Madrugar reduce el riesgo de padecer depresión o esquizofrenia

Las variaciones genéticas pueden determinar que alguien sea madrugador

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La genética determina que algunas personas madruguen y tengan un buen despertar. Además, podría generar un mayor bienestar y reducir el riesgo de padecer esquizofrenia y depresión, según revela un estudio publicado este martes por la revista Nature.

La investigación, liderada por la Universidad de Exeter (Reino Unido) y el Hospital General de Massachusetts (Estados Unidos), arroja luz sobre el funcionamiento de nuestro reloj biológico a partir del análisis genético de extensas bases de datos.

Los expertos llegaron a relacionar la cualidad madrugadora con la salud mental y algunas enfermedades, entre las que no figuran la diabetes o la obesidad, tal y como se creía.

El estudio destaca el papel que desempeña la retina del ojo para ayudar al organismo a controlar el tiempo y también aumentó de 24 a 351 el número de áreas del genoma que influyen en que alguien sea madrugador o no.

Mike Weedon, de Exeter, dice, "nos ha dado las pruebas más claras obtenidas hasta ahora" respecto a que los "trasnochadores tienen un riesgo más alto de padecer enfermedades mentales".

Observaron que las variantes genéticas identificadas pueden modificar en hasta 25 minutos la hora en que una persona se despierta de manera natural, al pasar, por ejemplo, de las 08.00 horas a las 08.25 horas.

Entre las regiones genómicas identificadas se incluyen aquellas que influyen en nuestros relojes corporales, en las que también detectaron la presencia de genes expresados en el cerebro y en el tejido retinal del ojo. El ciclo del reloj biológico, apuntan, es ligeramente más largo que el diario de 24 horas y, por ello, las conexiones del tejido ocular explican cómo el cerebro detecta la luz para 'resetear' ese reloj cada día y sincronizarlo con el ciclo diario.

El funcionamiento de nuestro reloj biológico está influenciado por los genes y nuestro estilo de vida, como la dieta, la exposición a la luz artificial y nuestros trabajos y actividades.

"Unas personas son madrugadoras y otras nocturnas por las diferencias entre la manera en que nuestros cerebros reaccionan a las señales de la luz externa y el funcionamiento normal de nuestros relojes internos", dice Samuel E. Jones, de Exeter. Estas "pequeñas diferencias", concluye, podrían tener "efectos significativos" en la capacidad de nuestros relojes biológicos para "controlar el tiempo eficazmente", lo que "podría alterar los riesgos asociados a enfermedades y trastornos mentales".

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