Las siete caras de la Transición

El periodista y escritor Juan Antonio Tirado analiza la historia española entre 1975 y 1978, "el gran logro" del siglo XX, en su opinión
Santiago Carrillo, Jordi Pujol, Felipe González y Manuel Fraga
photo_camera Santiago Carrillo, Jordi Pujol, Felipe González y Manuel Fraga

Desapasionado y emotivo, porque vivió esos años cruciales como un adolescente que el 19 de noviembre de 1975 se acostó franquista y el día 20, muerto el dictador, se levantó "demócrata y rebelde, sin llegar a airado". Así es el análisis que Juan Antonio Tirado hace de la Transición. Un periodo de la reciente historia de España -"el gran logro de nuestra historia en el siglo XX"- que Tirado, periodista y escritor de dos libros anteriores, limita a tres años, desde 1975 a 1978, hasta que el pueblo español aprobó la Constitución en referéndum. "A partir de ahí, comienza la democracia", sostiene en una conversación con Efe.

Juan Antonio Tirado acaba de publicar "Siete caras de la Transición" (Ed. San Pablo), un libro en el que ha intentado no ser apologeta pero sí "refutar" a quienes se han referido a esos años como los del "régimen del 78". "Mi libro -comenta- va un poco a la contra, no está en esa idea de acabar con la Transición". Los periódicos de un tiempo en el que la prensa libre convivió todavía con los voceros de la dictadura han servido a Tirado para escribir una crónica de la Transición a partir de los que él considera sus principales protagonistas, siete caras con nombres y apellidos.

Y ellos son Carlos Arias Navarro, el rey Juan Carlos I, Adolfo Suárez, Manuel Fraga, Torcuato Fernández-Miranda, Santiago Carrillo y Carmen Díaz de Rivera.

Siete protagonistas, a su juicio, de esa película "magnífica" que fue la Transición de la dictadura a la democracia, cuyo guión se escribió "sobre la marcha, a contracorriente". "Bueno, la idea vale que fuera del Rey y Torcuato Fernández-Miranda, pero el guión, tan difícil, se escribió sobre la marcha. Me recuerda lo que ocurrió con la película 'Casablanca', en la que los guiones iban cambiando día a día. Los actores no sabían qué iban a rodar al día siguiente, y casi ni sabían de qué iba la historia. Pues un poco ocurrió eso con la Transición. Me gusta decir que Bogart fue Adolfo Suárez".

Y el resultado en taquilla de una película tan difícil de rodar "fue magnífico". "Es el hecho más significativo de la historia de España del siglo XX. El más duradero, el más fructífero, el que ha permitido que España sea un país como Suecia, Francia o Italia, como Gran Bretaña... Un país democrático con todas las de la ley, con sus problemas y peculiaridades". Junto a esos siete protagonistas -"claro que hubo otros, pero los que están son todos incuestionables", defiende- hubo "enormes secundarios", y cita al cardenal Tarancón y al teniente general Gutiérrez Mellado.

Tirado explica el porqué de no incluir en la lista a un octavo protagonista: Felipe González. "Entre 1975 y 1978, siendo ya un personaje relevante, no lo es suficientemente, a mi entender. Empieza a ser fundamental después de aprobada la Constitución, en el 79, cuando presenta la moción de censura contra Suárez, y desde luego a partir de ganar las elecciones generales en 1982". Años en los que, entiende, ya no puede hablarse de Transición.

Las siete caras de la Transición arrastran, con el paso del tiempo, una "aureola de fracaso". "Arrastran un gran peso, el del pasado. Son todos ellos -continúa su argumentación- tipos en el fondo fracasados, grandes fracasados políticos a la postre. Menos el rey, que durante mucho tiempo se mantuvo como el gran triunfador". "Todos los demás no. Fernández-Miranda se quedó en el camino, tirado; Fraga no pasó de ser el gran aspirante, la gran esperanza de la derecha para ocupar la presidencia del Gobierno. Unos tuvieron un final dramático, como Carmen Díaz de Rivera, y otros fallido desde el punto de vista político".

En el haber y el debe de la Transición, hay, destaca, "más aciertos que errores. Claro, ahora nos puede parecer..., pero pasar en tan poco tiempo de una dictadura a una democracia homologable a la de otros países de nuestro entorno no era nada fácil. Porque las expectativas eran muy sombrías".

Entre los errores "bienintencionados" estaría -"los errores se ven con el paso del tiempo", advierte- lo que entonces se llamó el "café para todos" en cuestiones autonómicas. "Lo hemos visto después. Y estamos donde estamos. Aquellos barros nos han traído estos lodos. Eso fue, sin duda, un fallo de la Transición, y no el único". Y cita el hecho de que durante muchos años la figura del rey Juan Carlos fuera "prácticamente intocable". Con el tiempo "se ha demostrado que fue negativo para él".

Sobre quienes reclaman o han reclamado una segunda Transición, Juan Antonio Tirado comenta que se trata solo de "un juego de palabras vacío de significado". "La Transición es el camino desde una dictadura a una democracia. ¿Qué haríamos entonces, pasar de una democracia a una nueva democracia? Yo no creo mucho en ellas. Lo que sí creo es en los cambios, en las mejoras... Lo que tenemos que hacer es una nueva política, la que requieren los tiempos. Y eso se va haciendo".

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