Mónica Fernández: "El vino de Ribeira Sacra es más frutoso, lo que se busca"

Hija predilecta de Quiroga, dirige una empresa con sedes en los Emiratos Árabes y en Madrid. Posee los títulos de mejor jefe de sala de España y mejor sumiller del mundo.
Monica Fernandez. NINES MINGUEZ
photo_camera Monica Fernandez. NINES MINGUEZ

MORRIÑA, una de las palabras gallegas más internacionales, define la vida de Mónica Fernández, la mejor sumiller del mundo en 2017 e hija predilecta de Quiroga, y la de muchos gallegos que buscan fuera de nuestras fronteras mejores oportunidades laborales. Se declara apasionada de su trabajo y de su tierra, Orxais.

¿A qué se dedica en estos momentos?
Soy la directora general del Grupo 99 Sushi Bar. Mi empresa tiene restaurantes en Madrid, Abu Dhabi (Emiratos Árabes) y próximamente en Bilbao y Dubai.

¿El coronavirus y la crisis derivada han afectado en su sector?
Sí, hay miedo. El sector ha sufrido mucho, hemos estado pagando e inyectando dinero sin recibir ingresos. Habrá muchos compañeros que van a tener dificultades para abrir, sobre todo cuando terminen los Erte, porque tendrán que asumir los costes y las nóminas. La verdad es que el aforo ha bajado mucho también. Yo, por suerte, estoy trabajando bien; mi empresa está trabajando muy bien; pero no es la tónica general.

¿Cuáles son sus retos?
Me gustaría seguir creciendo y que mi empresa lo hiciese también, seguir haciendo aperturas, expandirnos tanto en España como en el mundo. De la misma manera que me gustaría seguir con mi trabajo, porque me encanta.

¿Cuál es la situación de los vinos Ribeira Sacra en el panorama mundial?
Tienen muchísimo tirón, ya no es un mundo por descubrir, está descubierto. Hay muchos adeptos a los vinos de Ribeira Sacra, sobre todo por esa franqueza y esa frutosidad que ellos aportan. En estos vinos hay mucho menos madera, hay muchos más fruto, más frescura, eso ahora mismo es lo que la gente busca. No un vino de autor o un vino pesado, sino un vino fresco.

"El amor a la tierra, y el cariño y lealtad a la familia es algo que te enseñan en Galicia desde pequeño, lo tienes dentro"

¿Cómo ve la reciente apuesta de esta denominación por los rosados?
El tema del rosado es complicado. Desde mi experiencia la gente no tiene al rosado en muy alta estima. Entendamos esto como que lo busca más como una copa de un vino fresco para un aperitivo, pero para comer le cuesta más elegir un rosado. En la cocina que trabajamos y en nuestros restaurantes se consume más bien poco.

Desde muy pequeña están presentes en su vida los viñedos y el vino. ¿A qué se hubiera dedicado si no tuviera este trabajo?
Ja,ja. No lo sé, no tengo ni idea, seguramente al campo porque he nacido en el campo. Me gusta mucho. Cada vez que puedo vengo a Quiroga, a mi tierra, cuando tengo dos o tres días siempre vuelvo a mi pueblo, a Orxais. Como buena gallega mi intención es, con el tiempo, estar aquí; pero ese tiempo no sé cuando va a ser.

Hace cuatro años en una entrevista a este diario dijo que su sueño era volver a Quiroga rodeada de la familia, ¿hubo avances en ello?
Mi trabajo con mi empresa también avanza, me cuesta un poco, tengo proyectos, pero tengo ganas de volver a mi casa. Me gustaría mucho el tema de las casas rurales que ahora mismo está en auge por el coronavirus. Me gustaría trabajar en el campo, pero ahora mismo mi empresa me necesita.

Viéndolo con perspectiva, ¿cómo fue para usted ser nombrada hija predilecta de Quiroga?
Se me pone la piel de gallina todavía. Nunca pensé que eso llegase a suceder, es un honor. Estoy agradecidísima al Concello, a los vecinos que así lo consideraron. Me siento una privilegiada y haré todo lo posible para que esta zona se conozca más, porque lo tiene todo. Esto es precioso, si algún día alguien pasara una semana aquí, se enamoraría tanto que volvería año tras año.

El vino que definiría Quiroga sería fresco, sabría a fruta, a la propia uva, y sería un vino aterciopelado

¿Y haber sido galardonada como la mejor sumiller del mundo y mejor jefe de sala de España?
Son unos premios por la trayectoria y el trabajo, siempre he pensado que son compartidos con mis equipos, porque unos sin los otros no hubiésemos conseguido todo esto. Premiarme es hacerlo da a otras personas que trabajan muy duro todo el año, toda su vida y no son tan visibles. Es un honor y un privilegio, está claro. Es algo que fue inesperado. ¿Si me lo merezco? Hay mucha gente que también se lo merece, por eso cada año se premia a una persona. Para mí fue precioso, lo máximo en mi carrera, algo a lo que nadie se plantea llegar. Para trabajar en esto, lo tienes que querer. Es necesario que te guste el trato con la gente, además de tantas horas dedicadas a ello. Sigo enamorada de mi trabajo.

¿Cuáles son las claves para ser un buen profesional de su sector?
El amor y la dedicación a tu trabajo, el afán de crecer, mejorar cada día, la formación, pretender cambiar cosas preestablecidas y hacerlas más cercanas al público. Al final la gente acude a un lugar determinado por lo que ofrece ese local, no solo por la cocina o la carta de vinos, sino por el trato cercano y profesional. Al final se trata de dedicar todo al público, que ha elegido tu local cuando podría haber elegido otro entre un millón.

¿Qué es lo que más echa de menos cuando está lejos de Galicia?
A mi familia, a mi casa, a mi tierra. El amor a la tierra y el cariño y lealtad a la familia es algo que enseñan en Galicia desde muy pequeños. Te nace, lo tienes dentro, circula por tu sangre. El volver a Quiroga con mi familia no tiene un valor calculable, creo que sin todo lo que te ha hecho lo que eres, no eres nadie. En los gallegos en este caso, es algo más elevado, es un sentimiento muy patente. Yo siempre he pensado que dentro de dos años, dentro de dos años... pero los años van pasando, aunque siempre me queda el sentimiento de que algún día volveré y si no tuviese esa seguridad, mi vida sería muy triste, la tristeza me invadiría y tendría pocas ganas de seguir luchando. Todos fuimos a buscar quizás, una vida mejor, pero seguimos queriendo volver a casa.

El vino que definiría Quiroga sería...
Un vino fresco que sabría a fruta, a la propia uva y un vino aterciopelado. Un vino que está rico. Ja,ja.

¿Es más de vinos blancos o de vinos tintos?
Parto de la base de que me gusta el vino, todo. Hay regalos que no me hago a mi misma, para regalarme una botella de vino. No entendería una comida sin una copa de vino. Tengo que reconocer que soy más de blanco, encuentro en ellos muchas cosas, aunque en invierno me gustan más los tintos. Cualquier tipo me gusta, lo que no quiero es acostumbrar mi paladar al mismo vino siempre porque en cada vino y en cada botella hay una historia diferente.

El mejor vino tiene que ir acompañado con...
Alguien, el mejor vino no lo sería si no se pudiese compartir. Puedo abrir la mejor botella del mundo, la que para cada uno sea la mejor, pero si no puedo compartirlo, no lo disfrutaría.

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