¿Has tenido un 'crush'?

Los millennials han puesto de moda esta palabra, que no es otra cosa que una versión del flechazo de toda la vida
Un hombre ilusionado. EP
photo_camera Un hombre ilusionado. EP

¿Este San Valentín sientes que alguien ha ocupado tu corazón y pensamientos? En las redes sociales, "tener un crush" hace referencia a sentir un flechazo, a enamorarse perdidamente de alguien a primera vista. Es una sensación de arrebato pasional hacia una persona que no conoces apenas, hacia la que sientes mucha atracción sexual y con la que puedes creer que has encontrado al amor de tu vida.

  1. ¿Cómo saber si tienes un crush?
  2. El cerebro
  3. Diferencias de género
  4. Efecto Halo

¿Cómo saber si tienes un crush?

Se podría encontrar una similitud con el enganche que provocan un videojuego, el uso del móvil, la necesidad de revisar las redes sociales o de buscar constantemente información de forma digital, porque en todas se busca el "efecto inmediato de reafirmación" y el entretenimiento, sin analizar mucho más allá. A continuación te muestro los síntomas que presentarás si tienes un crush:

  • Si te contesta releerás mil veces sus mensajes o audios. 
  • Si no te ha contestado a un mensaje te pones muy nervioso.
  • Revisas sus redes sociales todo el tiempo para ver si te ha escrito algo.
  • Hablas a todo el mundo de esa persona, la idealizas.
  • Buscas información por todas partes de tu crush.
  • Piensas en las cosas que podríais hacer juntos.
  • Te arreglas más de lo normal si tienes una cita con él o ella.
  • Sientes celos si habla con otras personas. También puede suceder que jamás tengas una relación con tu crush y que sea alguien inalcanzable o platónico.

El cerebro

El flechazo es el tiempo que tarda nuestro cerebro en liberar las moléculas neurotransmisoras que generan las distintas respuestas emocionales, por eso nos enamoramos en un segundo. Las reacciones de amor tan intenso que se provocan son las mismas que con el consumo de cualquier sustancia adictiva, como la cocaína o la heroína. En este proceso se ven implicadas doce áreas del cerebro que al ponerse en marcha segregan un gran número de sustancias bioquímicas: dopamina, oxitocina y adrenalina, entre otras.

Las técnicas de neuroimagen han permitido comprobar que el funcionamiento de la mente no solo se limita a los procesos cognitivos, sino que implica a toda nuestra estructura neuroquímica cerebral en los temas amorosos.

Diferencias de género

El cerebro de los hombres y el de las mujeres experimenta el amor de manera muy distinta: ellos, cuando se enamoran, parecen tener una mayor actividad en la región cerebral asociada a los estímulos visuales, mientras que en ellas se activan más las áreas asociadas a la memoria. Una gran diferencia que explicaría la forma en la que el organismo de ambos se comporta cuando se enamoran.

Elaboramos un perfil inconsciente de lo que vamos a buscar en base a la experiencia vivida con nuestros padres, con nuestros amigos de la infancia y nuestro entorno familiar, social y cultural y, cuando estamos ante la persona que encaja en ese perfil, los circuitos cerebrales pueden ponerse en funcionamiento y desencadenar las reacciones químicas como si fuera por arte de magia.

En el amor pasional se pone en marcha el sistema de recompensas, ubicado entre las doce áreas del cerebro; en cambio, el amor incondicional como el que se produce entre una madre y un hijo se da en la mitad del cerebro.

Efecto Halo

Este atribuye características positivas a la gente que nos resulta atractiva: se trata de nuestra tendencia a definir el conjunto de la imagen de una persona basándonos en uno de sus rasgos. Si por ejemplo fulanito es atractivo, también tiene que ser una persona responsable y amable. Es incoherente, pero así funciona.

Es como un sesgo de confirmación, ya que juzgamos a las personas de una manera que confirme nuestra primera impresión o aquello que ya opinemos sobre ellas. Lo empleamos para rellenar los huecos que existen en nuestro entendimiento sobre una persona a la que aún no conocemos y podría ser este hecho el causante de que fracasemos por crearnos tantas falsas expectativas. Además, también nos podemos equivocar, ya que si no nos cae bien, nos conducirá a preconcepciones negativas.

Fue Edward Thorndike quien presentó por primera vez esta teoría en 1920. Los seres humanos tendemos a asociar lo bonito con lo bueno, y así asociamos con personas bellas los atributos más positivos, mientras que las personas poco atractivas las vinculamos a unas características más negativas. Al tener una primera impresión positiva, la evaluación global posterior será también buena, pero si esta es negativa, la consiguiente evaluación también lo será.

Las personas tienden a relacionarse con otras a las que encuentran en su mismo nivel de atractivo. Este efecto afecta también a niños e incluso a los bebés, pues hay investigaciones que concluyen que los bebés prefieren relacionarse con personas atractivas.

Las pautas para saber lo que tiene que ser hermoso o atractivo varían con el tiempo, ya que en cada época y en cada cultura son diferentes aspectos los que son valorados como atractivos o no según las modas.

Este efecto podría explicar por qué tenemos prejuicios y por qué juzgamos a las personas sin conocerlas. Sería importante tener todo esto en cuenta para intentar no llevarnos decepciones por un exceso de expectativas cuando no conocemos a una persona o para no ser demasiado duros a la hora de sacar conclusiones negativas precipitadas sobre alguien nuevo.

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