesor de ingeniería química José Antonio Souto, de la Universidade de Santiago de Compostela, explica que "en condiciones muy estables" como las que viene registrando toda la península, incluido el noroeste, "los contaminantes no se mezclan", de modo que las concentraciones de partículas son mayores. Pero, en Galicia, la circulación de aire procedente del Atlántico "renueva y permite que se limpie la atmósfera". 
La subdirectora de investigación de Meteogalicia, María Luz Macho, destaca igualmente que la comunidad gallega goza de "muy buena ventilación", de nuevo por la proximidad del océano, de ahí que la sequía no haya repercutido en la calidad del aire "tanto como podía pensarse". 
Ambos especialistas llaman la atención sobre que los niveles de calidad del aire gallego ofrecen "margen" para resistir un empeoramiento que, en cualquier caso, no se está notando de forma significativa, según apuntan, con base en los datos suministrados por la red de medición de la Xunta.

EL CASO DE A CORUÑA. En el caso de A Coruña, ecologistas detectaron una superación del límite diario de partículas inferiores a 10 micras de diámetro (PM10) de forma recurrente hasta el pasado domingo. 

La responsable de Meteogalicia expone que en las inmediaciones de la torre de Hércules, sobre todo, el oleaje implica que aparezcan niveles elevados de partículas. Se trata de aerosol marino, que contiene sales del mar. "Pero no es contaminación", llama la atención, de ahí que el servicio de predicción autonómico tenga que realizar análisis de sodio y potasio, que no contienen las emisiones industriales ni las de tráfico, para demostrarlo. 

La proximidad del océano aporta a las capas altas de la atmósfera la inestabilidad necesaria para que las partículas contaminantes se mezclen y se diluyan


En la misma línea, el profesor universitario alude a los estudios recientes con los que se ha corroborado que estas partículas se deben al aerosol que desprenden las olas al romper en la costa. Con ellas, comenta, "no hay riesgo para la salud ni para la vegetación". Es una causa "esencialmente natural" contra la que "no se puede hacer nada", más allá de hacer las analísticas correspondientes, que no son "automáticas".

SIN 'BOINA'. Hablando de meteorología, y dejando a un lado el volumen de coches e industrias contaminantes, el profesor Souto resalta que "la gran desconocida" en la configuración de la calidad del aire es la estabilidad atmosférica. 

Y es que es la proximidad del océano la que aporta a las capas altas de la atmósfera gallega la inestabilidad necesaria para que las partículas contaminantes se mezclen y se diluyan, de modo que el aire que respiran los gallegos elude concentraciones de polución más habituales en los entornos de grandes urbes como Madrid. 

En la capital madrileña, indica Souto, "la tormenta perfecta" compuesta por un elevado tráfico rodado y mucha estabilidad atmosférica en altura (al situarse en el centro peninsular) genera lo que vulgarmente se conoce como la boina sobre la ciudad, una capa de color marrón que se debe a los óxidos de nitrógeno que emiten los vehículos. 

Además del menor número de automóviles que circulan por las localidades gallegas con más tráfico y atascos, como A Coruña, Vigo y hasta Santiago en horas punta, la diferencia en la comunidad gallega reside en esa inestabilidad en altura, incluso en periodos como el actual, con prolongadas sequías y "ciertas condiciones estables".

PICOS POR TRÁFICO. En Galicia, los días de cielos claros, sin nubes, "tampoco se dan condiciones de estabilidad muy fuertes" en altura, señala Souto, haciendo referencia al "aire renovado" o a la "brisa marina" que llega del Atlántico, y que afecta no solo a la costa, sino también al interior gallego. 

Así las cosas, ni los óxidos de nitrógeno (procedentes de los coches), ni el dióxido de azufre (a día de hoy es residual el uso de combustibles con este elemento), ni el ozono (provocado por reacciones químicas para las que es requisito indispensable el calor) suponen una preocupación para el aire que respiran los gallegos, según valora. 

Los picos de contaminación que se observan en Galicia están relacionados con la aglomeración de vehículos en ciudades como Vigo y A Coruña


Aunque admite que "las condiciones no son las ideales", puesto que escasea la lluvia, que "obviamente lava la atmósfera" y "liquida cualquier problema de contaminación atmosférica", Souto subraya que la situación tampoco es "para nada" preocupante. 

De hecho, sostiene que "solo se pueden observar picos" no relacionados con la industria, sino con las aglomeraciones de vehículos, en ciudades como A Coruña y Vigo. Y se está en valores "muy inferiores" a los máximos permitidos.

MÁS CARBÓN. Descarta también que una mayor producción de energía a partir de carbón por la escasez de precipitaciones (para centrales hidráulicas) y viento (eólicos) vaya a afectar a la calidad del aire en Galicia. 

Las plantas de Meirama y As Pontes (A Coruña), como el conjunto de las centrales térmicas, "tienen unos límites muy estrictos" y en un futuro próximo "van a bajar más todavía", afirma. 

Si a lo que se atiende es a la lluvia ácida (presente aún sin lluvia, pero que se agrava con esta), las estaciones en las que se encuentran muestras con valores de pH inferiores son principalmente las pertenecientes a la red de Alcoa en San Cibrao (en Cervo) y las próximas al cinturón industrial de A Coruña, de acuerdo con el último informe en profundidad realizado por Meteogalicia, de 2015. 

En el área industrial de Oural (en Sarria), los valores de 'pH' son significativamente más elevados, junto con Sabón, que en otras áreas industriales.

"UN DÍA, SUFICIENTE". En este contexto, existe "margen", según los expertos consultados, para que, si las condiciones de la sequía se prolongan o agravan, el nivel de calidad del aire en Galicia continúe siendo apropiado. 

Esto es así puesto que "un día es suficiente para mezclar y diluir" las partículas contaminantes que más preocupan, que son las derivadas de los automóviles (los óxidos de nitrógeno). 

Solo en el caso del ozono sería "acumulable", si se diesen las condiciones de temperatura y radiación solar favorables. "Algo que siempre preocupa cuando hay anticiclón continuado es el ozono, pero al bajar las temperaturas nocturnas, no hay problema", sostiene María Luz Macho.

LAS ALERTAS. Esta experta asegura que Meteogalicia no ha notado "nada" de afectación en los niveles de calidad del aire gallego a raíz de la sequía. 

La red de la Xunta genera tres tipos de alertas por incumplimientos: al superarse las medias diarias, las horarias y para trasladar avisos generales a la población. 

El pasado 15 de octubre, sin ir más lejos, saltó este último tipo de avisos, ya que la concentración del humo por los incendios que asolaron media Galicia llenó de partículas contaminantes los cielos gallegos. Pero esto no es "en absoluto lo habitual", según subraya. 

Macho reivindica que la calidad del aire gallego es "muy buena" y que además se ha hecho "un esfuerzo" en la emisión de contaminantes. Todo ello, sumado a una "muy buena ventilación", la que brinda el Atlántico, al hecho de que las ciudades no sean de gran tamaño y a una contaminación industrial "controlada". 
 

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