Con su show El castellano es un idioma loable, lo hable quien lo hable, en el que juega con el idioma para sacarle todo el juego y aclarar algunas dudas existenciales, Luis Piedrahita (A Coruña, 1977) llega el sábado a Burela, después de actuar en Santiago y Vigo y antes de su parada en Avilés.
¿Qué verá el público que se acerque el sábado al auditorio de Burela?
Se trata de un monólogo de humor en el que juego con mis palabras y con las del público. En la boca del escenario habrá una caja de cartón para dejar preguntas, sugerencias, inquietudes o insaberes y al final de mi show, caracterizado por un humor blanco y cotidiano, soltaré el timón y agarraré la caja para improvisar un monólogo de unos quince minutos en base a los papeles depositados en la caja.
¿Es la caja una manera de hacer distinta cada actuación?
Cuando uno repite muchas veces el mismo guion corre el riesgo de acomodarse y eso es muy peligroso. Pasa como en la carretera, cuando bajas la guardia porque ya conoces el trazado es cuando suceden los accidentes y lo de la caja yo lo hago para no bajar la guardia.
¿Y el público participa?
Muchísimo. Nunca he tenido tiempo de responder a todas las preguntas. El público valora mucho esto, porque sabe que es algo único y que no se volverá a repetir jamás.
¿Por qué eligió este monólogo para representar en Burela?
Porque el otro que tengo en cartel, ¿Por qué los mayores construyen los columpios siempre encima de un charco? ya lo había representado en los otros tres lugares en los que actúo este fin de semana.
"Ese miedo que tienes en otros lugares de que no entiendan lo que escribes, en Galicia no lo tengo"
Actúa en lugares muy diversos, ¿cómo cambia la reacción del público en cada uno de ellos?
El público nunca reacciona igual, pero no sabemos de que depende, si de la hora, del lugar en el que actuamos, de si ha comido o no, del tiempo...
¿Y el público gallego?
Es fantástico. Con él tengo la ventaja de jugar en casa. Todo lo que escribo tiene una idea infantil, naif con reminiscencias de mi infancia en A Coruña, por lo que mis ideas son hijas de Galicia. El miedo que tienes en otros lugares de que no entiendan lo que escribes, en Galicia no lo tengo.
¿Cuál es la diferencia de actuar en sitios grandes o pequeños?
Hay mucha diferencia. En un teatro grande es necesario un discurso de masas y uno más pequeño es más íntimo y más interesante, puedes matizarlo todo más sin que ningún espectador se pierda nada.
El discurso también es diferente en radio, televisión, cine o literatura.
Sí. La televisión te permite llegar a más gente, en cambio con la radio llegas más hondo porque es una relación más fiel y más íntima. También cambia en la literatura y el cine, en la primera dependes de tu talento y en el segundo entran en juego muchos más factores y el producto final no depende solo de ti. Todos los discursos son diferentes.
¿Se quedaría con solo una de sus facetas: escritor, humorista, ilusionista o director de cine.
No, me encanta hacerlo todo y no tengo la obligación de elegir solo una sino que se complementan entre ellas. Lo bonito es precisamente no tener que elegir, eso es fantástico. Además recomiendo ser multidisciplinar porque los campos del conocimiento se nutren unos a otros.
¿Y como se define usted?
Como un tío afortunado, que ha podido hacer lo que quería.
Siempre inmerso en nuevos proyectos.
Siempre preparando la próxima actuación de magia para El Hormiguero, acabando mi libro y con el siguiente espectáculo.
Su última creación es Las amígdalas de mis amígdalas son mis amígdalas.
Si. Se estrena el próximo 4 de junio en Utiel y la idea es ir recorriendo pequeñas localidades para que la obra vaya creciendo y mejorando para estrenarla en noviembre en Madrid y el año que viene recorrer España.
