"Maruja Mallo era un genio de la pintura y aquí no se la reconoce"

Antonio Gómez Conde, sobrino de la pintora, lamentó en Viveiro que solo se destacan las anécdotas de su vida y no su brillantez artística
Gómez (derecha) con su familia y el cronista, ante la casa natal
photo_camera Gómez (derecha) con su familia y el cronista, ante la casa natal

El sobrino de Maruja Mallo Antonio Gómez Conde, actual gestor junto a su hermana Elena del legado de la genial artista, estuvo el miércoles de visita en Viveiro. Acompañado por el cronista oficial, Carlos Nuevo Cal, vio las casas en que nació y vivió su tía en la ciudad y ensalzó su faceta artística, al tiempo que lamentó la falta de conocimiento de su obra en Galicia y la fijación en lo anecdótico. «Aquí no se le está dando importancia a su obra, sino a la transgresión, pero Maruja Mallo era un genio de la pintura, tiene la importancia que pueda tener una Frida Kahlo en México y aquí no se la conoce», afirmó.

Gómez Conde también echa en falta que en los últimos reconocimientos que se le hicieron a la artista, como la dedicación del Día das Artes Galegas o la exposición abierta actualmente en la Diputación, «a la familia no se la ha avisado», a pesar de que asegura que siempre se muestran abiertos a la colaboración. Es más, critica la falta de rigor con que se aborda en algunos actos la figura de Mallo e incluso afirma que «se están publicando obras que mi padre denunció como falsas por petición de Maruja. Una de ellas está expuesta en la Diputación de Lugo ahora», señala. Según explica, se trata de «un cuadro de máscaras» que su padre Emilio, hermano de Mallo, «denunció porque Maruja le dijo que no eran máscaras que hubiera hecho ella». La denuncia, realizada en 1988, aludía a unos seis cuadros pero el procedimiento judicial no siguió adelante.

Emilio, hermano de Mallo, denunció en 1988 que algunas obras atribuidas a la artista no eran suyas. Una está expuesta en Lugo

Antonio Gómez Conde reitera que la obra de Maruja Mallo «a nivel mundial tanto en París como en Nueva York o en Argentina se valora muchísimo y aquí en Galicia no se le ha dado la importancia que tiene», algo que no deja de sorprender a la familia, que continuamente colabora con estudiosos de su biografía. «Hay gente que ha venido de Estados Unidos o de Argentina para hacer trabajos», afirma.

Para ayudar a ponerla en valor, acaban de crear una página de Facebook, ‘Maruja Mallo - Ana María Gómez González’ y también prevén abrir una página web y «hacer un catálogo en serio para a ver si de una vez se diferencia lo que es de Maruja Mallo y lo que no es».

RECUERDOS. Gómez Conde tiene gratos recuerdos de su tía, a la que conoció con cinco años tras su regreso del exilio en América. «La tratamos desde el 65 al 95, en que murió», cuenta. Comenta que Maruja «llevaba unos horarios de artista» y, que en cuanto a su personalidad, «era muy alegre, muy vital, muy curiosa, muy sistemática, que todo lo anotaba, y súper interesante».

La veían frecuentemente en la vivienda de la calle Velázquez en la que residían los ocho hermanos solteros, entre ellos el también artista Cristino Mallo, cuyo legado también custodian los Gómez Conde. «A veces venía a casa a cenar o a ver la tele, porque en Velázquez no había», rememora. El sobrino explica que con quien más relación tenía la artista era con su hermano Justo y, tras el fallecimiento de este, con Emilio -su padre-, que «se hizo cargo de todos los asuntos de Maruja».

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