Día Mundial de la Diabetes

Luis Senra: "La incidencia de diabetes crece de un modo alarmante, es como un tsunami"

Uno de cada diez adultos convive con esta enfermedad, unos 537 millones de personas en todo el mundo. Se trata de una carga inasumible para los distintos sistemas sanitarios, como destaca el responsable de la Unidad de Crónicos del Hospital Ribera-Polusa
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photo_camera El doctor Luis Senra. X. PONTE

La diabetes se ha convertido en uno de los grandes problemas de salud del siglo XXI. Algo que ya se preveía cuando, en 1991, la Organización Mundial de la Salud (OMS) instauró el Día Mundial de la Diabetes, que cada 14 de noviembre coloca el foco de atención sobre una enfermedad cuyas cifras de afectados crecen de modo imparable en todo el mundo. Este año, además, es una efeméride especial, ya que se conmemora el centenario del uso de la insulina, descubierta por Frederick Banting y Charles Best.

¿Cuáles son las causas que provocan la aparición de la diabetes?

Aunque existen más, hay dos tipos principales de pacientes con diabetes, que difieren notablemente en su presentación y en las causas que condicionan la aparición de la enfermedad. La diabetes mellitus (DM) tipo 1 representa menos del 5% del total de pacientes. Esta aparece por lo general en la infancia, en la adolescencia o en los inicios de la vida adulta como resultado de la destrucción progresiva de las células pancreáticas por mecanismos autoinmunes (defensas del organismo que de modo equivocado agreden estructuras propias). Aunque la causa no es clara parece deberse a la suma de predisposición genética –se han identificado más de 60 genes posiblemente implicados– con factores ambientales desencadenantes de la respuesta autoinmune, tales como el consumo en edades muy tempranas de leche de vaca y de cereales que contienen gluten, nitrosaminas o infecciones virales.

Unas causas que no tienen ninguna relación con las que desencadenan la diabetes tipo 2.

No, la diabetes tipo 2, que representa el 95 % de los casos, es una enfermedad típica de la edad adulta, si bien es cierto que comienza a existir un creciente reporte de casos en niños y que está asociado al incremento de la prevalencia de obesidad y la inactividad. El mecanismo causal es diferente, pues en individuos con predisposición genética, en su mayoría obesos o con obesidad abdominal, se va produciendo una resistencia a la acción de la insulina que provoca una deficiencia relativa de esta, lo que sumado a mecanismos diversos como el envejecimiento y la inflamación conducen a una perdida genéticamente programada de células beta, que llevan al agotamiento del páncreas tras un período relativamente largo de sobrecarga en la producción de insulina. 

Cada vez hay más casos de diabetes tipo 2 en niños, asociados a la obesidad y a la inactividad física

¿Qué síntomas pueden hacer sospechar al paciente de que la padece?

Los síntomas de la diabetes pueden ser en extremo diversos e incluyen: aumento de la sed y de las ganas de orinar, incremento del apetito, fatiga, visión borrosa, entumecimiento u hormigueo en las manos o los pies, úlceras que no cicatrizan o pérdida de peso sin razón aparente. En el caso de la DM tipo 1, sus síntomas pueden aparecer rápidamente, en cuestión de semanas. En cambio, los síntomas de la diabetes tipo 2 suelen progresar muy despacio, a lo largo de varios años, y pueden ser tan leves que a veces ni siquiera se notan. Muchas personas con diabetes tipo 2 no tienen síntomas y, de hecho, algunas solo se enteran de que la padecen cuando surgen algunos de los problemas de salud que lleva asociados, como visión borrosa, deterioro de la función renal, afecciones cardiovasculares o neurológicas. No resulta infrecuente que se detecte la enfermedad cuando ya se han establecido complicaciones que hacen sospecharla.

En un primer momento, ¿un estilo de vida saludable podría ser suficiente para controlarla?

Las opciones terapéuticas en diabetes han crecido notablemente en los últimos años, pero un pilar transcendental continúa siendo el asumir estilos de vida saludables  y familiarizarse con los programas de nutrición y de actividad física que favorezcan el control metabólico y retarden o eviten la aparición de complicaciones, siempre apoyados en las recomendaciones profesionales.

Cuando se impone la necesidad de un tratamiento, ¿a qué fármacos se puede recurrir?

Hoy en día existen varios grupos de fármacos con mecanismos de acción diferentes que ayudan al control metabólico e incluso algunos de ellos reportan beneficios adicionales respecto a protección cardiovascular y renal. Esto era algo realmente impensable hace apenas unos años. Muchos son de fácil administración por vía oral y se presentan solos o en combinaciones, permitiendo el control metabólico en no pocos enfermos. El arsenal de insulinas, imprescindibles para tratar la DM tipo 1 y muchas veces también en algún momento de la evolución de la enfermedad tipo 2, es favorable si consideramos vías de administración, tiempos de acción, probabilidad de producir hipoglucemia y facilidad para combinarse con otros fármacos que actuando por mecanismos diferentes contribuyen al control metabólico y ayudan con la disminución del peso corporal cuando es necesario. Los controles periódicos metabólicos, de la tensión arterial, de los niveles de lípidos y de la función renal por el médico son vitales para evitar o retardar la aparición de complicaciones. A esto deberían sumarse revisiones oftalmológicas anuales, además de cuidados odontológicos, dermatológicos y de los pies. Gran parte del éxito del tratamiento depende de en cuanto seamos capaces los profesionales de enseñar a nuestros pacientes sobre una afección que correctamente atendida les permitirá tener una vida prolongada libre de complicaciones.

Si el paciente no es riguroso a la hora de seguir las recomendaciones médicas, ¿qué complicaciones va a sufrir?

Las complicaciones en la diabetes no controlada pueden ser múltiples y en muchos casos, irreversibles, comprometiendo la calidad de vida. Las más frecuentes se derivan del papel que desempeña la diabetes no controlada en la aparición y progresión de afecciones cardiovasculares y la asociación frecuente de esta enfermedad con otras como la hipertensión arterial y la dislipidemia. Así que entre estas complicaciones pueden estar el infarto cardíaco, los accidentes cerebrovasculares, una arteriopatía periférica, enfermedad renal crónica, retinopatía y polineuropatía diabéticas, susceptibilidad aumentada para determinadas infecciones, pie diabético neurovascular o disfunción sexual masculina, entre otras. Hay que recordar que las formas extremas de retinopatía constituyen causa de ceguera; la enfermedad renal, en sus estadios avanzados, de la necesidad de someterse a diálisis o a un trasplante renal, y el compromiso arterial periférico crítico es causa de amputaciones. Pero todo ello es en gran medida evitable con un adecuado control de la enfermedad.

Si el paciente no es riguroso puede sufrir complicaciones que van desde el infarto, la enfermedad renal crónica o o la retinopatía

¿Cómo ha evolucionado la incidencia de diabetes tipo 2 en los últimos años? 

Ha sido una evolución muy acelerada respecto a la presentación de nuevos casos, con estadísticas alarmantes que han llevado a considerar su comportamiento similar al de un tsunami. Más de 500 millones de personas viven hoy con diabetes en el mundo y más de cinco millones de ellos son españoles, lo que representa el 15% de la población de nuestro país. En España se han incrementado estas cifras en un 42% respecto a las registradas en 2019. Se calcula que globalmente hay 240 millones de personas sin diagnosticar y que en el 2021 más de seis millones de personas habrían fallecido en el mundo a consecuencia de la enfermedad, según datos de la Federación Internacional de Diabetes. A pesar de las opciones diagnósticas y terapéuticas disponibles y a que la diabetes tipo 2 se considera una afección en gran medida prevenible, son cifras que constituyen un auténtico reto para los sistemas sanitarios del mundo entero 

España es el segundo país con peores datos de pacientes diabéticos de Europa, solo superado por Turquía. ¿A qué cree que se debe?

Esto es cierto, los datos así lo reflejan y resulta muy preocupante, pero las causas son otra cosa. ¿Quizás nos hemos confiado en las bondades de una dieta que siempre se exhibe con orgullo como saludable?, ¿no hemos sido capaces de motivar lo suficiente acerca de los beneficios de la actividad física para evitar la obesidad?, ¿influyó la pandemia, que aún no ha terminado, en favorecer la inmovilidad y las conductas sedentarias?, ¿se han debilitado los programas para la detección temprana de prediabetes en grupos de riesgo y las actuaciones que requiere este problema?, ¿quizás es el resultado de sumar todos estos factores? Lo único cierto es que el problema existe y requiere una actuación urgente que permita: identificación de personas en riesgo, detección temprana de prediabetes y diabetes, con acceso sanitario asequible e ininterrumpido a todos aquellos que lo necesiten. 

España es el segundo país con peores datos de Europa en relación a esta enfermedad, solo por detras de Turquía

El aumento de la incidencia está clara con en el caso de la diabetes tipo 2. ¿Y en la de tipo 1?

En las últimas tres décadas, la incidencia de DM tipo 1 ha aumentado en un tres por ciento anual, una cifra elevada para ser explicada por factores genéticos y que ha hecho centrar la atención en factores ambientales como posible explicación añadida. La contaminación del aire, obesidad infantil, dieta, duración de la lactancia materna, introducción temprana de la leche de vaca e infecciones han estado en el punto de mira como posibles causas, sin embargo las investigaciones no han resultado concluyentes.

La investigación se ocupa ahora de nuevos tratamientos diferentes a la insulina inyectable.

El descubrimiento de la insulina fue crucial, ya que permitió prolongar la esperanza de vida de pacientes con diabetes en más de 60 años y, cien años después, son muchas las áreas de investigación sobre opciones terapéuticas. La primera microinfusora de insulina salió al mercado en 1963 y el autoanálisis de la glucemia existe solamente desde mediados de la década de los 80. Para llevar las microinfusoras de insulina al siguiente nivel se está evaluando un páncreas artificial, que combina un monitor continuo de glucosa, una microinfusora de insulina y una microinfusora de glucagón (por si el nivel de glucemia disminuye demasiado), todos ellos controlados mediante una aplicación que se puede descargar desde un smartphone. El objetivo es controlar el nivel de glucemia y ajustar la dosis de insulina durante todo el día. Son productos que aportarán muchas funciones para que el paciente pueda pensar menos en su enfermedad.

Se están evaluando nuevos tratamientos, como un páncreas artificial

También están ahí las insulinas inhaladas.

Las insulinas inhaladas continúan batallando por ganar espacio y comienzan a existir resultados esperanzadores con el empleo de células madres. Hemos comentado previamente sobre un creciente número de fármacos ya disponibles o en investigación que no solo brindan control metabólico, sino también protección cardiovascular y renal. Independientemente de todo ello, reiterar que solo la supervisión periódica por un equipo profesional,, como el del Hospital Ribera-Polusa, junto con un paciente educado y comprometido con el cuidado de su enfermedad puede evitar la aparición y/o la progresión de las complicaciones.

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