En la mesa de los Preysler

Tamara Falcó recoge en un libro las recetas que se sirven en casa de su madre, aderezándolas con numerosas vivencias y anécdotas familiares

Tamara Falcó, con el trofeo de MasterChef Celebrity. MANU CARMONA
photo_camera Tamara Falcó, con el trofeo de 'MasterChef Celebrity'. MANU CARMONA

Tamara Falcó, marquesa de Griñón, ha dejado de ser solo la hija de Isabel Preysler para convertirse en un personaje por sí misma. 

En su vida hay un antes y después de su paso por el concurso de televisión MasterChef Celebrity, en 2019. Además de hacerse con el cariño de los televidentes y proclamarse vencedora, ahí descubrió su amor por la cocina, que ha convertido en vocación formándose en la prestigiosa escuela culinaria Le Cordon Bleu, donde actualmente cursa Le Gran Diplôme. También le ha dado pie para escribir el libro Las recetas de casa de mi madre. Platos que cuentan historias (Editorial Espasa), en el que, tras una presentación escrita por Isabel Preysler –Tamara cree que con la ayuda de la pareja de esta, Mario Vargas Llosa–, va dejando las recetas que se preparan en su casa y, unidas a estas, las vivencias y anécdotas familiares que le evocan. Y todo ilustrado con unas cuidadas fotografías que también retratan las vajillas –tienen un cuarto destinado solo a guardarlas–, mantelerías y enseres de su madre. Estos son algunos fragmentos de su libro.

CALOR DE HOGAR. "A mi madre le encantan las legumbres. ¿Ya os he contado que le chiflan los guisos de cuchara? La vuelven loca. En casa las lentejas se hacen todos los lunes. Cuando yo era pequeña, tocaban los martes, y no puedo explicar la sensación de felicidad que sentía cuando llegaba del colegio y me encontraba con el aroma de las lentejas bullendo en la cocina. Todavía hoy sigo sin entender el famoso dicho... lentejas, comida de viejas, si quieres las comes y si no las quieres, las dejas. ¿Por qué llamarle a uno de los platos más deliciosos de la cocina española comida de viejas? Bueno, de cualquier forma, desde niña creo que siempre he sido un poco viejoven y esto creo que explica por qué me gustan tanto: con o sin vinagre, con o sin arroz, con verduras o con chorizo, más aguadas, más espesas, en guiso o en ensalada. Aunque no siempre se ha hecho así, ahora, para que sean un poco más ligeras se sirven con verduras y, quien quiera, puede añadir el chorizo que se sirve en una bandeja aparte. Mario (Vargas Llosa) siempre les añade chorizo y, además, dos huevos. Tiene la teoría de que todo a lo que le añadas un huevo está mejor, desde una hamburguesa a un filete empanado. Yo decidí probarlo una vez y tuve que irme directa a dormir una siesta... ¡No os lo recomiendo! Pero es verdad que están deliciosas. Es una auténtica bomba, pero deliciosa. Aunque están tan ricas solas que no les hace ninguna falta".

I LOVE AMÉRICA. "Todos los viernes mi madre organiza una tarde de cine a la que siempre vienen un grupo de amigos fijos: Pili, Paloma, Piruchita o Pirula, como le gusta llamarla a Mario, Boris (Izaguirre) y su marido Rubén. Con el tiempo, la tarde de cine ha ido derivando en una tarde de charleta. Gran parte de la culpa de que eso haya ocurrido es de Boris, con ese arte que tiene contando anécdotas, que lo de la peli se haya quedado en... eso, en anecdótico. Y como no hay reunión que se precie sin una buena comida, las tardes de cine, reconvertidas en ‘cheat day’, necesitan de su tentempié. La idea es servir algo distendido que cada uno pueda comer en su sitio, sin necesidad de sentarse a una mesa. Así que los platos siempre son estilo bocadillo. Durante mucho tiempo fueron hamburguesas, hasta que yo le di a mi madre las recetas de las minihamburguesitas. Son un poco un despropósito, porque en vez de comerte una, te comes tres, pero ¡es que están deliciosas! Pues bien, el plato ha pasado a ser mérito ex-clu-si-vo de mi madre porque nadie –excepto Ramona, menos mal– recuerda que la idea original fue mía. Mi madre se ha apropiado, literalmente hablando, de mis minihamburguesitas".

LOS SÁBADOS SON DE PAELLA. "Desde que nos mudamos a Puerta de Hierro en el año 1993, los sábados siempre ha habido paella en casa. Ha pasado por varias variantes: con pollo, con marisco e incluso, en alguna ocasión, con sobrasada. Y, definitivamente, lo mejor del día es que podemos compartirlo en familia. Cuando yo era adolescente y me quería quedar en casa de alguna amiga a dormir, mi madre –a quien nunca le hacía mucha gracia– me decía para convencerme de que no lo hiciera "porque Tammy, si mañana tenemos paella...", y yo accedía a volver pues era una tradición familiar. Hasta que un día me di cuenta de que mi madre usaba el mismo argumento siempre, y de que siempre, cada sábado, había paella. Se lo dije: "Mami, ¡si toooodos los sábados hay paella...!", y mi madre, que es muy pillina, se empezó a reír. A partir de entonces se ha convertido en una broma entre nosotras: el sábado tenemos paella".  

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