¿Ha vuelto la heroína?

Los puntos de venta han salido de los núcleos chabolistas y se hacen más visibles al ubicarse en barrios de grandes ciudades 
Una persona consume heroína.AEP
photo_camera Una persona consume heroína.AEP

En algunos barrios de las grandes ciudades se tiene la percepción de que la heroína está de vuelta, pero los datos oficiales siguen reflejando que su consumo es residual. Si ahora es más visible, es porque los puntos de venta se han desplazado desde los poblados chabolistas al centro urbano.

Así ha ocurrido por ejemplo en Madrid, donde el desmantelamiento de la Cañada Real ha redundado en una proliferación de narcopisos en distritos más céntricos de la capital, como advirtió recientemente la Fiscalía provincial, que observó un aumento "alarmante" del consumo en Vallecas o Lavapiés y su extensión a otras zonas como La Latina, Embajadores o Malasaña

Pero se trata de un incremento zonal, porque a nivel general la gráfica del consumo en Madrid dibuja una curva ligeramente descendente.

Los datos facilitados a Efe por el Instituto de Adicciones de Madrid Salud así lo atestiguan, ya que si en 2015 el 10,5 por ciento de los pacientes nuevos de la red asistidos en los Centros de Atención a las Adicciones (CAD) eran consumidores de heroína, tres años más tarde el porcentaje se redujo al 5,9 por ciento.

No obstante, en los dos últimos años el Instituto ha puesto en marcha servicios de atención en proximidad en las zonas en los que se ha detectado una mayor presencia o visibilidad de toxicómanos, en su mayoría consumidores crónicos de drogas, ya atendidos antes en la red y que acuden a estos barrios para comprar la heroína.

MÁS DROGAS INCAUTADAS, MENOS LA HEROÍNA

En su última Memoria, la Fiscalía General del Estado señala que en 2017 se abrieron un total de 16.436 procedimientos por tráfico de drogas, un 2,12 % menos que el año anterior; no obstante, precisa que "el descenso en el volumen general de las cifras relacionadas con los delitos contra la salud pública puede resultar un mero espejismo".

Porque a pesar de este descenso, el año pasado, según el Anuario Estadístico del Ministerio del Interior, ha aumentado la cantidad incautada de las principales drogas. Excepto la heroína.

El 72 % de las sustancias decomisadas fue hachís, del que se aprehendieron 436.963 kilos, un 30 % más que en 2017; la confiscación de cocaína se disparó un 18 % al pasar de 40.960 kilos a 48.453 kilos; y el de marihuana aumentó un 7,83 % hasta los 37.220 kilos.

Pero la heroína volvió a niveles similares al de años anteriores tras un repunte en 2017 debido a la incautación ese año de 264 kilos en el Puerto de Barcelona, recuerda Interior.

En 2018 se decomisaron 251 kilos (dos menos que en 2016), sobre todo en Cataluña y Galicia. Por provincias, Barcelona, Pontevedra y Madrid representaron el 60 % del total. 

DEL PICO AL CHINO

En el momento más álgido de su consumo, las décadas de los 80 y los 90, este opiáceo derivado de la morfina se administraba por vía intravenosa. Era lo que se conocía como pico.

Muchos jóvenes murieron en esos años después de "meterse un pico". Incluso en las calles. Quizá por eso, del "pico" se pasó al chino, una forma de consumo que se mantiene en la actualidad y que consiste en fumar o aspirar el vapor resultante del calentamiento de la sustancia, explica a Efe Celia Prat, jefa del Equipo de Formación y Eventos de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD). 

También se puede administrar por vía intranasal, esnifándola, o sublingual. La edad de inicio se sitúa en los 22,2 años, solo superada por la de hipnosedantes.

Desde la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas destacan a Efe que la prevalencia de la heroína ha estado en , tanto en población general de 15 a 64 años (Edades) como en estudiantes de 14 a 18 años (Estudes). 

MENOS PREVALENCIA, MENOS URGENCIAS Y MENOS MUERTES

Las últimas ediciones de estas encuestas, correspondientes al año 2017 en el caso de la población general y 2018 en los jóvenes, reflejan que la prevalencia del consumo de heroína en el último año es del 0,1 % y del 0,6 %, respectivamente.

El también llamado jaco es, tras el cannabis y la cocaína, la tercera droga que más aparece en las urgencias sanitarias por el consumo de estupefacientes, si bien se sitúa muy lejos de las otras dos y, además, cae en picado, ya que en la actualidad está detrás del 9 % de los casos, cuando en 1996 estaba en el 56 %. 

Igualmente ha descendido el número de fallecidos notificados en los que se detectan opioides, que es de 330 al año. Cuando comenzaron a realizarse esas encuestas, en 1983, la heroína estaba implicada en el 98 % de las muertes por drogas. Hoy lo está en el 58 %. 

A principios de los 90 los consumidores más "enganchados" al "caballo" o "problemáticos" eran unos 150.000, una cifra que ha ido descendiendo paulatinamente hasta los alrededor de 71.000 de 2016, "lo que evidencia la notable trasformación de la realidad asociada a esta sustancia", resaltan desde el Plan Nacional de Drogas.

MÁS TRATAMIENTOS POR COCAÍNA

"La demanda principal el siglo pasado era la heroína, pero en este momento se ha quedado muy residual", redunda a Efe Elena Presencio, directora general de la Asociación Proyecto Hombre, que trata anualmente a unas 18.000 personas con problemas de adicciones, normalmente politoxicómanos. 

Por detrás del alcohol, que encabeza las demandas de atención de este proyecto, con el 37,3% de los casos, se sitúa la cocaína, que ha pasado de representar el 30,5 % en 2014 al 34,9 % actual. Las atenciones por heroína como sustancia principal de consumo siguen en descenso y apenas supusieron el 3 % el año pasado.

En Proyecto Hombre preocupan, especialmente, el alcohol y el cannabis –una droga que se coloca en tercer lugar con el 9 % de la demanda– por "la banalización enorme que existe de sus efectos, sobre todo entre los jóvenes". Y les preocupa también el auge de la cocaína, que es donde la entidad cree que hay que poner el foco.

Con los datos en la mano, la FAD lo tiene claro: "No hay una gran probabilidad de que aquí llegue la crisis desatada en Estados Unidos por consumo de opioides". "No es un escenario posible", concluye.

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