El misterio resuelto de los dobles: existen y comparten ADN además de igual físico

Un estudio científico avala el parecido entre dos personas sin que tengan relación de parentesco. La similitud no se ceñiría exclusivamente a los rasgos faciales sino que también podrían tener un comportamiento similar
Foto de la serie de fotografías 'I'm Not a Look-Alike' de François Brunelle. INSTAGRAM
photo_camera Foto de la serie de fotografías 'I'm Not a Look-Alike' de François Brunelle. INSTAGRAM

¿A quién no le han dicho alguna vez que se parece mucho a alguien? Durante décadas, la existencia de individuos que se parecen entre sí sin que haya ningún vínculo familiar ha estado descrito como un hecho anecdótico y sin justificación científica. Ahora, la cosa cambia

La sabiduría popular ha extendido la idea de que todas las personas tienen al menos otra que se asemeja sin que tengan un vínculo familiar, un hecho real pero que hasta ahora no tenía una justificación genética

Investigadores del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras han descubierto la explicación biológica de por qué todas las personas tienen un doble sin ninguna relación de parentesco: comparten características genéticas en los genes que conforman los rasgos faciales. Según los investigadores, este estudio, liderado por Manel Esteller y que publicó este martes la revista Cell Reports, podría ayudar en la identificación de personas a partir del material genético, que sería de gran ayuda en medicina legal y forense.

MANEL ESTELLER
"La población humana es de 7.900 millones de personas, por lo que es más probable que haya repeticiones de ADN"

Ha sido a partir de la irrupción de internet y las redes sociales, en la que se compartan millones de fotografías personales en todo el planeta, la que ha evidenciado que la existencia de copias entre las caras de los humanos sería más frecuente de lo que se creía. 

El catedrático de Genética de la Universidad de Barcelona y director del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras, Manel Esteller, ha explicado que "la aparición de dobles de una persona, como si fueran fotocopias, ha sido motivo de atención en las artes y la cultura popular, pero nunca ha sido abordada desde el punto de vista científico". 

"Nosotros lo que hemos hecho es recopilar material biológico de estos individuos extremadamente parecidos para ver si encontrábamos una razón objetiva de su similitud", señaló el genetista. 

Los investigadores sometieron a personas con semejanzas razonables a programas de reconocimiento facial para descubrir parejas de individuos que eran casi indistinguibles entre sí. 

MANEL ESTELLER
"Este estudio abre la puerta a que a partir del análisis de la forma de la cara se puedan diagnosticar enfermedades genéticas"

Después, analizaron su secuencia de ADN (genoma), su perfil epigenético (mecanismos regulación del genoma) y su composición de microbios (microbioma). Los resultados permitieron descubrir que los dobles humanos comparten variaciones similares de su ADN, particularmente en relación con genes involucrados en la formación de la boca, nariz, ojos, barbilla y frente. "Dado que la población humana es actualmente de 7.900 millones, y está más interconectada, cada vez es más probable que se produzcan y se conozcan estas repeticiones", subrayó Esteller. Según el científico, las similitudes en las personas estudiadas van más allá del rostro, porque han comprobado que "la semejanza de estas parejas de dobles no sólo se ceñía a las características faciales sino que, además de afectar a otras propiedades físicas, también se extendía a ciertos rasgos del carácter y comportamiento". 

Esteller considera que "este estudio puede abrir nuevas líneas de investigación en el futuro en varios campos y proporciona las bases para que, a partir del análisis de la imagen y de la forma de la cara, se puedan diagnosticar enfermedades genéticas". "También permitiría reconstruir la cara de una persona desconocida a partir sólo de una muestra de ADN, uno de los grandes retos de la medicina forense y la criminalística", ha concluido el investigador.

François Brunelle emparejó en 1999 a desconocidos que eran idénticos

François Brunelle es un fotógrafo canadiense que en el año 1999 se dedicó a viajar por diferentes países del planeta con el objetivo de encontrar parejas de desconocidos que fuesen idénticas físicamente, un fenómeno conocido como sosia.

250 parejas

El resultado de ese periplo es la serie que fue titulada I’m Not a Look-Alike (Yo no soy un doble). Aunque fue iniciada en 1999 concluyó más de dos décadas después en un proyecto que reúne una colección de retratos en blanco y negro de aproximadamente 250 parejas en 32 ciudades.

Películas de terror

La enorme colección de Brunelle es un testimonio del misterioso y extraño fenómeno que ha cautivado a los humanos durante siglos, que tiene sus raíces en la tradición paranormal y que sigue siendo objeto de numerosas películas de terror y series de ciencia ficción. La búsqueda de un doble también ha dado lugar a bases de datos en internet dedicadas a encontrar parecidos mediante programas de reconocimiento facial.

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