Más vulnerables y resilientes: así nos ha cambiado la pandemia

La larga convivencia con el covid y la incertidumbre provocaron cambios de comportamiento y una fatiga pandémica que mudó actitudes y compromisos

DCIM\100MEDIA\DJI_0003.JPG
photo_camera Praza Maior de Lugo, desierta durante el confinamiento. 60 RÁFAGAS (AEP)

La convivencia con el covid-19 durante este año provocó un importante deterioro de la salud mental y cambios en el comportamiento. La actitud y compromiso han variado a lo largo de este tiempo. El miedo y la incertidumbre de los primeros meses han dado paso a un cierto distanciamiento y a lo que ya se conoce como fatiga pandémica.

Tres psicólogas –Mercedes Bermejo, Silvia Álava y Timanfaya Hernández– analizan la evolución psicológica, tanto a nivel individual como social, en este durísimo año en el que la pandemia ha puesto a prueba capacidades físicas y psíquicas, en una situación nueva, difícil, incierta y muy exigente, lo que ha generado un deterioro importante de la salud mental.

Temores
Según Mercedes Bermejo (Psicólogos Pozuelo), "la incertidumbre a la que estamos expuestos es uno de los factores que más nos afecta" y resalta un aspecto determinante: "El problema es que esta incertidumbre no parece tener fecha de caducidad".

Pero hay más. La situación socioeconómica, los difusos límites entre lo familiar, lo conyugal e incluso lo laboral, debido a la generalización del teletrabajo, también han hecho mella en la salud mental de la población. Este deterioro se aprecia en todos los grupos de edad, incluida la población infanto-juvenil.

Mercedes Bermejo

La incertidumbre a la que estamos expuestos es uno de los factores que más nos afecta

"Debemos poner la mirada en esta población, que muchas veces es invisible, y tomar medidas para garantizar su salud mental. Sabemos que el 70 por ciento de los problemas psicológicos que sufrimos durante la etapa adulta tienen su origen en la etapa infantil o infanto-juvenil", apunta la experta de Psicólogos Pozuelo.

► Regulación emocional
De hecho, el número de jóvenes que van al psicólogo ha crecido exponencialmente. A este respecto, Silvia Álava (Centro de Psicología Álava Reyes) resalta que "se encuentran en un momento muy complicado de sus vidas y sienten que estas se han quedado paralizadas. Es necesario proporcionarles técnicas de regulación emocional para que sepan cómo afrontar la situación".

► La gente mayor
Los mayores, además de ser los más afectados a nivel de mortalidad por el covid-19, también han experimentado un fuerte retroceso en su salud psicológica, puesto que se sienten solos y especialmente vulnerables. Timanfaya Hernández (Globaltya Psicólogos) explica que "las personas que viven situaciones de mayor aislamiento han experimentando un mayor retroceso en su salud psicológica". En el caso de los mayores, la falta de estímulos ha provocado también un importante deterioro cognitivo.

Timanfaya Hernández

Los más aislados son los que experimentaron un retroceso mayor en su salud psicológica

Las circunstancias personales condicionan el comportamiento y la actitud respecto a la pandemia: factores como la edad, las variables de personalidad o la zona geográfica influyen en este sentido. Sobre esto último, Timanfaya Hernández aclara que "las restricciones son diferentes en cada lugar y esa limitación a la hora de poder relacionarnos nos afecta directamente".

► Comportamiento
La percepción del riesgo de la pandemia que tiene cada persona también repercute en la medida en la que somos más o menos estrictos con el cumplimiento de las medidas de seguridad y las normas de protección. Silvia Álava apunta en este sentido que "no se comporta del mismo modo quien ha perdido a un ser querido como consecuencia de la pandemia que quien ha vivido toda esta situación de lejos", y añade que "tampoco es igual la percepción del riesgo que tienen los jóvenes que las personas mayores".

Esta crisis sanitaria ha variado su comportamiento y dureza a lo largo de estos doce meses, y esos cambios nos permiten hablar de diferentes olas que han llevado asociadas distintas medidas, más o menos restrictivas, dependiendo de la evolución de la situación epidemiológica. Del mismo modo, nuestro comportamiento, tanto a nivel individual como social, también se ha ido modulando y adaptando en función de las distintas fases de la pandemia que se han atravesado.

Silvia Álava

Si vivimos muy metidos en la situación, esto podría pasarnos factura a nivel emocional

Silvia Álava sostiene que "la mayor parte de las personas tendemos a adecuar nuestros comportamientos a la situación sanitaria y también a las medidas que nos recomiendan". Para Mercedes Bermejo, estos cambios en nuestro comportamiento y actitudes se asemejan a un proceso de duelo: "En un primer momento, hubo un impacto muy grande para toda la sociedad, especialmente durante el confinamiento domiciliario, y poco a poco hemos ido adaptándonos a esta situación y hemos atravesado distintas fases como la negación, la rabia, el enfado, la tristeza y, finalmente, la asimilación".

Coincide con esta visión Timanfaya Hernández: "Al principio estábamos en estado de shock y poco a poco nos hemos ido adaptando a la nueva situación". "En un principio había sensación de angustia y miedo a lo que nos resultaba desconocido. En verano intentamos sobrellevarlo de la mejor manera, pero esta tercera ola nos pilló más desgastados, más fatigados…", añade.

Niños con mascarilla jugando en un parque. XESÚS PONTE (AEP)

Fatiga pandémica
La larga exposición a situaciones que nos generan miedo e incertidumbre forma parte de esta pandemia. El cansancio y agotamiento después de un año de convivencia con el covid-19 es lo que la OMS denomina fatiga pandémica. Mercedes Bermejo explica su origen: "Los mecanismos de ansiedad nos permiten sobreponernos a los peligros que hay en nuestro entorno, pero llevar tanto tiempo expuestos a situaciones potencialmente peligrosas puede derivar en diferentes problemas como alteraciones del sueño, de la alimentación, bajada del estado de ánimo o cansancio crónico".

Además de los efectos que la fatiga pandémica tiene sobre la salud mental, también condiciona el comportamiento y la actitud. Uno de los principales riesgos, advierte la OMS, es que conlleve una cierta relajación en el cumplimiento de las medidas de protección. Las consecuencias de la fatiga pandémica se perciben incluso en la normalización de las víctimas diarias.

► Distanciamiento
Silvia Álava diagnostica un distanciamiento emocional que no sucedía en el comienzo de la pandemia y que sirve de medida de protección: "Esto tiene una parte positiva, pues nos ayuda a nivel emocional a sobrellevar esta situación, pero también tiene una parte muy peligrosa: es como si cada día se cayese un avión y muriesen 400 personas, y aun así lo hemos interiorizado, normalizado y nos hemos distanciado", explica.

Yanet Escobar

Los adolescentes han llevado bien el confinamiento, pero ahora están un poco saturados

La psicóloga añade que "debemos entender que no podemos vivir muy metidos en la situación porque podría pasarnos factura a nivel emocional, pero tampoco podemos distanciarnos tanto, porque esto nos afecta a todos y es labor de todos evitar que el virus se siga propagando y que muera tanta gente por esta causa".

Aunque es pronto para saber qué conductas de las que hemos adquirido a lo largo de este año perdurarán en el tiempo y cuáles serán las secuelas, las psicólogas apuntan a una mayor dificultad a la hora de las relaciones sociales. De acuerdo con Timanfaya Hernández, "en algunas personas puede permanecer ese temor al contacto, el miedo a relacionarse con otras personas".
Las tres coinciden en que esta pandemia ha hecho a las personas ser más conscientes de su vulnerabilidad y más resilientes. Según Mercedes Bermejo, "hemos vivido una situación de ansiedad que nos ha llevado al límite de nuestras posibilidades, pero aún así hemos tenido la capacidad de sobrellevarlo. Hay un fuerte agotamiento psicológico, pero también hemos demostrado una gran resiliencia y capacidad de adaptación a las adversidades". En la misma línea, Silvia Álava sostiene: "Somos mucho más conscientes de nuestra vulnerabilidad y de que no debemos dar nada por sentado. Esto nos ha ayudado a valorar más las cosas y a ser más resilientes".

► Vuelta a la normalidad
La pandemia ha hecho que se valore mucho más la salud física y, aunque se ha comenzado a ser conscientes de la importancia de sentirse bien con uno mismo, la salud mental sigue siendo la gran olvidada. El tiempo que se tarda en la recomposición dependerá de cómo y cuándo se produzca la vuelta a la normalidad, de la red de apoyo y recursos personales y de las medidas que se pongan en marcha desde el sistema de salud pública para paliar las consecuencias psicológicas que ha dejado esta crisis.

Talleres para adolescentes en Burela
La situación creada por la crisis sanitaria de la pandemia del covid-19 a nivel mundial ha influido en la vida de todos. También en la de los adolescentes. Y para trabajar sobre ello la psicóloga sanitaria y terapeuta Yanet Escobar Seoane, radicada en A Mariña, ha impartido una serie de talleres en el instituto Monte Castelo de Burela, donde ha sacado una conclusión. "Los adolescentes han llevado bastante bien el confinamiento, lo que más les afecta es esta situación de incertidumbre, de poca claridad, donde no se vislumbra lo que va a pasar, y están un poco saturados", dice la profesional sanitaria.

Redes sociales
"Los jóvenes de 15 y 16 años se han adaptado bien a las restricciones. Lo más importante a esas edades son los vínculos sociales y han aprendido a hacerlo a través de las redes sociales", argumenta Escobar. A pesar de que en la actualidad, tras tantos cambios de normativa y tantas prohibiciones, los jóvenes "están cansados", Escobar reconoce que son "muy disciplinados".

Estos talleres, organizados por la Asociación de Axuda á Integración Social, CON.TI.GO. y patrocinados por Caixabank y la Consellería de Igualdade, se desarrollaron en enero y febrero.

Comentarios